Pese a que hoy cayó más de 2%, el principal índice de la Bolsa Mexicana de Valores acumula una ganancia superior a 30% en el año. Al mismo tiempo, la economía mexicana sigue moribunda: en el tercer trimestre del año registró un alza de 0.4% con relación al mismo periodo del año pasado. Según las malas lenguas, a este paso no se cumplirá la meta de 7% que fijó Fox.....sumando todo el crecimiento en el sexenio. Lo peor es que con la aparente muerte de la reforma fiscal, el futuro tampoco pinta mucho mejor.
Cabe notar que las utilidades de las empresas mexicanas muestran una tendencia similar al PIB: apenas crecen. Ante esta evidencia, algunos se preguntan si el mercado está presentando una especie de burbuja irracional.
La respuesta es negativa. De hecho, es fácil explicar porqué ha subido tanto la bolsa. Hay que recordar que el precio de las acciones refleja dos factores fundamentales: las utilidades que generarán las empresas en el futuro y el valor de las mismas en el presente, el cual se determina desconando las utilidades estimadas con una tasa que refleja su riesgo relativo. Esa tasa depende, a su vez, de la tasa de interés libre de riesgo (en bonos del gobierno) y del riesgo adicional causado por la incertidumbre y variabilidad inherentes en el precio de las acciones.
En cuanto a la tasa libre de riesgo, la medida más adecuada es la tasa real (después de inflación) que ofrecen los Udibonos. Hace un par de años estaba en 7 % y un año atras se ubicó en 6%. Actualmente, está en 3.9%. Una regla de dedo que más o menos se observa en la práctica es que la tasa de descuento para las acciones es dos veces superior a esta tasa, por lo cual pasó de 12% anual real a 7.8% anual real. Esta caída por sí misma explica el alza en el precio de las acciones, ya que las expectativas de crecimiento de las utilidades a largo plazo no han cambiado (incluso se podría argumentar que han bajado).
¿Qué explica la caída en la tasa real de largo plazo? Hay varios factores. Uno es que se percibe que hay una ferrea disciplina fiscal, la cual se espera que trascienda los cambios de gobierno. Al mismo tiempo, el perfil de la deuda pública ha mejorado notablemente (tiene un plazo mayor y la deuda externa, siempre la más peligrosa, sigue bajando). Por último, ante las bajas tasas de rendimiento que ofrecen los bonos de los países industrializados, ha fluido capital a los países emergentes, reduciendo sus tasas de interés.
Todo esto es positivo. Sin embargo, es claro que sin una reforma fiscal la situación de las finanzas públicas en México tenderá a deteriorarse, elevando las tasas de interés. Al mismo tiempo, una vez que las tasas suban en EUA y Europa, bien podría fluir menos capital a los mercados emergentes. Por lo mismo, al menos que empiece a mejorar la perspectiva de crecimiento del país, es cada vez más probable que el mercado no pueda sostener su valuación actual.
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