En un México distraído por su habitual circo político, paso casi inadvertida esta impactante noticia. Resulta que un subsecratario de Hacienda (viceministro del Tesoro) afirmó que el gobierno está preparando la venta de acciones de Petróleos Mexicanos (PEMEX), el monopolio estatal de petróleo y gas, para financiar sus gastos de inversión sin aumentar su enorme deuda.
Hay dos reacciones posibles.
La primera: ¿qué sustancia prohibida están fumando en el gobierno? A final de cuentas, la constitución estipula que PEMEX es propiedad de la nación, por lo cual vender acciones requeriría enmendar la constitución. Para un gobierno que en cuatro años no ha logrado que el legislativo apruebe reformas mucho menos trascendentes que ésta, suena como misión imposible, sobre todo ahora que estamos a menos de dos años de la próxima elección presidencial.
La segunda: ¿quién en su sano juicio compraría acciones de PEMEX? La lista de contras es enorme. Tiene 140,000 trabajadores, el doble que ExxonMobil (la petrolera privada más grande del mundo), representados por un sindicato corrupto y truculento. El gobierno confisca básicamente todas sus ganancias (aunque una reforma reciente podría mejorar esto un poco). Para financiar sus inversiones requiere contratar deudas, las cuales suman US$37 mil millones (más del doble comparado con su nivel hace 5 años). Además, tiene un pasivo de pensiones no fondeado de casi US$30 mil millones. En resumen, no hay ni la más remota posibilidad de que los accionistas reciban un centavo en su vida si invierten en acciones de PEMEX.
Quizá el gobierno de Vicente Fox haya perdido total contacto con la realidad en este caso. No sería la primera vez. O quizá la Secretaría de Hacienda sólo estaba lanzando un "globo de prueba" para ver la reacción. A final de cuentas, nunca han ocultado que consideran que el modelo a seguir para PEMEX es Petrobras, la empresa estatal de energía de Brasil que tiene capital mixto.
No sé. Quizá estén pensando en crear un instrumento híbrido para ir tentando las aguas y acostumbrar al público a la idea de eventualmente privatizar parcialmente a PEMEX. Una forma de hacerlo sería crear un fideicomiso a dónde fluirían parte de los ingresos de PEMEX, para después vender los derechos patrimoniales de ese fideicomiso al público inversionista (mexicano). Esto, en efecto, sería como una acción y seguramente se tendrían que dar términos favorables para tentar a los inversionistas. Como no soy abogado, es difícil saber si este esquema es constitucionalmente kosher. Francamente, lo dudo y como mínimo estaría sujeto a cuestionamientos juidiciales. Además, la verdad sería más fácil y sencillo vender deuda que acciones.
Conclusión: Anótenme en la columna de los muy escépticos. La venta de acciones o pseudoacciones de PEMEX se antoja casi imposible, al menos que el gobierno tenga un as bajo la manga que desconozco. Además, no sería una medida muy útil o deseable, ya que distraería al gobierno y a los legisladores de las reformas requeridas. Lo que PEMEX necesita es una reforma que reduzca su carga fiscal de forma importante (lo cual, a su vez, requiere una reforma fiscal para el gobierno que aumente sus ingresos tributarios para suplir el dinero que ahora aporta PEMEX, que suma más de 30% del presupuesto) y una profunda reforma administrativo-laboral para desaparecer al ejército de trabajadores superfluos y minar a su abominable sindicato.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario