Leí esta nota y la conexión entre los sucesos en Medio Oriente y México cristalizó. Advierto que viene de un medio rabiosamente anti-AMLO, pero suena verídico porque este tipo de prácticas (propiciadas primero por el PRI y seguidas fielmente por sus discípulos perredistas) se han documentado extensamente.
Para el PRI y el PRD, el control corporativista de grupos sociales es, de cierto modo, la base de su fuerza. Se trata de atar la gente al partido político dosificando lenta y milimétricamente "apoyos sociales" (créditos, permisos, etc.). La gente de bajos ingresos acepta este trato degradante por la incapacidad de las instituciones estatales formales (manejadas por los mismos partidos) para ofrecer servicios básicos sin condiciones.
Hay que llamar las cosas por su nombre: son rehenes de los partidos políticos.
Y hoy el PRD lleva a sus escudos humanos a la calle, tal como hace Hezbolla en Líbano (ínnegable, más allá de las simpatías que tenga uno en ese conflicto). Ambos hacen gala de una demostración de fuerza, aunque para fines cuestionables e incluso irreales (la voluntad de poder de AMLO y la destrucción de Israel). En ambos casos, la lucha sucia cobra un terrible precio y se convertirá en un fin en sí mismo, además de un obstáculo para alcanzar anhelos legítimos (una presidencia de la izquierda en México, un arreglo justo en Medio Oriente).
martes, agosto 01, 2006
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