Copérnico fue denunciado por afirmar que la tierra gira alrededor del sol. Pero no pasó mucho tiempo antes de que todos (bueno, el Vaticano tardó algunos siglos) aceptaran la validez de este modelo. Hace poco menos de 200 años, David Ricardo demostró, mediante su teoría de la ventaja comparativa, que el comercio internacional beneficia a todos, incluso a los países menos productivos.
Lo que debería ser una verdad tan evidente como que la tierra gira en torno sol sigue sin ser aceptada por muchos. En este ámbito, las modernas fuerzas del oscurantismo ya no visten sotana; trabajan en la prensa y en las sedes del poder político.
Uno podría ofrecer miles de ejemplos, pero el que tengo a la mano es una nota que apareció en la primera plana de uno de los diarios más leídos de México (y, lo más incongruente, de tendencia centro derechista y supuestamente entre los de mayor calidad). Es el mismo que nos informó hace unas semanas que los campesionos mexicanos ganan lo mismo que sus contrapartes suizos.
El artículo afirma que los productores mexicanos de frutas y hortalizas están siendo desplazados por las importaciones de esos productos, provenientes de Estados Unidos y Chile, que si bien no ofrecen mejor precio, son mejores en términos de control de calidad y presentación.
Para apoyar el argumento, muestran que las importaciones de frutas y hortalizas subieron 53% entre 1994 y 2003.
Lo que no muestran es que en ese mismo lapso las exportaciones mexicanas de frutas y hortalizas crecieron 107%. Visto de otra forma, en 1994 las exportaciones de esos productos eran 3.3 veces mayores que las importaciones; en 2003 fueron 4.5 veces mayores.
Como se puede ver, la apertura comercial benefició mucho a los productores mexicanos, lo cual contradice totalmente a la nota. Pero eso no es todo: los consumidores también ganan y mucho.
No sólo es cuestión de precio y calidad, que son los beneficios más obvios. Recuerdo bien cuando México era una economía muy cerrada. En invierno era imposible obtener uvas, había a lo mucho dos variedades de manzana y algunos productos, como frambuesas o cerezas, eran desconocidas. Hoy día, hay uvas todo el año, en el supermercado del barrio hay 10 variedades de manzana y las cerezas son mi lujo preferido de verano.
Conozco a los mercaderes de crisis y éxtasis. Ellos y ellas conocen a la perfección todo esto, pero consideran que somos estúpidos, que sólo compraremos el periódico si la información está en blanco y negro. No sólo es cuestión de hipocresía: saben que el gris puede ser igual de interesante y llamativo, pero eso requiere mucho, demasiado, trabajo.
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