miércoles, agosto 09, 2006

Terrorismo y administración de riesgos

No se pierdan esta reflexión sobre administración de riesgos que ofrece desde Austria el blog Mahalanobis. Para no hacer largo el cuento, argumenta que es una herramienta indispensable, pero sólo si se utiliza como parte integral del trabajo de una empresa financiera.

Si, como suele suceder, se mantiene como un área aparte, enfocada a ser el "policía" de las mesas de dinero, resulta poco menos que inútil. En el caso del terrorismo, la recopilación de inteligencia sólo es útil dentro de esfuerzos dirigidos a cumplir objetivos claros (ej. destruir a Al Qaeda).

El infierno de las mudanzas

Sí, llevo atrapado en el los últimos cuatro días. Justo cuando uno píensa que ya está todo list, aparece algo más. Uno de esos "algo más" fue trasladar mis servicios de telecomunicaciones, incluyendo Internet. En fin, ahora está todo en orden pero me toca viajar a partir de mañana. Así que otra vez tendré poca oportunidad de escribir...

viernes, agosto 04, 2006

Otra minoría más

No, hoy voy a dejar a la política en paz. Regreso a uno de mis temas favoritos, los inmigrantes mexicanos en Estados Unidos. Hoy el NY Times publicó este artículo sobre el impacto de la entrada masiva de mexicanos en un pequeño pueblo sureño. Como era de esperarse, se centra en la reacción racista y xenofóbica de los euro-americanos contra los nuevos residentes. Pero deja a un lado la opinión de la otra minoría: los afro-americanos.

Hasta ahora, el liderazgo político de esta comunidad ha sido bastante solidaria con la comunidad latina. Esto pese a las inegables tensiones que existen en algunas ciudades entre ambas étnias y a los intentos de la derecha xenofóbica para atizar a los afro-americanos contra los latinos por el supuesto impacto negativo de la imigración sobre las oportunidades de empleo y los salarios para los primeros. Es algo que hay que reconocer y agradecer.

Pero mi punto es otro. Hasta ahora, no he visto que nadie analice esta cuestión desde un ángulo, como decirlo, existencial. La dinámica social y política en Estados Unidos fue marcada históricamente por las diferencias entre los euro-americanos y los afro-americanos. Pero hoy, estos últimos ya son una minoría más, ni la más grande ni la que genera más fricción (la derecha xenofóbica ahora busca captar apoyo demonizando a los mexicanos, como lo hizo por décadas con los afro-americanos).

¿Qué impacto tendrá este cambio de percepciones en la comunidad afro-americana? Me eventuro a especular que, a la larga, será positivo. No porque los euro-americanos van a quererlos más ni porque forjarán una alianza duradera con los latinos. Pero ya no serán el centro de los embates racistas ni ocuparán el peldaño más bajo en la pirámide socioeconómica. En otras palabras, ya no hay cabida para su histórico sentimiendo de asedio y aislamiento al ser sólo una minoría más, que puede derivar en una menor sensación de victimización y confrontación. Ojalá tenga razón.

jueves, agosto 03, 2006

De 88 a 91

Los dioses de la historia seguramente están ofendidos. Hasta ahora, todo apunta a que las elecciones mexicanas pasadas fueron limpias. Pero López Obrador y sus allegados insisten que fue una repetición de las indudablemente sucias elecciones de 1988. Este intento irresponsable de minar las instituciones electorales creadas precisamente para evitar una repetición de los crímenes de 1988 será castigado divinamente. Y creo que ya veo la venganza que planean los dioses de la historia.

Se llama 1991. En 1988, al Frente Democrático Nacional (antecesor del actual PRD) se le reconoció 30% del voto y es seguro que, sin fraude, esa proporción hubiera sido mayor. ¿Qué hizo el PRD con ese apoyo? Pues bien, por un lado, buscó traducirlo en maor presencia en cargos públicos municipales y estatales, en donde encontró una feroz e ilegal represión del gobierno. Por el otro, fijó una postura de ataque al regimen salinista y al PRI, automarginándose del debate de ideas o de cualquier participación en la toma de decisiones nacionales.

Esta actitud es comprensible. Pero fue un rotundo fracaso. La imagen de conflictividad que generó, más la indudable popularidad del gobierno de Salinas derivada de sus iniciativas, sobre todo la estabilización de la macroeconomía, llevó a un colapso en el apoyo del PRD y otras fuerzas de izquierda. En 1991, su participación en el voto en las elecciones legislativas de ese año bajó a 8% (otras fuerzas de izquierda que apoyaron a Cárdenas en 88 ganaron en conjunto una participación similar). Tampoco fueron elecciones limpias, pero estos resultados no se apartaron mucho de la realidad.

De hecho, la actitud de confrontación y victimización del PRD, así como el culto de personalidad en torno a Cuauhtémoc Cárdenas --un pobre sustituto de propuestas concretas de gobierno--mantuvo hundido a la izquierda hasta 1997. En esas elecciones, el PRD por fin levantó, ayudado por el desastre económico de 1995 bajo el régimen priísta de Zedillo y un esfuerzo notorio para proyectar una imagen moderada. Así, ese año ganó el 27% del voto.

Ese esfuerzo no cristalizó. Si bien conquistó el gobierno de la capital, en el plano nacional el PRD volvió a marginarse, oponiéndose --salvo en las reformas electorales--a cualqueir iniciativa priísta o panista, y siguió sin articular un proyecto claro. El resultado: en 2000 su peso en el voto cayó a menos de 20%. Y en 2003 siguió estancado en ese nivel.

Llegamos al 2006. Apoyados en la ola de apoyo a López Obrador, el PRD ganó el 29% del voto en el plano legislativo y 35% en la elección presidencial. En otras palabras, regresaron al nivel obtenido en 1988, nuevamente impulsado por la fuerza de la imagen y personalidad de un hombre.

¿Y qué sigue? Claramente, se repite el mismo error histórico: apostar a la figura. No queda duda que López lucha por la presidencia más que por su vago proyecto o por la democracia. Y el PRD lo sigue al acantilado. Así, es posible e incluso probable que 2009 sí será un nuevo 1991, cuando la izquierda fue prácticamente borrada del mapa electoral.

miércoles, agosto 02, 2006

Malas opciones


Por años, las empresas interneteras y de tecnología de Estados Unidos se opusieron ferreamente a que el costo de las opciones que otorgaban a sus empleados aparecieran como un costo en su estado de resultados. Tenían buenas razones para oponerse: ahora que se han visto forzadas a hacerlo, el precio de sus acciones se desplomó.

Primero, una breve explicación. Las opciones son en realidad un contrato financiero por el cual una parte le vende a otra el derecho (mas no la obligación) a que esta última compre una acción a un cierto precio durante un periodo. Supongamos que se trata de las acciones de la empresa XYZ. El comprador paga una cierta prima por, digamos, tener el derecho a comprar la acción a 10 dólares en un periodo de 12 meses. Si el precio en algún momento es mayor a 10, el comprador puede ejercer la opción, adquirir la acción a 10 y venderla al precio de mercado. La diferencia entre el precio de compra y el de mercado (menos la prima pagada) es la ganancia que recibe.

En el ámbito corporativo, las empresas son las "vendedoras" y los empleados los compradores. En teoría, es una herramienta para supuestamente incentivar el esfuerzo colectivo y así subir el precio de las acciones. Pero en la práctica es una forma fiscalmente eficiente de otorgar bonos, ya que el precio de compra en las opciones suele ser bajo.

¿Y cómo es un costo? Conceptualmente lo es, sin duda, ya que es una remuneración, al igual que bonos tradicionales y salarios. La cuestión es quién lo paga. De hecho, al otorgar opciones la empresa gana dinero contante y sonante. Digamos, por ejemplo, que al Lic. Godinez le otorgan una opción para comprar una acción de la empresa a 10 euros. Si ejerce esa opción (supongamos que las acciones de la empresa cotizan a 15 euros), Godinez paga 10 euros a la empresa y se queda con 5 de ganancia al vender esa acción en el mercado (supongamos adicionalmente que no se paga una prima).

Suena demasiado bueno para ser cierto. Y lo es. Las victimas son los accionistas no empleados. Ofrezco un ejemplo. Digamos que la firma donde trabaja Godinez tiene 100 acciones, en manos de diversos inversionistas. Así, el valor de mercado del capital es de 1,500 euros (15 x 100). Ese valor se dicta por el valor de los flujos de efectivo futuros de la firma (para simplificar, los dividendos estimados que pagará). Al ejercer la opción, el número de acciones sube a 101. Salvo que de alguna manera se espere que el beneficio de la opción recibida incentivará a Godinez para que mejore los flujos futuros (jajajaja), ahora el pastel se divide en 101 pedazos, por lo cual el valor real de cada uno de ellos baja. Esto, en la jerga del mercado, se conoce como dilución. Y es un costo real, aunque al no ser un costo en dinero efectivo, se ignoraba (salvo en oscuras notas a los estados financieros).

Cómo estimar ese costo es un tema complejísimo. Pero basta señalar que es un costo real. Por ejemplo, Ebay, la empresa líder de subastas en línea, empezó a incluir el costo de las opciones en su estado de resultados. La diferencia fue mayúscula. En el primer semestre del año, su margen de utilidad operativa bajó de 34% a 23% pese a un aumento anual en ventas de 32%. Y esto básicamente se explica por el costo de las opciones.

¿Cómo reaccionó el mercado? Pues en los primeros siete meses del año el precio de la acción bajó más de 50%, pese a que en términos económicos y reales la empresa tuvo un buen desempeño. Esto básicamente muestra que los inversionistas no estaban incorporando el costo de las opciones en sus modelos de valuaciónde la empresa, una flagrante muestra de que sí existen imperfecciones en los mercados, que pueden ser aprovechadas.

La marcha hacia el precipicio

El cumplimiento de mi profecía sobre la caída de las grandes empresas estadounidenses va de maravilla. Los últimos números de ventas de Ford y General Motors en el mercado estadounidense exhiben la magnitud del debacle. Si bien la caída en julio es engañosa en la medida en que hace un año registraron ventas altísimas por los descuentos masivos que ofrecieron, las cifras en lo que va del año marcan bajas de dos dígitos.

Pero en términos de simbolismo lo que más llama la atención es que Toyota ya rebasó a Ford como la segunda automotriz en Estados Unidos. Y por cierto: Honda ya dejó atrás a Chrysler para ocupar el cuarto lugar.

Ojo. No es algo que celebro. Si bien en términos de valor de mercado Ford y GM son ya irrelevantes, siguen siendo empresas inmensas que afectan la vida de millones de personas y decenas de miles de firmas. Su colapso casi inevitable tendrá serias repercusiones. Por lo mismo, hay que estar preparados.

martes, agosto 01, 2006

La lucha de clases en la bolsa de valores

Bueno, acepto que el título es un tanto hiperbólico. Pero eso no quiere decir que es falso. Hay un consenso en torno a que la intensa lucha electoral en México llevó a primer plano las fuertes diferencias socioeconómicas del país (México mestizo contra México criollo, México pobre vs. México rico, etc.). Y claro, nadie puede negar del todo estas percepciones. Pero no está de más matizarlas.

En mi modesto lugar de trabajo (no exagero), dedicado al manejo de capitales, una tesis constante para guiar las decisiones es lo que llamamos la "clasemediación" de México. En concreto, esto quiere decir que incluso personas con ingresos modestos en zonas urbanas empiezan a tener acceso a productos y servicios formales que antes estaban fuera de su alcance o que sólo ofrecía la economía informal a mayor costo y menor calidad. ¿Por qué el cambio? La estabildiad macro ayuda, pero en esencia es cuestión de la transición demográfica, apertura al comercio y la inversión foránea y avances tecnológicos.

Esta tesis es importante porque apunta a que muchas empresas eficientes lograrán crecimientos muy superiores a los que presenta la economía mexicana. Dicho de otra forma, ganarán mercado.

La evidencia se puede observar en muchos lugares. Uno de ellos es la bolsa. Los resultados trimestrales de algunas empresas mexicanas muestran crecimientos espectaculares, muy superiores a los que daría una simple medición de la variación en el poder de compra total de la población.

Más sobre política mexicana

No me hace muy feliz escribir sobre estas cuestiones. Es uno de esos temas con una capacidad infinita para decepcionarme y ponerme de malas. Pero ni modo.

Todo esto a propósito de una recomendación. Me da mucho gusto que uno de los columnistas que leía hace mucho tiempo recobró su gran forma. Se trata de Carlos Ramirez de mi alma mater, El Financiero. Pueden leer sus reflexiones aquí y vaya que valen la pena.

Hezbolla y López Obrador

Leí esta nota y la conexión entre los sucesos en Medio Oriente y México cristalizó. Advierto que viene de un medio rabiosamente anti-AMLO, pero suena verídico porque este tipo de prácticas (propiciadas primero por el PRI y seguidas fielmente por sus discípulos perredistas) se han documentado extensamente.

Para el PRI y el PRD, el control corporativista de grupos sociales es, de cierto modo, la base de su fuerza. Se trata de atar la gente al partido político dosificando lenta y milimétricamente "apoyos sociales" (créditos, permisos, etc.). La gente de bajos ingresos acepta este trato degradante por la incapacidad de las instituciones estatales formales (manejadas por los mismos partidos) para ofrecer servicios básicos sin condiciones.

Hay que llamar las cosas por su nombre: son rehenes de los partidos políticos.

Y hoy el PRD lleva a sus escudos humanos a la calle, tal como hace Hezbolla en Líbano (ínnegable, más allá de las simpatías que tenga uno en ese conflicto). Ambos hacen gala de una demostración de fuerza, aunque para fines cuestionables e incluso irreales (la voluntad de poder de AMLO y la destrucción de Israel). En ambos casos, la lucha sucia cobra un terrible precio y se convertirá en un fin en sí mismo, además de un obstáculo para alcanzar anhelos legítimos (una presidencia de la izquierda en México, un arreglo justo en Medio Oriente).