martes, noviembre 30, 2004

El dólar y la economía mexicana

El tema du jour es qué va a pasar con el dólar. Si bien la moneda estadounidense ya acumulaba una caída de más de 30% en los últimos tres años ante las principales divisas de reserva, la reelección de George W. Bush y la perspectiva de otros cuatro años de locura fiscal está propiciando un aceleramiento en el ajuste del dólar.

Ya conocen la letanía: Estados Unidos tiene un déficit con el exterior de casi 6% del PIB, un nivel muy alto que refleja la diferencia entre el gasto y el ingreso nacional (o entre la inversión y el ahorro doméstico). Este hoyo tiene que ser tapado con flujos de capital del exterior y los extranjeros ya no creen que Estados Unidos seguirá presentando las mejores cifras de crecimiento del mundo industrializado. Ergo, no seguirán enviando tanto dinero y el dólar tendrá que caer. Stephen Roach, de Morgan Stanley, predica este sermón cada semana.

Este seguramente será el tema que dominará la discusión en este ámbito por mucho tiempo. Y créanme que no tiene nada de sencillo. Lo abordaré a detalle en las próximas semanas.

Por lo pronto, ¿cómo afectaría una caída del dólar a la economía mexicano? Aquí está mi primer intento para responder esta pregunta. En general, el diagnóstico no es favorable.

Una caída del dólar implica alzas en las tasas de interés y un desaceleramiento (o incluso contracción si las cosas se salen de control) del consumo en ese país. Eso por definición tiene un impacto negativo en las exportaciones mexicanas, pase lo que pase con el peso (en realidad, los movimientos cambiarios inciden muy poco en las exportaciones nacionales).

Lo único que podría amortiguar este golpe sería aprovechar el otro lado de la moneda: la apreciación del yen, del euro y similares. Desafortunadamente, no veo que México se pueda beneficiar mucho. Las exportaciones a Europa y Japón apenas representan el 5% del total, por lo que incluso si asumimos un fuerte crecimiento (cosa que no se ha dado en los últimos tres años pese a la ya considerable apreciación de esas divisas) tardará años en tener un impacto notable. Tampoco hay muchas perspectivas de que las empresas de esos países utilicen a México como plataforma para exportar a EUA.

En el ámbito financiero, cabe recordar que casi toda nuestra deuda extranjera está en dólares, por lo cual resentiremos cualquier alza en las tasas de interés estadounidenses. Asimismo, es en extremo improbable que los flujos dirigidos a EUA actualmente se transfieran a México u otros países emergentes.

En resumen, la caída del dólar representa malas noticias para México. Si a esto añadimos nuestro teatro del absurdo en la arena política, los próximos dos años podrían resultar más complicados de lo que están tomando en cuenta los precios de los activos financieros mexicanos.

sábado, noviembre 27, 2004

Sigo vivo en el país del realismo mágico.

Una carga de trabajo inhumana de trabajo me impidió escribir. Pero también he de admitir que mis ánimos han estado decaídos por la situación en México.

El lío en torno al presupuesto de 2005 influye. Puedo resumirlo de forma sencilla: el legislativo, controlado por la oposición del PRI y el PRD, se unió para aprobar un presupuesto al que se opone el gobierno.

Este presupuesto, obviamente, es favorable políticamente para la oposición: aumenta las transferencias a los estados (que son las bases del poder del PRI y PRD), los cuales son financiados con recortes al gasto del gobierno federal. Hasta aquí, nada nuevo: es algo que se puede ver en todo país democrático (basta recordar las batallas presupuestales del presidente Clinton con el Congreso controlado por los republicanos).No obstante, parece que los recortes le pegarán a programas federales útiles y todo aumento en el gasto con fines electorales necesariamente implica un alto grado de desperdicio, lo cual es lamentable.

Sin embargo, el verdadero significado radica en dos puntos. En primer lugar, resulta que --a diferencia de todas las demás leyes--el presidente no puede vetar el presupuesto. Esto implica un grave desequilibrio en la división de poderes y, como tantas cosas, confirma el nefasto legado de siete décadas de gobiernos del PRI: la constitución tiene esta laguna porque bajo el viejo régimen era incocebible que la Presidencia y el Congreso estuvieran controlados por partidos distintos. El presidente afirma que va a impugnar el presupuesto: no queda claro cómo ni qué resultado habrá. En segundo lugar, augura que el combate en torno al presupuesto será, literalmente, sanguinario en 2005, ya que será el último presupuesto antes de las elecciones de 2006.

Va sin decir que es lo que menos necesita el país. En el ámbito económico, 2005 empieza a dar miedo por una sencilla razón: es posible que Estados Unidos, nuestro motor económico, presente una crisis en su moneda que llevaría a una baja en su consumo y un alza en sus tasas de interés, lo cual nos podría pegar muy duro.

Pero esto no es lo peor. Lo que realmente me deprimió fue el linchamiento de 3 policias en un barrio de la Cd. de México (ver nota). Ni las autoridades locales ni las federales levantaron un dedo para impedirlo, pese a que todo se transmitió en vivo por la televisión y la turba sabía que eran policías. No es la primera vez que algo similar sucede y hasta ahora todos los linchamientos han quedado impunes.

Esto ilustra lo que es México hoy: un país en donde los gobiernos no están dispuestos a recurrir al uso legítimo de la fuerza, un país sin ley y un país sin la mínima rendición de cuentas (ningún alto funcionario ha sido cesado y seguramente sólo habrá chivos expiatorios de nivel bajo).

Sí, México es un país donde impera el realismo mágico; lo malo es que es magia negra....

Reitero mi pronóstico pesimista: este país requiere reformas a fondo, pero no veo cómo se van a aprobar sin una crisis de grandes dimensiones.

Ojalá me equivoque.



miércoles, noviembre 17, 2004

Cuando los tomates atacan....

En Norteamérica, nuestra verdura favorita está causando estragos. Afortunadamente, no están atacando inocentes en las calles. Más bien, el problema es que escacean y no es asunto menor.

Como resultado de las lluvias en California, los huracanes en Florida y las plagas en México, hay pocos tomates (jitomates en mexicano) y su precio está al doble de su nivel habitual. Esto afecta a todos, desde los propietarios de restaurantes hasta los banqueros centrales.

En Estados Unidos, la escacez de tomates está forzando a diversos restaurantes a alterar sus menús e incluso sus recetas (ver esta nota).

Pero eso no es nada comparado a los problemas observados en México. En este país, los hogares destinan el 0.5% de su gasto a la compra de tomates frescos, cuyo precio aumentó 62% en los últimos 12 meses. Eso implica que por sí mismos, añadieron 30 puntos básicos (0.3%) a la inflación en este periodo, que llegó a 5.4% en total, comparada con la inflación de 4% observada en 2003.

De hecho, Gray Newman, un economista de Morgan Stanley, señala que los tomates, junto con la carne y los huevos (cuyo precio también se disparó por el cierre sanitario/proteccionista de muchas importaciones a principios de año), explican casi todo el aumento en la inflación mexicana. No es un asunto trivial: el alza en la inflación ya empujó a las tasas de interés de cerca de 5% el año pasado a 8% actualmente.

Vaya que esto es suficiente para quitarle el apetitdo a cualquiera.

Problemas técnicos

Durante cinco días experimenté una sensación extraña: estar fuera de línea. Vaya que se siente como si a uno le hubieran amputado algo. No fue parte de un ejercicio zen para reencontrarme conmigo mismo. Mi #$(/%) ISP presentó una "falla catastrófica". Me alegra estar de vuelta.

martes, noviembre 09, 2004

la solución de los 150 mil millones de dólares

Ese es el monto de asistencia que deben recibir cada año los países más pobres para alcanzar las Metas de Desarrollo del Milenio, según Jeffrey Sachs, director del Earth Institute de la Universidad de Columbia. Este artículo ofrece un buen resumen de sus argumentos.

Nadie duda que los países más pobres requieren ayuda para salir adelante. Incluso 150 mil millones de dólares no me parece un monto excesivo. La pregunta es cómo evitar que esa enorme suma no termine depositada en las cuentas bancarias de los diversos déspotas, tiranos, generales y burócratas que controlan esas naciones. Sachs afirma que, tomando en cuenta diversos factores, los países más pobres no están particularmente mal gobernados y sus necesidades son tan apremiantes que es mejor arrancar desde ahora.

Yo no estoy tan convencido. En realidad, no veo cómo esos países lograrán salir adelante sin una suerte de "neocolonialismo". Antes de que reciba amenazas de muerte, déjenme explicar. Ni yo ni nadie quiere un regreso a los viejos malos tiempos de dominación por la misma dominación/explotación. Pero al mismo tiempo es un tanto ilusorio pensar que todos los países más humildes tienen la capacidad para salir de su abyecta condición. Vamos, Haití lleva más de 200 años de independencia y miren cómo sigue. De alguna forma, se deben establecer las condiciones e instituciones básicas para que pueda funcionar un país. En un estado fracasado, es algo que requiere de cierta injerencia externa. Puede ser la ONU, como sucedió en Timor del Este, o una coalición de gobiernos con ONG. Tras cumplir ciertas metas explícitas, permitirían un mayor control nacional.

Claro, es una idea difícil y utópica. Pero a la larga no veo otra opción, sobre todo tomando en cuenta el espantoso costo humano de dejar abandonados esos países a sus élites rapaces y los problemas que esos países causan a toda la comunidad internacional (refugios para terroristas y criminales, enfermedades, etc.).

lunes, noviembre 08, 2004

¿Deprimidos por otros cuatro años de Bush?

Después de una de las elecciones más intensas de la historia, muchas personas en EUA y en el resto del mundo están deprimidas ante la perspectiva de otros cuatro años de gobierno de George W. Bush. Según mis lecturas recientes, tienen varias opciones para sobrevivir los próximos cuatro años. Las tres más interesantes:

1. Emigrar: Los estadounidenses que aborrecen a Bush naturalmente piensan abandonar el país. Canadá es la opción natural, pero al parecer no es tan sencillo como generalmente se supone.

2. Fusión con la madre patria: A los británicos no les interesa mucho seguir en la Unión Europea y su filosofía política está más a la izquierda que la del estadounidense promedio. Para un liberal estadounidense, incorporar al RU como parte de EUA es una idea que tiene sus méritos.

3. Tomarlo con filosofía: Muchos comentaristas han señalado que el único aspecto posivito de la reelección de George W. Bush es que sus ruinosas políticas se desenvolverán hasta su trágico fin (aquí hay un buen ejemplo). Eso abrirá el paso para que en 2008 una opción más pasable sea electa (con la desventaja de que mientras todos sufriremos las consecuencias). En cambio, si Kerry hubiera ganado, los republicanos hubieran saboteado su gobierno (controlan el legislativo), lo cual permitiría que en cuatro años otro ultraderechista mesiánico retomara los planes incompletos de Bush.

sábado, noviembre 06, 2004

¿Se privatizará a Pemex?

En un México distraído por su habitual circo político, paso casi inadvertida esta impactante noticia. Resulta que un subsecratario de Hacienda (viceministro del Tesoro) afirmó que el gobierno está preparando la venta de acciones de Petróleos Mexicanos (PEMEX), el monopolio estatal de petróleo y gas, para financiar sus gastos de inversión sin aumentar su enorme deuda.

Hay dos reacciones posibles.

La primera: ¿qué sustancia prohibida están fumando en el gobierno? A final de cuentas, la constitución estipula que PEMEX es propiedad de la nación, por lo cual vender acciones requeriría enmendar la constitución. Para un gobierno que en cuatro años no ha logrado que el legislativo apruebe reformas mucho menos trascendentes que ésta, suena como misión imposible, sobre todo ahora que estamos a menos de dos años de la próxima elección presidencial.

La segunda: ¿quién en su sano juicio compraría acciones de PEMEX? La lista de contras es enorme. Tiene 140,000 trabajadores, el doble que ExxonMobil (la petrolera privada más grande del mundo), representados por un sindicato corrupto y truculento. El gobierno confisca básicamente todas sus ganancias (aunque una reforma reciente podría mejorar esto un poco). Para financiar sus inversiones requiere contratar deudas, las cuales suman US$37 mil millones (más del doble comparado con su nivel hace 5 años). Además, tiene un pasivo de pensiones no fondeado de casi US$30 mil millones. En resumen, no hay ni la más remota posibilidad de que los accionistas reciban un centavo en su vida si invierten en acciones de PEMEX.

Quizá el gobierno de Vicente Fox haya perdido total contacto con la realidad en este caso. No sería la primera vez. O quizá la Secretaría de Hacienda sólo estaba lanzando un "globo de prueba" para ver la reacción. A final de cuentas, nunca han ocultado que consideran que el modelo a seguir para PEMEX es Petrobras, la empresa estatal de energía de Brasil que tiene capital mixto.

No sé. Quizá estén pensando en crear un instrumento híbrido para ir tentando las aguas y acostumbrar al público a la idea de eventualmente privatizar parcialmente a PEMEX. Una forma de hacerlo sería crear un fideicomiso a dónde fluirían parte de los ingresos de PEMEX, para después vender los derechos patrimoniales de ese fideicomiso al público inversionista (mexicano). Esto, en efecto, sería como una acción y seguramente se tendrían que dar términos favorables para tentar a los inversionistas. Como no soy abogado, es difícil saber si este esquema es constitucionalmente kosher. Francamente, lo dudo y como mínimo estaría sujeto a cuestionamientos juidiciales. Además, la verdad sería más fácil y sencillo vender deuda que acciones.

Conclusión: Anótenme en la columna de los muy escépticos. La venta de acciones o pseudoacciones de PEMEX se antoja casi imposible, al menos que el gobierno tenga un as bajo la manga que desconozco. Además, no sería una medida muy útil o deseable, ya que distraería al gobierno y a los legisladores de las reformas requeridas. Lo que PEMEX necesita es una reforma que reduzca su carga fiscal de forma importante (lo cual, a su vez, requiere una reforma fiscal para el gobierno que aumente sus ingresos tributarios para suplir el dinero que ahora aporta PEMEX, que suma más de 30% del presupuesto) y una profunda reforma administrativo-laboral para desaparecer al ejército de trabajadores superfluos y minar a su abominable sindicato.

viernes, noviembre 05, 2004

Los economistas hablan

Los economistas bajaron de la montaña y nos dicen que no ven cómo George W. Bush puede poner en práctica su agenda económica para su segundo periodo (ver la nota previa) sin que las finanzas públicas de Estados Unidos terminen como las de Argentina. En esencia, todas las propuestas macro de Bush implican una caída en los ingresos gubernamentales y todos los analistas concuerdan que no tiene la más mínima restricción de controlar (y mucho menos reducir) el gasto gubernamental para mantener el equilibrio.

Este indispensable artículo de Sebastian Mallaby resume las opciones que enfrenta Bush, así como su impacto. Por su parte, Stephen Roach discute las implicaciones de la agenda de Bush para la economía mundial.

Lo más interesante es que ambos concuerdan que la única forma en que la agenda de reducción de impuestos y reformas/privatización a la seguirdad social de Bush podría funcionar es si lograra elevar sustancialmente el ritmo de crecimiento de Estados Unidos. Esto permitiría que los déficits, como proporción del PIB, se mantengan en un rango razonable. Sin duda, esta es la lógica de Bush y sus asesores.

Pero es muy, muy poco probable que esta apuesta funcione. Mallaby argumenta que las propuestas de Bush en efecto podrían elevar la tasa de crecimiento de la economía, pero el impacto sería muy reducido. Por su parte, Roach señala que para que acelerar el crecimiento se requerirían tres condiciones: la productividad laboral en EUA tendrá que mantener su alto ritmo de crecimiento, los extranjeros deberán seguir financiando los déficits estadounidenses y Bush también tendría que promover el crecimiento por otros medios, como una mayor liberalización del comercio exterior. Sin embargo, considera que no son supuestos muy realistas y que, de hecho, esta estrategia corre el riesgo de ser contraproducente.

Estas palabras de Mallaby me dejaron frío:

Even if you assume improbable amounts of political courage in a second Bush
term, the chances that the administration could come up with something dramatic
enough to forestall fiscal disaster are between modest and zero.

The basic premise of the tax cuts--that the size of government can and should be
contained--is ahistorical and wrong. Ahistorical, because government's share of
GDP has in fact grown steadily as societies have grown richer over the past
century. Wrong, because government in the age of the baby bust is going
inevitably to grow. Bush has failed to understand where history is headed, and
history will judge him harshly for it.


jueves, noviembre 04, 2004

Cuatro años más de Bush

Como habrán notado, en los últimos meses casi no escribí nada sobre las elecciones en EUA. No dudo su trascendencia. Pero, a diferencia de los noventa, el tema de la economía brilló por su ausencia. Claro, Kerry criticó a Bush por su irresponsabilidad fiscal y por el deterioro en el mercado laboral que se presentó en los últimos cuatro años. Por su parte, Bush respondió que sus recortes a los impuestos --su principal política económica--estimularon a la débil economía que heredó. Sin embargo, todo parece indicar que otros temas, como los "valores morales" y el terrorismo, fueron mucho más importantes para los electores.

¿Y ahora qué podemos esperar en los próximos cuatro años? Como bien describe esta nota, las prioridades de Bush en su segundo periodo presidencial serán:

1. Hacer que los recortes impositivos "temporales" aprobados en años recientes se vuelvan permanentes.
2. Simplificar el régimen de impuestos, lo cual implica sustituir gradualmente el impuesto sobre la renta por un impuesto al consumo
3. Privatización parcial de la seguridad social y del financiamiento estatal de la salud.
4. Reformas legales para limitar los daños concedidos en demandas judiciales.

A primera vista, parece una agenda ambiciosa. Pero en la práctica, sólo el punto (1) y, quizá, el (4) tienen muy altas probabilidades de ser aprobados. Respecto al punto (2), sería un paso sin precedente y es dudoso que incluso la derecha dura tenga las ganas de luchar por una medida que será muy, muy poco popular, incluso entre los electores conservadores.

Cierto, la idea de sustituir al complicado e ineficiente ISR por una suerte de IVA tiene muchos méritos prácticos. Además, se puede hacer un buen argumento de el gasto es un mejor instrumento para redistribuir el ingreso que los impuestos. Sin embargo, la redistribución vía gasto es menos "visible" que el pago de impuestos, por lo cual la viabilidad política de esta idea es casi nula. Además, es probable que la transición de un régimen fiscal a otro reduzca los ingresos, por lo menos en el corto plazo.

Respecto al número 3, la privatización de la seguridad social, tanto en el ámbito de pensiones como de gastos médicos, también tiene sus puntos a favor. Sin embargo, en un país demográficamente maduro como EUA, pasar del régimen actual (los beneficios de los jubilados son pagados por las aportaciones actuales de los trabajadores) a uno basado en cuentas privadas individuales (cada quien ahorra para su retiro y gastos médicos) implica altos costos iniciales, conocidos como gastos de transición, aunque a la larga probablemente el país ahorre dinero. Esta nota ofrece una discusión interesante de los puntos a favor y en contra.

En resumen, las principales propuestas (1 a 3) de Bush implicarían costos para el gobierno. Si éste partiera de una fuerte posición fiscal, bien podría asumir esos costos para obtener beneficios a largo plazo. Pero la realidad es que el gobierno estadounidense enfrenta un déficit cercano al 4% del PIB, el cual tenderá a ampliarse en la medida en que el gasto gubernamental subirá con el envejecimiento de la población. Además, en materia de gasto, los hechos confirman que Bush no tiene la más mínima disciplina.

Hasta ahora, el deterioro fiscal no se ha reflejado en las tasas de interés. Pero si Bush promueve cualquiera de sus iniciativas sin hacer un esfuerzo creíble para reducir el gasto gubernamental, es muy probable que las tasas se disparen y se detone un ciclo vicioso. De hecho, el simple hecho de hacer permanentes los recientes recortes a los impuestos minará lentamente la solvencia financiera del país sin una reforma en el gasto.

¿Prevalecerá esta prudencia mínima? No sé. El Partido Republicano tiene una mayoría incluso mayor en el legislativo que en el primer periodo de Bush y tampoco han sido paragones de la responsabilidad fiscal. Eso podría tentarlos a impulsar estas iniciativas sin un cambio en el patrón del gasto, con resultados que sólo pueden ser negativos en el mediano y largo plazo.

Visto de esta forma, no hay motivos para ser optimistas en el ámbito de la macroeconomía estadounidensia. En el plano micro, Bush ha probado ser, en el mejor de los casos, un presidente muy indiferente al libre comercio (recordemos que impuso fuertes tarifas al acero y los textiles y no ha hecho mucho para promover la ronda de Doha) y un amigo de los subsidios.






martes, noviembre 02, 2004

La bolsa mexicana en octubre

En octubre, el mercado mexicano subió 5.5%, uno de los mejores resultados en todo el mundo. Para quienes seguimos las vicisitudes de la bolsa, esto parece un tanto extraño, ya que a final de cuentas el entorno macro nacional e internacional trajo buenas noticias: tasas de interés al alza, crecimiento decepcionante en EUA, etc.

Lo que el resto del mundo no sabe es que tenemos un arma secreta: América Móvil. Esta empresa de telefonía celular, que domina en México y tiene fuertes inversiones en Sudamérica, representa directa e indirectamente el 20% del IPyC, el principal índice bursátil mexicano. En octubre, sus acciones subieron 14%, con lo que acumula un alza de 65% en el año (y en 2003 subió más de 100%). Es un hecho que más de la mitad de la ganancia del mercado mexicano el mes pasado fue producto del desempeño de esta empresa. (Para contar con un panorama más completo del desempeño reciente de la bolsa mexicana, consulten mi más reciente artículo).

Esto ilustra la gran diferencia entre los mercados "desarrollados" y los "emergentes". En los primeros, incluso las empresa smás grandes en términos de valor de capitalización tiene un peso bajo en los índices; en los emergentes, básicamente determinan qué sucede.