No me hace muy feliz escribir sobre estas cuestiones. Es uno de esos temas con una capacidad infinita para decepcionarme y ponerme de malas. Pero ni modo.
Todo esto a propósito de una recomendación. Me da mucho gusto que uno de los columnistas que leía hace mucho tiempo recobró su gran forma. Se trata de Carlos Ramirez de mi alma mater, El Financiero. Pueden leer sus reflexiones aquí y vaya que valen la pena.
martes, agosto 01, 2006
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