martes, junio 29, 2004

Bolsas y bombas

Medio Oriente es sinónimo de inestabilidad, violencia y toda clase de conflictos. No es precisamente un ambiente propicio para el crecimiento económico o el buen desempeño de los mercados de valores. Pero contrario a lo que uno se imaginaría, esta región presenta buenas tasas de crecimiento y retornos muy altos a las inversiones bursátiles, como detallo hoy en El Financiero.

Este extraño resultado obedece, por supuesto, a la curiosa interacción entre la política y la economía en esta región debido, como todos sabemos, al petróleo. La ecuación es sencilla: la inestabilidad empuja al alza al precio del petróleo, lo cual a su vez impulsa las economías.

Es una historia familiar, pero hay algunos puntos interesantes. Si bien los países exportadores de petróleo presentan buenos números, los países sin reservas importantes (Egipto, Jordania, Líbano) también están creciendo a buen ritmo. Esto es resultado tanto de las reformas económicas de los últimos años como del desvío del gasto y la inversión de los países del Golfo de EUA y Europa a sus vecinos.

No obstante, queda claro que el crecimiento observado y esperado es apenas suficiente para seguirle el paso a la expansión demográfica y no hay muchas señales que Medio Oriente esté intentando diversificar su base económica.

miércoles, junio 23, 2004

El paraíso de los abogados

"The cradle of the best and the worst". Es la memorable y acertada descripción de Estados Unidos que Leonard Cohen inmortalizó en una de sus canciones. Nada ilustra esto mejor que el sistema legal estadounidense.

A su favor se pueden decir muchas cosas: la interpretación de las leyes es flexible y adaptiva, involucra de muchas formas a la ciudadanía, asegura un nivel mínimo de equidad ante la ley y es relativamente accesible para el ciudadano promedio, entre otras.

Pero sus principales fortalezas son, al mismo timepo, sus mayores puntos débiles. La saga del asbestos, descrita en este resumen de un trabajo que publicó recientemente el NBER, muestra esto último en términos dramáticos.

Léanlo. Para abrir su apetito, ofrezco la siguiente cita:

"Representing asbestos victims has proved extremely profitable for lawyers. It is estimated that legal expenses consumed about 66 percent of asbestos compensation paid during the 1980s and about 60 percent during the 1990s. Based on these figures, of the $54 billion already spent on asbestos litigation, about $34 billion went to lawyers. If litigation costs eventually reach $200 billion, lawyers could collect an additional $88 billion."

La extraña vida de los presidentes

Slate publicó hoy una versión ultra condensada de la autobiografía de Bill Clinton. En la sección sobre el affaire Lewinsky, llama la atención esta cita:

Page 803: The post-Monica blues: "When there were no cameras around, my wife and daughter were barely speaking to me. I spent the first couple of days alternating between begging for forgiveness and planning the strikes on al Qaeda. At night Hillary would go up to bed and I would sleep on the couch."

martes, junio 22, 2004

Kafka vive....en Guantánamo

Cortesía del Financial Times, un artículo que ofrece el 100% de la dosis diaria recomendada de ironía:

China torture fears hamper jail releases
By Guy Dinmore in Washington and James Kynge in Beijing
Published: June 22 2004 19:18 | Last Updated: June 22 2004 19:18

"The US has ruled out the possible return of 22 Chinese prisoners held at its Guantánamo Bay detention centre to China because it fears they could be tortured or executed, according to a senior US official.

The prisoners, captured in Afghanistan, are Muslim Uighurs from China's north-west Xinjiang region, where separatists have fought a low-level insurgency against Beijing for decades......"

Temor y temblor en los mercados emergentes

Pareciera que los inversionistas que participan en los mercados emergentes han estado leyendo a Kierkegaard últimamente. La angustia existencial es palpable y se manifiesta en caídas cercanas al 20% en dólares en el valor de las acciones durante los últimos dos meses. Sólo que la fuente de los conflictos existenciales no es dios, sino Alan Greenspan.

Cierto, los episodios de alzas en las tasas estadounidenses han estado asociados con crisis en algún país o bloque de países emergentes.

Pero tal como argumento en mi más reciente artículo publicado en El Financiero, el temor es un tanto exagerado. En los últimos años, la deuda externa de los emergentes ha crecido poco en términos absolutos y ha bajado tanto como porcentaje del PIB como de las exportaciones. Asimismo, las reservas externas están en niveles sin precedentes, los flujos financieros que reciben son en su mayoría de largo plazo y muchos países aprovecharon la coyuntura de bajas tasas para refinanciar sus pasivos.

Cierto, hay peligros: el refinanciamiento no llegó a los niveles deseables y hay países con un balance financiero frágil, como Brasil y Turquía, que a su vez tienen un peso muy alto en el universo de emergentes. No obstante, cabe notar que ambos presentan avances.

En resumen: la caída reciente puede representar una interesante oportunidad de compra, aunque hay que ser selectivos y prestar mucha atención a los fundamentales.

Tan lejos de dios, tan cerca de Estados Unidos

Si bien la cercanía con Estados Unidos definitivamente no ayuda a la autoestima de los mexicanos, en este momento es un factor muy positivo para la economía. Esto lo ilustra el artículo publicado hoy por Gray Newman de Morgan Stanley.

Su argumento: si bien todos esperaban que EUA iba a tener un buen año, con crecimiento en exceso de 4%, se pronosticaba una desaceleración a fines de año, como resultado del fin de los estímulos fiscales y el alza en tasas. Ahora parece que el crecimiento se mantendrá y eso apoyará al crecimiento en México, que en los últimos trimestres ha sido liderado por las exportaciones. Morgan Stanley ahora espera que la economía mexicana crecerá 4% este año.

El análisis de Newman concuerda con muchos puntos que he manejado en este espacio durante los últimos meses:

1) Ante la fortaleza de la economía estadounidense, era absurdo que muchos analistas esperaban un crecimiento en México inferior al 3%.

2) La histeria sobre China. Sí, México está perdiendo un poco de participación de mercado en EUA, pero la verdad es que con pocas excepciones, China y México exportan productos diferentes. Tal como señalé en otras ocasiones, los productos chinos están sustituyendo a otros productos asiáticos.

3) El desempeño exportador de México es particularmente fuerte considerando que las exportaciones automotrices (cerca de 30% del total)han caído de manera importante por toda una serie de factores que poco tienen que ver con la competitividad del país. Es probable que este sector empiece a recuperarse y eso ayudará más a la economía.

Claro, no hay que perder de vista que este repunte es cíclico y que a largo plazo México enfrenta serios problemas. A Newman le preocupa que los buenos resultados coyunturales permitirá que los políticos mexicanos de nueva cuenta evadan tomar las duras decisiones requeridas.

Mi opinión, como he reiterado recientemente, es que las fallas estructurales del sistema político mexicano impedirán los acuerdos políticos requeridos, sean cuales sean las circunstancias económicas. Al menos que se presente una seria reforma política, tarde o temprano (y lo más probable es que estemos hablando de varios años) se presentará una crisis económica por lo menos tan grave como la de 1995.

sábado, junio 19, 2004

El cáncer de la informalidad

The Economist publicó esta semana un artículo sobre la economía informal cuya lectura debe ser obligatoria en países como México.

Aunque no es un tema nuevo, sabemos que es muy importante: según este estudio del Banco Mundial (en PDF), la informalidad abarca aproximadamente el 30% de la actividad económica en México y 41% en América Latina.

Sin embargo, rara vez es considerado un problema prioritario. Cierto, quienes pagamos impuestos nos quejamos que no es justo que la mayoría los evada y lamentamos que informalidad violenta el estado de derecho. Pero al mismo tiempo, existe una amplia tolerancia: al vendedor callejero lo vemos como una persona que simplemente busca ganarse la vida como puede cuando no hay plazas en el sector formal. Consecuentemente, el problema es en buena medida ignorado por la clase política y los medios.

Esto es un error. La informalidad es un cáncer que limita el crecimiento económico, fomenta la desigualdad social y propicia la corrupción, entre otros males.

Este estudio de la consultora McKinsey (requiere registro gratuito) ilustra el daño que causa a las economías.

Las causas de la informalidad son conocidas de todos: altos impuestos, regulación excesiva e ineficiencia burocrática. Evadir estas cargas es rentable, pero hay serias consecuencias, ya que las empresas informales enfrentan límites a su crecimiento y capacidad de invertir, lo cual reduce su productividad. En algunos casos son límites autoimpuestos: entre más grande es una empresa, es más fácil que el gobierno detecte sus prácticas ilegales. En otros, son resultado propio de su condición: al estar fuera de la ley, el sector financiero formal no les puede extender crédito y la misma inseguridad

El estudio ofrece un ejemplo impactante sobre una cadena comercial brasileña que adquirió a un competidor informal. Tras la compra, la productividad laboral de este último aumentó 32%, pero su margen neto de utilidad bajó de 5% a 0.1% por la carga tributaria y el cumplimiento de las obligaciones laborales.

Todo esto concuerda con lo que me ha tocado observar personalmente, pero añadiría un par de puntos. Por su misma situación, los dueños de empresas informales (y hay que notar que la informalidad tiene muchos grados) enfrentan mucha inseguridad. Eso los lleva a exprimir su negocio al máximo para beneficio personal, lo cual limita mucho su capacidad de invertir. Asimismo, suelen ser empresas no muy bien administradas, ya que les cuesta trabajo atraer talento de primera.

Esto crea un círculo vicioso, ya que para solventar su gasto, los gobiernos establecen altas tasas de impuestos para exprimir a las pocas empresas (las grandes y multinacionales) y personas que no pueden evadirlos, lo cual incentiva la informalidad en otros sectores. Al tener costos menores, las empresas informales de baja productividad limitan el crecimiento de las empresas formales, limitando todavía más la base gravable.

Tal como nota McKinsey, la informalidad crea otros problemas. Por ejemplo, los trabajadores informales no tienen acceso a las redes de seguridad social (servicios médicos, pensiones, etc.) ni, en muchos casos, al sistema financiero. Esto profundiza la desigualdad de ingresos y oportunidades.

¿Cómo solucionar este problema? En principio, la receta es sencilla: si se logra ampliar la base tributaria (más empresas e individuos pagan impuestos), se pueden reducir las tasas de impuestos, lo cual a su vez ampliará la base, etc. Todo un círculo virtuoso.

¿Pero por dónde empezar? En principio, aumentar la recaudación en los países en desarrollo es cuestión de mejorar la capacidad de recaudación vía auditorías e investigaciones. McKinsey nota que en el Reino Unido hay 1.6 inspectores fiscales por cada mil habitantes; en Brasil, hay uno por cada 250,000 de habitantes.

Pero la cuestión no es tan sencilla: cobrar impuestos nunca le ayudó a un político ganar elecciones, por lo cual odian apretar las tuercas a los evasores. Al mismo tiempo, los evasores citan la corrupción e ineficiencia gubernamental como motivos para no pagar. De esa forma, un aumento en la capacidad recaudatoria debe ir acompañada por una reducción en la carga regulatoria (en América Latina abrir una empresa es cuestión de meses y mucho dinero), el combate frontal a la corrupción y medidas para mejorar los servicios públicos. En una segunda etapa, también se deben reducir las tasas impositivas.

En otras palabras, no son ciencias ocultas. Irlanda pasó de ser uno de los países más pobres de Europa a uno de los más ricos en menos de 20 años haciendo precisamente esto. ¿Entonces por qué América Latina, con la honorable excepción de Chile, no hace nada? La respuesta está en la política: para los partidos políticos, la informalidad es muy conveniente ya que es un instrumento de control: a los aliados, se les premia ignorando sus evasiones, mientras que los enemigos pueden ser castigados con un mayor escrutinio.

viernes, junio 18, 2004

Tendencias en la publicidad

Algo que nunca ha dejado de sorprenderme es lo poco que conocemos sobre la publicidad. Su importancia no queda en duda: es el canal que nos conecta a nosotros, los consumidores, con el nebuloso mundo corporativo. Sabemos que para las empresas es algo necesario, pero al mismo tiempo resentimos su mera existencia (interrumpe nuestros programas, contamina nuestras ciudades y caminos, llena nuestros buzones de correo, etc.) y tememos el poder que ejerce sobre nuestro subconsciente (ver, por ejemplo, este sitio).

Para las empresas no es muy diferente. Su actitud se puede resumir en una frase célebre atribuida a P.T. Barnum, aquel de fama cirquera: "Sé que la mitad de mi presupuesto de publicidad es desperdiciado; el problema es que no sé cuál de las dos mitades". De todas las funciones corporativas, es aquella cuyo desempeño más se resiste a ser cuantificado y analizado.

Menciono todo esto porque ayer estuve revisando las cifras y los informes que proporciona la agencia McCann Erickson sobre el gasto publicitario en Estados Unidos y el resto del mundo (se pueden encontrar aquí).

Lo primero que me llamó mucho la atención es su distribución: en 2003, Estados Unidos concentró el 53% del gasto mundial de publicidad (que en 2003 se ubicó en 471 mil millones de US$), una proporción que ha venido creciendo en los últimos 15 años (en 1995 esa proporción era de 45%).

¿Por qué se gasta mucho más en EUA comparado con cualquier otro país, incluyendo otras naciones ricas? Supongo que tiene que ver con el hecho que EUA siempre ha tenido una vocación muy favorable a los intereses del consumidor: mercados abiertos, alto grado de competencia, etc. Asimismo, mal que bien, es el país que inventó la publicidad moderna. Pero seguramente otros factores, como la gran dispersión de su población en un territorio enorme (casi el 40% del gasto es local y el resto nacional) y la poca injerencia de su gobierno en los medios, también juegan un papel importante.

No obstante, me parece que la magnitud de la diferencia es demasiado alta para ser explicada del todo por estos factores.

¿Por qué ha crecido más que en otros países? Sin duda, debido a que la economía de EUA ha crecido más que las de otros países ricos (si bien el gasto en publicidad en países emergentes tiende a crecer más rápido, como el caso de China en donde está subiendo 40% anual, la base es muy reducida). Cabe notar que el gasto en publicidad en EUA como % del PIB se ha mantenido relativamente constante, fluctuando entre 2% y 2.5% del PIB en las últimas décadas.

Dentro de EUA, también hay tendencias en el ámbito de los canales mediáticos de la publicidad:

1. La caída de los medios impresos: En 1970, los diarios y las revistas recibían el 35% del gasto publicitario total. El año pasado, esa proporción se ubicó en 23%. La causa es clara: en términos relativos, el número de lectores ha bajado constantemente.

2. Internet sigue siendo un rubro menor: La publicidad en línea apenas representa el 2.3% del total. La burbuja de los 90 impulsó mucho a este canal y la recesión le pegó mucho: todavía no se llega al nivel de gasto observado en el 2000.

3. La televisión crece: En 1970, captaba el 18% del gasto en publicidad, una proporción que actualmente alcanza 23%. No obstante, hay cambios importantes: la televisión abierta, que todavía hace 25 años concentraba toda la publicidad, es cada vez menos importante; prácticamente todo el crecimiento en la publicidad televisiva ha sido captada por la televisión cerrada (cable y satélite). No obstante, es un medio amenazado, ya que los avances tecnológicos permiten que las personas se salten comerciales y el alza en el número de alternativas fragmenta el público, haciendo este medio menos atractivo para las campañas nacionales.

4. Radio, una historia de éxito: Algo que me sorprendió es que la radio, uno de los medios más antiguos, capta una proporción creciente del gasto: 6.7% en 1970, 7.8% en 2003. Esto seguramente refleja el hecho de que los estadounidenses pasan cada vez más tiempo en su auto.

5. Otros medios: Lo que no hay que perder de vista es que la participación conjunta de los grandes medios (radio, TV e impresos) está cayendo constantemente: de 62% en 1980 a 53% en el presente. ¿A dónde se está dirigiendo el gasto? Obviamente, Internet no es la respuesta. Aunque los datos de McCann no se desglosan mucho, hay rubros, como el correo directo, que han crecido espectacularmente: de 14% del total en 1980 a 20% actualmente. Seguramente se puede decir lo mismo de la publicidad externa, campañas promocionales, patrocinios deportivos, etc.

¿El motivo? No estoy muy seguro, pero hay algunas explicaciones posibles. La primera es que los consumidores responden, por fatiga y cinismo, cada vez menos a las campañas masivas, cuyo costo es elevado. Otra es que los medios alternativos permiten dirigir con más precisión mensajes a grupos poblacionales específicos, lo cual eleva la efectividad.

No es sencillo resumir toda esta información, pero me quedo con lo siguiente:
1) La publicidad es buena: Por más que uno la critique, estoy seguro que un mayor gasto publicitario está relacionado con condiciones de mercado que favorecen a los consumidores. En ese sentido, un nivel bajo de gasto publicitario está asociado a una economía con altos niveles de informalidad, industrias coludidas y/o monopólicas, excesiva injerencia gubernamental, etc. (Esto describe bastante bien a México, por cierto).

2) No somos sujetos pasivos: Contrario a lo que afirman los críticos, los consumidores ejercen un creciente grado de control sobre la publicidad que reciben, gracias a la tecnología. ¿No quieres comerciales? La televisión por cable, la radio digital por satélite y las herramientas para bloquear anuncios en Internet permiten reducir nuestra exposición a la publicidad dramáticamente. Pero eso sí, hay que estar concientes que entre menos publicidad recibamos, tendremos que pagar por el contenido que ofrecen los medios.

3) El imperativo de la creatividad: La mayoría de la publicidad es aburrida, demasiado reiterativa y poco informativa (por no decir engañosa). En ese sentido, creo que se requiere una revolución en la forma de diseñarla y transmitirla; en otras palabras, más calidad y creatividad, menos saturación.

miércoles, junio 16, 2004

Ejecutivos vs. accionistas

El tema de cómo remunerar a los ejecutivos de las grandes firmas es uno de los temas más candentes de la actualidad a raíz del colapso de la burbuja bursátil de los 90 y los grandes escándalos corporativos.

La meta es clara: la estructura de la remuneración debe incentivar a los ejecutivos para que maximicen el valor de las acciones de la empresa, que es lo que le interesa a sus accionistas.

Suena sencillo, pero en la práctica ha sido un problema que desafía soluciones fáciles. No hay falta de candidatos: salarios ligados al cumplimiento de metas, opciones para la compra de acciones, esquemas de repartición de utilidades, etc. La experiencia de la década pasada mostró que ninguno asegura un buen desempeño.

La razón subyacente es clara: sigue vigente el viejo conflicto de acción colectiva, en donde los accionistas dispersos enfrentan problemas para mantener a raya a los ejecutivos, que tienen el incentivo y en muchos casos los medios para exprimir lo más posible a las empresas. Eso explica por qué, por ejemplo, casi todos los esquemas de opciones estaban mal diseñados (llegando al extremo en que la empresa reducía el precio de ejercicio si la acción bajaba). Claro, todo tiene sus límites: la incompetencia extrema tarde o temprano lleva al despido y en estos días postburbuja la avaricia ilimitada también.

En resumen, no hay soluciones sencillas, pero hay esquemas de remuneración que claramente son perjudiciales, como muestra el artículo más reciente de James Surowiecki.

Se trata de las prestaciones de estatus: jets corporativos, membresías en clubes de golf y similares. Alguna vez tuvieron cierta lógica (hace décadas los salarios altos eran sujetos a tasas impositivas muy altas en EUA y las opciones eran casi desconocidas). Pero hoy no tienen sentido alguno: aunque no son particularmente costosas (comparadas con otras formas de remuneración), son un beneficio que no está ligado al desempeño. Además, moralmente son inaceptables, ya que crean empleados de primera y segunda (o peor) clase. Si un ejecutivo paga una membresía en un club de golf con su dinero, no hay problema, pero una empresa no tiene por qué hacerlo.

Como muestra Surowiecki, las empresas que emplean estas prestaciones de estatus suelen tener jerarquías rígidas, algo que inhibe la flexibilidad y la buena toma de decisiones. Por tanto, no sorprende que esas empresas presentan, incluso controlando otros factores, un desempeño inferior en términos del precio de sus acciones.

Anecdóticamente, es algo que mi experiencia personal confirma: las empresas a las que he visitado donde los ejecutivos no gozan de privilegios especiales (oficinas lujosas, comedores exclusivos, etc.) suelen ser mucho mejor administradas que las de vieja línea, donde esa clase de prestaciones son muy comunes.

martes, junio 15, 2004

Las ventajas de ser bilingüe

La BBC reporta que investigadores de la Universidad de York encontraron que las personas que saben hablar más de un idioma muestran una mayor agilidad mental. Esto aplica a todos los grupos de edad y, por tanto, ser bilingüe puede ayudar a evitar la pérdida de capacidad mental en la vejez.

Es un resultado interesante, pero hay que tomarlo con una fuerte dósis de cautela, ya que la muestra es pequeña y heterogenea. Pero los resultados suenan razonables.

¿Y dónde invertir ahora?

No hay respuestas sencillas. En mi más reciente artículo publicado en El Financiero, repaso cómo las condiciones de los mercados han determinado a los rendimientos de los diversos tipos de fondos de inversión en México.

Desde mi punto de vista, la pregunta clave es qué sucederá con las tasas de interés de largo plazo. Tanto en EUA como México, hay un enorme diferencial entre las tasas de corto plazo y de largo plazo, por lo cual los bonos siguen siendo atractivos. Sin embargo, si estas últimas siguen subiendo, uno podría incurrir fuertes pérdidas. En México, donde las tasas reales son positivas (a diferencia de EUA)en la parte corta de la curva de rendimiento, me parece que la mejor opción son plazos de 1 a 3 años, aunque dado que el ajuste en las tasas largas ha sido fuerte (2 puntos porcentuales), es posible que ya no subirán mucho más y los retornos son llamativos (hasta 11% en bonos de 20 años).

En cuanto a EUA, siento que las tasas de LP tienen un trecho por subir (yo estaría mirando a niveles de 6% o incluso más), dejando abierto un potencial alto de mayores pérdidas, pero aguantar retornos de poco más de 1% en inversiones de CP es duro. Más bien, si fuera estadounidense, me centraría en bonos ligados a la inflación o de plano mandaría mi dinero a Europa (las tasas en euros y libras son por lo menos dos veces superiores y a mediano y largo plazo veo difícil una fuerte depreciación del euro).

Pasando a renta variable, no veo muchas opciones. En general, los mercados se ven a precio y las utilidades corporativas dejarán de crecer a las espectaculares tasas observadas recientemente (más de 30% anual en EUA), sin olvidar que el alza en tasas ejercerá una presión bajista sobre las utilidades. También hay que recordar que las altas utilidades siempre crean la tentación de invertir con poca disciplina.


Por tanto, si bien la bolsa sigue siendo una opción decente para el largo plazo, yo invertiría selectivamente en empresas con perspectivas decentes de crecimiento, poco apalancamiento y altos pagos de dividendos. Sectores que me gustan: energía y farmaceúticas.

lunes, junio 14, 2004

Copérnico, la prensa y el comercio exterior

Copérnico fue denunciado por afirmar que la tierra gira alrededor del sol. Pero no pasó mucho tiempo antes de que todos (bueno, el Vaticano tardó algunos siglos) aceptaran la validez de este modelo. Hace poco menos de 200 años, David Ricardo demostró, mediante su teoría de la ventaja comparativa, que el comercio internacional beneficia a todos, incluso a los países menos productivos.

Lo que debería ser una verdad tan evidente como que la tierra gira en torno sol sigue sin ser aceptada por muchos. En este ámbito, las modernas fuerzas del oscurantismo ya no visten sotana; trabajan en la prensa y en las sedes del poder político.

Uno podría ofrecer miles de ejemplos, pero el que tengo a la mano es una nota que apareció en la primera plana de uno de los diarios más leídos de México (y, lo más incongruente, de tendencia centro derechista y supuestamente entre los de mayor calidad). Es el mismo que nos informó hace unas semanas que los campesionos mexicanos ganan lo mismo que sus contrapartes suizos.

El artículo afirma que los productores mexicanos de frutas y hortalizas están siendo desplazados por las importaciones de esos productos, provenientes de Estados Unidos y Chile, que si bien no ofrecen mejor precio, son mejores en términos de control de calidad y presentación.

Para apoyar el argumento, muestran que las importaciones de frutas y hortalizas subieron 53% entre 1994 y 2003.

Lo que no muestran es que en ese mismo lapso las exportaciones mexicanas de frutas y hortalizas crecieron 107%. Visto de otra forma, en 1994 las exportaciones de esos productos eran 3.3 veces mayores que las importaciones; en 2003 fueron 4.5 veces mayores.

Como se puede ver, la apertura comercial benefició mucho a los productores mexicanos, lo cual contradice totalmente a la nota. Pero eso no es todo: los consumidores también ganan y mucho.

No sólo es cuestión de precio y calidad, que son los beneficios más obvios. Recuerdo bien cuando México era una economía muy cerrada. En invierno era imposible obtener uvas, había a lo mucho dos variedades de manzana y algunos productos, como frambuesas o cerezas, eran desconocidas. Hoy día, hay uvas todo el año, en el supermercado del barrio hay 10 variedades de manzana y las cerezas son mi lujo preferido de verano.

Conozco a los mercaderes de crisis y éxtasis. Ellos y ellas conocen a la perfección todo esto, pero consideran que somos estúpidos, que sólo compraremos el periódico si la información está en blanco y negro. No sólo es cuestión de hipocresía: saben que el gris puede ser igual de interesante y llamativo, pero eso requiere mucho, demasiado, trabajo.

viernes, junio 11, 2004

De regreso a la U.R.S.S.

Ahora que la muerte de Ronald Reagan trae de regreso nuestras memorias sobre la Guerra Fría (por lo menos para quienes somos suficientemente viejos), es fácil olvidar que este conflicto tuvo una importante dimensión económica. Cuando Khrushchev afirmó, en 1961, que la economía soviética pronto rebasaría a la de Estados Unidos, no faltaron quienes le creyeron en Occidente.

Recientemente, se llevó a cabo una conferencia sobre el análisis de la U.R.S.S que preparó la CIA durante la Guerra Fría (los ensayos presentados se puede ver aquí). Uno de los temas incluidos fue la evaluación de la economía de ese país (el ensayo correspondiente está disponible aquí).

Es un tema fascinante. En general, el análisis de la CIA no fue tan malo, considerando los problemas inherentes para evaluar el desempeño de una economía de control (por ejemplo, los precios eran arbitrarios) y las deficiencias de las estadísticas soviéticas. En buena medida, se identificaron correctamente los problemas de planeación y administración de esa economía, así como los dilemas que enfrentaban las autoridades rojas (como dividir el pastel económico entre el consumo, la inversión y el gasto militar tomando en cuenta las restricciones en términos de recursos).

Lo anterior permitió que la CIA, así como el gobierno estadounidense en general, se diera cuenta que las tasas de crecimiento de la producción en la U.R.S.S. empezaron a bajar de forma importante a partir de la década de los años sesenta. Eso logró que la paranoia en torno al potencial económico y militar de la U.R.S.S. se desbordara.

Pero también se presentaron fallas importantes. Por ejemplo, el tamaño de la economía soviética fue sistemáticamente sobreestimado. Todavía hace unos 15 años la CIA estimaba que la economía tenía un tamaño equivalente al 49% de la economía estadounidense, aunque ese nivel había bajado constantemente en los 20 años previos (en 1970, alcanzaba el 56% del PNB estadounidense), como se puede ver en esta gráfica. Hoy sabemos que la realidad era diferente. Según las estimaciones de Angus Maddison, uno de los grandes expertos en este tema, en 1970 el PIB de la URSS apenas alcanzaba el 44% del tamaño de la economía estadounidense, una cifra que para 1990 bajó a 34%. Incluso estos niveles son cuestionables, ya que no son ajustados por la calidad de los productos (infinitamente mayor en EUA).

En defensa de la CIA se puede afirmar que hacer estas comparaciones no era nada sencillo. El problema central era convertir las cifras monetarias en rublos a dólares cuando, por obvias razones, ni el tipo de cambio oficial ni los precios soviéticos eran representativos. No entraré en los considerables detalles técnicos involucrados en estas comparaciones, pero los interesados pueden consultar este sitio. El punto central es que ese tipo de cambio empleado en las estimaciones publicadas era demasiado favorable para la U.R.S.S., lo cual conducía a una sobreestimación de su economía.

Regresando a Reagan, mucho se ha dicho estos días que su gran ascierto fue darse cuenta que la U.R.S.S. era débil en el ámbito económico y que, por tanto, no aguantaría el costo de seguirle el paso a Estados Unidos en una nueva carrera armamentista, ya que eso involucraría una fuerte baja en el estándar de vida soviético.

Sin duda, esa explicación tiene cierta validez, pero también tuvo mucha suerte.

Es un hecho que los líderes soviéticos sabían que se estaban quedando rezagados y que enfrentaban decisiones dolorosas. Su respuesta, particularmente después de que Gorbachev asumió el mando de la U.R.S.S. fue intentar reformar la economía soviética (la famosa perestroyka).

Aunque en este tema el ensayo no es muy claro, al parecer hubo dos grandes problemas: por un lado, se concedió más autonomía a las empresas (todas estatales)y, por el otro, mediante el sistema de planeación central se buscó cambiar las prioridades de producción. En otras palabras, Gorbachov intentó que el elefante bailara y cantara al mismo tiempo, pero el pobre animal fue abrumado y terminó en el piso. Asimismo, tuvo mala suerte: el accidente de Chernobyl, las malas cosechas por factores climatológicos y el terremoto en Armenia en 1988 causaron enormes pérdidas materiales y humanas. Por si fuera poco, redujo el consumo de vodka (lo cual no ayudó a subir los ánimos) y la mayor libertad de expresión (glasnost), en lugar de reducir el descontento, lo aumentó.

En ese sentido, es posible que si la U.R.S.S. hubiera adoptado una política de liberalización gradual al estilo chino, quizá seguiría existiendo. Pero Reagan tuvo la suerte (al igual que todos nosotros)que esa nación buscó transformar lo intransformable en lugar de cambiar de paradigma.

¿Todos los caminos llevan a Jerusalén?

No suelo comentar mucho sobre la política internacional. Pero de vez en cuando encuentro un artículo que vale la pena destacar. Ayer leí esta nota de Lee Smith, que aparece en la revista Slate, la cual plantea un argumento muy válido. Cito los párrafos centrales:


"Jerusalem used to be the direction in which the prophet Muhammad and the first Muslims turned to pray. In time, Muhammad changed the direction, or qibla, and Muslims began to pray facing Mecca, as they do today. All the Bush White House did was change the qibla of American Middle East policy from Jerusalem to Baghdad. While the present clique of White House ideologues assumed that a safe, stable, and democratic Iraq would reshape the region, Zinni, Brzezinski, and company still maintain that the peace process is the key. They don't know more about the Middle East than the Bush White House; they're just angry that someone replaced their absurd reductive paradigm with another, equally absurd reductive paradigm.

For quite some time now, U.S. officials have believed that there's a magic lantern, and if we rub it in just the right place, we'll get our three Middle East wishes?cheap oil, peace, and the undying friendship of Israelis and all the Arabs. But as one writer notes, there are no quick fixes in the Middle East, an area where experts are just as likely as neophytes to be dangerously wrong.

Brzezinski and the others should consider the possibility that the Israeli-Palestinian conflict is so combustible because American policymakers have helped to make it so. They have seen it as the keystone of the entire Middle East, rather than as just one among many regional issues that cannot be solved with grand schemes but only managed by competent policymakers.
"

Aleluya. En efecto, hemos sido condicionados a creer que todos los problemas de Medio Oriente se resolverán si los palestinos e israelís llegan a un acuerdo. Esto no es cierto, aunque es una mentira conveniente para los autócratas de la región y para las grandes potencias. No es para menospreciarlo, pero el conflicto palestino es uno de tantos que hay en el mundo y, en términos de vidas perdidas, de hecho es bastante menor (como he señalado muchas veces, es asombroso que los países musulmanes y occidentales ignoren conflictos muy sangrientos como las guerras y conflictos civiles en Sudán, Nigeria, Pakistán, Indonesia, etc. que cobran miles e incluso millones de vidas).

Entre más rápdio salgamos de esta trampa, mejor.

jueves, junio 10, 2004

El legado económico de Reagan

Aunque el derrumbe del comunismo siempre será recordado como el principal triunfo de Ronald Reagan (ver esta nota), fue un presidente que también instrumentó importantes cambios en materia económica.

Su iniciativa más conocida fue la reducción en las tasas impositivas que impulsó en su primer periodo. La medida tuvo sus méritos: había tasas marginales de 70% en los niveles más altos de ingresos, claramente excesivas, y el estímulo fiscal ayudó a que la economía se recuperara de la severa recesión de 1981-1982. Pero también abrió un enorme boquete en las finanzas públicas --recordando que, pese a la retórica, Reagan mantuvo la tendencia al alza en el gasto público--que no fue cerrado hasta la administración de Bill Clinton. Esto contribuyó a mantener relativamente altas las tasas de interés.

En este ámbito, quizá su mayor logro fue el respaldo otorgado a la reforma fiscal de 1986, que simplificó el código impositivo, junto con un alza en el financiamiento a la seguridad social mediante un aumento al impuesto de nómina, que ayudó a mantener solvente el regimen de pensiones.

Sin embargo, Robert Samuelson, un conocido columnista del Washington Post y de Newsweek (no muy incisivo, pero muy bueno para "aterrizar" temas económicas para el público en general), argumenta de forma muy convincente que el principal legado económico de Reagan fue el combate a la inflación.

Claro, Reagan no instrumentó la dura política monetaria que marcó el inicio de esa victoriosa guerra. El crédito lo merece Paul Volcker, el presidente de la Reserva Federal (designado, vale recordar, por Jimmy Carter). No obstante, Samuelson nos recuerda que Reagan le prestó el apoyo político suficiente, pese a que la Fed fue responsable en buena medida de la recesión de 1981-82, para llevar a cabo su trabajo.

Marginal Revolution también ofrece un resumen de la política económica de Reagan aquí.

miércoles, junio 09, 2004

Una tarjeta postal del subdesarrollo

Cuando comparamos el nivel de bienestar en diversos países, por lo general hacemos referencia a las cifras de ingreso nacional por habitante. Es algo perfectamente válido, pero no deja de tener un sabor demasiado abstracto. En ese sentido, hay variables mucho más concretas que pueden ilustrar --aunque de forma muy parcial--las diferencias entre los países.

Tomemos el caso del correo, un tema que toqué recientemente bajo otro contexto.

En Estados Unidos, el sistema postal manejó 193 mil millones de cartas y paquetes en 2002. Esto es equivalente a 660 cartas y paquetes por habitante. Para manejar esa montaña de papel, el sistema postal emplea a un ejército de más de 800 mil trabajadores.

Por su parte, el sistema postal de México es casi risible en comparación. En este país el volumen manejado llega sólo a 707 millones de cartas y paquetes, equivalente al 0.4% del nivel estadounidense o, alternativamente, a 7 cartas y paquetes por habitante (una centésima parte del nivel por habitante en EUA). Por obvias razones, esto se refleja en una infraestructura postal mucho menor: el sistema de correos sólo emplea a 20 mil trabajadores. Pero incluso este número es alto: su productividad, medida en términos del volumen por trabajador, sólo llega al 15% del nivel estadounidense (y eso que el sistema postal de ese país tiene fama de contratar a los seres más inútiles y desquiciados).

En otras palabras, todo esto apunta a que la burocracia postal mexicana es muy ineficiente (me consta personalmente). A su vez, eso desincentiva que las personas y empresas recurran a él. Cierto, gracias a la tecnología, ahora tenemos otras opciones. Pero el correo tradicional sigue teniendo sus usos.

¿Por qué no se arregla esto? Vaya, en muchos países la ciencia de entregar las cartas a tiempo fue perfeccionada hace décadas. No debería ser tan difícil: Brasil tiene un tráfico postal por habitante cinco veces mayor al mexicano.

Pero no. La actual administración y sus antecesores recientes se han fijado exclusivamente en grandes reformas económicas y políticas. La mayoría no han sido aprobadas e incluso las que sí se han puesto en marcha con frecuencia han fracasado por estar mal diseñadas.

En ese sentido, cada día considero que es más importante arreglar los asuntos no tan visibles e importantes, como éste. Si la mecánica de los servicios cotidianos mejora dramáticamente, la gente estará más dispuesta a aceptar y apoyar las grandes reformas.

martes, junio 08, 2004

La economía mexicana: ¡es la política!

Gray Newman, el economista que analiza América Latina para Morgan Stanley, publicó hoy una nota sobre la economía mexicana. Como siempre, su análisis es excelente, pero incompleto.

En esencia, plantea que hay dos puntos de vista sobre la economía nacional. El primero afirma que México está en el camino de la convergencia; es decir, su economía se parecerá cada vez más a la de Estados Unidos´. Hay datos que apoyan esta idea: la inflación en México ya es baja y seguramente mantendrá esa tendencia gracias a la disciplina fiscal y monetaria que indudablemente se ha mantenido desde hace años. Al mismo tiempo, el país tiene mucho potencial ya que el nivel de crédito es bajo y, gracias a la estabilidad en las tasas de interés, seguramente aumentará, propiciando un boom de consumo e inversión.

El otro bando es partidario de la divergencia. Si bien concede las ganancias en términos de estabilidad macro, sostiene que la competencia china está minando la base industrial del país que, gracias al boom de las exportaciones dirigidas a EUA, es el sector clave de la economía. Al mismo tiempo, la incapacidad del estado para implementar las reformas requeridas y el conservadurismo del sector financiero impedirán enfrentar este problema o permitir el surgimiento de otros motores de crecimiento.

Newman señala que favorece la hipótesis de la convergencia: los altos ingresos petroleros, la inversión extranjera, las remesas y el turismo, junto con la disciplina monetria y fiscal, aseguran que la estabilidad macro se mantendrá. Pero reconoce que este entorno favorable no ofrece muchos incentivos para que los políticos mexicanos busquen poner en práctica las reformas necesarias, lo cual limitará el crecimiento de la economía.

Estoy de acuerdo con su punto de vista: en la última década, la economía mexicana cambió para bien (en general), pero queda mucho por hacer.

También tiene razón el Sr. Newman cuando afirma que la falta de urgencia para llevar a cabo las reformas (energética, fiscal, laboral, etc.) está relacionada con la estabilidad macro y la buena coyuntura (altos precios del petróleo, remesas crecientes, etc.). Pero se queda corto. Incluso si la coyuntura fuera menos favorable y existiera una mayor urgencia, no habría reformas.

El problema, como señalé hace unas semanas en esta nota sobre la democracia en América Latina y México, es que el sistema político mexicano está mal diseñado de raíz, al ser una mezcla disfuncional de un regimen presidencialista tipo estadounidense con una estructura legislativa a la europea. En esencia, es casi imposible que los partidos políticos lleguen a acuerdos importantes, lo cual, a su vez, reduce

Sin reformas, el país seguirá creciendo a un ritmo lento, persistirá la inseguridad personal y no se solucionará la profunda desigualdad. Con el tiempo, crecerá la tentación de elegir una opción demagógica o radical que hundiría al país. Si hay una constante en la historia de México es que todo avance es precedido por una crisis. Ojalá esté equivocado.

El extraño caso de las empresas petroleras

Con los precios del petróleo y del gas natural por las nubes y no dan señales de regresar pronto a la tierra. Uno esperaría que el precio de las acciones de las grandes empresas del sector energético --ExxonMobil, BP, Shell, ChevronTexaco, etc.--reflejara esta situación.

Pero no es el caso, como muestro en mi más reciente artículo publicado en El Financiero. Claro, han presentado un mejor desempeño que el mercado en general (21% vs 13% en los últimos 12 meses), pero inferior al alza en el precio de los energéticos. Además, el precio de las acciones energéticas apenas está regresando al nivel observado a fines del 2000, la última vez que los precios del crudo se mantuvieron durante meses por arriba.

Esto a pesar de que hoy hay una enorme diferencia con el 2000: los precios de largo plazo, dados por los contratos de futuros, subieron 50% en este lapso, por lo cual las reservas de esas empresas valen mucho más.

Pero ahí está el problema: Shell informó hace unos meses que, en realidad, tenía 24% menos reservas de lo que previamente había informado. Ahora, todos los datos de reservas son cuestionados. Incluso si tomamos los datos de reservas como válidos, la mayoría de las petroleras apenas están reemplazando lo que producen, por lo existe el riesgo de que las reservas bajen si no hay nuevos descubrimientos. La excepción más notable es BP, que sí ha ganado reservas y el precio de sus acciones ha tenido el mejor desempeño dentro del grupo antes citado.

lunes, junio 07, 2004

Pan, crimen, honestidad y economía

Aunque tengan un día terriblemente ocupado, como su servidor, tomen unos minutos para leer este artículo sobre lo que un vendedor de pan nos puede decir sobre la naturaleza del homo economicus.

viernes, junio 04, 2004

El correo: electrones vs. papel

Hace unos días, tuve la necesidad de enviar una carta tradicional para llevar a cabo un trámite. Resultó ser un proceso bastante engorroso, ya que en México sólo se pueden comprar estampillas postales en las oficinas de correos y no había ninguna cerca de mi casa. No es mi única queja con el Servicio Postal Mexicano; tal como memorablemente afirmó un amigo que se dedica a la estadística, el tiempo de entrega del correo es "una variable aleatoria".

Este episodio fue un recordatorio más de las bondades de Internet: gracias al correo electrónico, muy rara vez tengo que lidiar directamente con la maldita burocracia de los correos. Sin duda, esto aplica incluso en los países con un servicio postal decente. ¿Significa esto que el correo tradicional está condenado a ser irrelevante?

A muy largo plazo, probablemente sí, pero es claro que seguiremos ahogados por papel durante mucho tiempo. No obstante, en algunos ámbitos ya se puede divisar el impacto del correo electrónico.

Según datos de la Unión Postal Universal, el volumen total de cartas (domésticas e internacionales, excluyendo a la paquetería) aumentó en total 2% entre 1998 y 2002 (a 424.8 miles de millones de cartas), un crecimiento muy inferior al de la población global. Pero esta cifra general esconde dos tendencias importantes: la correspondencia doméstica (que conforma el 98% del volumen total) subió 2.4% en ese lapso, mientras que la correspondencia internacional cayó 16% en este periodo.

Son resultados lógicos. Actualmente, el correo comercial (promociones, estados de cuenta, etc.) representa un porcentaje importante y creciente del correo doméstico. Además, aumenta conforme sube el ingreso por habitante de un país. Pero el correo internacional --siempre más costoso y tardado--está conformado en su mayoría por corresondencia de tipo personal, la cual puede ser sustituida con gran facilidad por el correo electrónico.

Lo anterior sugiere que los países de ingreso medio (en los más pobres hay muy pocos usuarios de Internet) el correo doméstico crecerá más que en los desarrollados por el aumento en el correo comercial, mientras que el volumen de correo internacional bajará mucho más debido a que sus sistemas postales son mucho más ineficientes y, por tanto, hay más incentivos para sustituirlo por medios electrónicos.

En efecto, eso es lo que sucede. En los países con un PNI por habitante superior a los 10,000 dólares, el correo doméstico aumentó 3% en el periodo 1998-2002, mientras que en países de ingreso medio (un ingreso de aprox. 1,000 dólares hasta 10,000) creció 9%. En cuanto al correo internacional, en los países avanzados el tráfico bajó 10%, mientras que en los de ingerso medio cayó 35% en ese lapso.

Respecto al correo internacional, no me cabe duda que el correo electrónico está jugando un papel importante en el derrumbe de su volumen. Pero seguramente no es el único factor: por ejemplo, en muchos países en vías de desarrollo los precios de la telefonía de larga distancia han bajado mucho, al mismo tiempo que aumenta la teledensidad, por lo cual las llamadas están sustituyendo a las cartas.

Son resultados muy interesantes y gracias a la excelente base de datos de la UPU, seguramente escribiré más sobre este tema en los próximos días.


jueves, junio 03, 2004

Las tasas de interés en EUA

Hace un par de días comenté sobre el confuso panorama que ofrecen las recientes cifras de inflación en Estados Unidos: la inflación parece alta tomando al índice de precios al consumidor, pero otras medidas alternativas ofrecen un panorama más alentador. En esta nota, publicada en El Financiero, analizo las implicaciones para las tasas de interés en ese país.

Algo que me llama mucho la atención: pese a que las tasas han subido poco menos de un punto porcentual en las últimas semanas, la percepción de riesgo, medida a través de la diferencia entre las tasas de los bonos corporativos y gubernamentales, ha seguido bajando. Esto significa que los mercados consideran que el alza esperada y observada en las tasas no dañará las finanzas corporativas o, por lo menos, el impacto adverso será más que compensado por el fuerte crecimiento económico esperado para este año.

Pero no se puede decir lo mismo de los países emergentes: el diferencial entre las tasas de sus bonos y las tasas de los bonos del Tesoro ha mostrado una clara tendencia alcista a partir del alza en las tasas secundarias en EUA, aunque en días recientes bajó.

La cara humana de la amenaza hispana

Hace unos meses, comenté sobre un artícuulo del célebre profesor Samuel Huntington --muy comentado en los medios-- que básicamente es una larga letanía sobre el peligro que representa la inmigración hispana. Lo califiqué de racista, entre otros motivos, porque citaba varias anécdotas sobre cuan flojos, separatistas e ignorantes son los inmigrantes mexicanos. Pues bien, si de anécdotas se trata, bien vale la pena citar este artículo del NY Times, en donde se describe a una familia de inmigrantes mexicanos en Las Vegas. No es quizá el caso más representativo, pero sin duda es el modelo al que sí aspira la mayoría de los inmigrantes.

miércoles, junio 02, 2004

Sociología, instituciones y crecimiento

No se pierdan esta interesante nota sobre Turquía que publica hoy Morgan Stanley. Vale la pena porque se centra en el impacto de las instituciones sobre el desempeño económico, un tema que muy rara vez tratan los analistas económicos. En particular, el autor señala que la perspectiva de entrar a la Unión Europea está sirviendo como catalizador para poner en práctica toda clase de reformas estructurales antes bloqueadas por intereses establecidos, con resultados dramáticos:

"Structural reforms have already lessened the traditional Turkish dirigisme. Structural adjustments have already transformed a cyclical output recovery process into a productivity-driven economic expansion. Real gross domestic product increased by a cumulative rate of 14.1% in the last two years, even exceeding the historical peak reached in 2000. In our view, productivity gains are behind such a notable growth performance. For example, labour productivity in the manufacturing sector increased by 11.9% year on year in the fourth quarter of 2003, up from an average of 5.8% in the first three quarters. In other words, output per worker (and per hour of work) increased by a cumulative rate of 35.2% (and 30.7%) in the last three years."

Todo esto es muy relevante para América Latina. Los diversos tratados comerciales firmados por los países de la región (TLCAN, Mercosur, etc.) no han tenido un impacto significativo en términos de crecimiento, aunque su saldo es, en general, positivo. Me queda muy claro que esto se debe a que no fueron acompañados por reformas estructurales para mejorar la calidad del gobierno o la participación del estado en la economía.

En ese sentido, el enfoque seguido por la Unión Europea ha demostrado ser superior por mucho en términos de fomentar el crecimiento de los nuevos miembros. Esto se debe a que los aspirantes a entrar al club europeo, además de abrir sus fronteras al comercio y recibir apoyos económicos, son obligados a adoptar un marco legal estándar en algunas áreas y, por lo menos implícitamente, también son obligados a mejorar su gestión estatal.

martes, junio 01, 2004

la historia de dos inflaciones

Si dejamos de lado al petróleo, el otro tema que acapara la atención de los mercados financieros hoy día son las tasas de interés en Estados Unidos. Todos sabemos que la Reserva Federal tiene que subir su tasa de referencia, que actualmente se ubica en 1%. Lo que no sabemos es cuándo y cuánto. La respuesta depende de la inflación: si esta empieza a subir demasiado, la Fed jalará el gatillo.

Hasta aquí, todo claro. Las cosas se empiezan a complicar cuando queremos establecer qué inflación debemos tomar como referencia.

En principio, la respuesta parece sencilla: hay que usar el índice de precios al consumidor, o IPC (la inflación representa la variación en un periodo del IPC). Los cambios en el IPC son un promedio de la variación en cientos de precios de productos y servicios, ponderados por su participación en el gasto de las familias.

Bajo esta óptica, la Fed debió haber subido las tasas desde hace tiempo. Si bien el IPC aumentó sólo 1.82% en el 2003, en los primeros cuatro meses del año repuntó 1.46%, que a tasa anualizada es equivalente a una inflación de 4.5%, muy por arriba de la norma histórica o tolerable.

Pero...como todos sabemos, buena parte de ese incremento proviene del alza en el costo de la energía, cuyo precio es volátil y por lo general no es representativo de lo que sucede con otros precios. Por eso, los economistas generalmente prefieren tomar como referencia a la inflación que excluye los precios de la energía y los alimentos (los cuales también fluctúan mucho por factores coyunturales). El IPC sin alimentos y energía se conoce como el IPC subyacente o "core" (en inglés).

Tomando al IPC subyacente, el panorama mejora, pero no mucho. En el 2003 la inflación subyacente se ubicó en 1.1%, un nivel peligrosamente bajo, pero en el periodo enero-abril se ubicó, en tasa anualizada, en 2.97%, un nivel bastante elevado y con cierta tendencia a acelerarse.

No obstante, la Fed parece no tener prisa y los analistas también se muestran tranquilos. Esto se debe a que tanto el Sr. Greenspan como la mayoría de los economistas macro siguen a un indicador de precios que desconocemos los mortales comunes: el índice de precios del gasto personal de consumo (IPGPC).

En general, tanto el IPC como el IPGPC ofrecen resultados similares. Pero en los últimos meses ese no ha sido el caso. Por ejemplo, el IPGPC sin alimentos y energía presentó un aumento anualizado de 1.7% en los primeros cuatro meses de este año, casi 130 puntos base por debajo del cambio en el IPC subyacente. En otras palabras, si tomamos este indicador, no hay mucho de que preocuparse (aunque a mediano plazo la tendencia es al alza).

¿Cuáles son las diferencias entre ambos índices? Encontré un estudio que las describe a fondo, por lo cual me limitaré a las dos principales. En primer lugar, el IPC sólo toma en cuenta los patrones de gasto, determinados a través de encuestas que se llevan a cabo cada dos años, de los consumidores urbanos, mientras que el IPGPC utiliza las cifras de consumo total en la economía (el monto total de bienes y servicios adquiridos por personas y organizaciones no lucrativas. En segundo lugar, el IPGPC incorpora a los servicios que el consumidor recibe indirectamente vía terceros (por ejemplo, los seguros médicos cuyo costo corre a cargo de su patrón o del gobierno, así como servicios financieros gratuitos, como el uso de chequeras). En este último caso, destaca que el peso de los servicios médicos en el IPGPC es mucho mayor que en el IPC.

El autor del estudio, un economista de la Reserva Federal, señala que cada uno tiene desventajas y ventajas, aunque al final sugiere que el IPC es mejor. Su jefe claramente piensa lo contrario y nosotros quedamos más confundidos que nunca.

No soy un experto en este tema ni mucho menos, por lo cual tomaría el punto de vista salomónico: utilizaría un promedio de ambos (IPC e IPGPC) como referencia. En el caso de la inflación sin alimentos y energía, estaríamos hablando de una tasa anualizada de 2.3% en lo que va del año; una cifra no muy alarmante por el momento, pero dada su rápida aceleración reciente, bien podría detonar un alza en tasas en los próximos meses. A final de cuentas, no hay que olvidar que la inflación total (con alimentos y energía) ya se acerca al 4% en ese lapso. Si siguen subiendo los precios del petróleo, los demás precios de la economía podrían seguir su paso, aunque en menor medida, detonando un fuerte ciclo alcista en las tasas.

En resumen: me parece que quienes argumentan que la inflación no es un riesgo importante (ver este ejemplo) padecen un exceso de confianza; existe una probabilidad significativa (un 50%) de que en Estados Unidos se presente una sorpresa inflacionaria negativa. En semanas recientes, se ha presentado una baja en las tasas de largo plazo que, a la luz de estas conclusiones, parece prematura. En todo caso, conoceremos la respuesta en unos meses y no cabe duda que grandes fortunas están en juego.

La economía y la prostitución

¿Por qué es más prevalente la prostitución en países pobres o en aquellos con altas tasas de migración? Ideashop ofrece un resumen de la respuesta que ofrecen dos intrépidos economistas a ésta y muchas otras preguntas relacionadas con este fenómeno social, por llamarlo de alguna forma.