jueves, octubre 02, 2003

Un empujoncito a la reforma energética

Sin duda, es una buena noticia que por fin están iniciando negociaciones serias para cambiar el marco legal de este importante sector. Ayer la agencia calificadora Moody's puso su granito de arena para fomentar que nuestros legisladores por fin hagan algo....amenazando con reducir la calificación de PEMEX.

Actualmente, PEMEX tiene una calificación incluso mayor al gobierno mexicano (Baa1). En su comunicado, Moody's afirmó estudiará la posibilidad de reducir esta calificación ya que PEMEX tiene una creciente deuda y, al mismo tiempo, está planeando aumentar sus inversiones para frenar la caída en las reservas y mantener su nivel de producción. N me cabe duda: la advertencia de Moody's es un mensaje directo a los legisladores.

Este anuncio espantó a los mercados. La bolsa cayó 2% y el peso llegó a 11.2 por dólar (aunque es justo recordar que también el recorte a la meta de crecimiento de este año no ayudó). En realidad, lo que dijo Moody's no debe sorprender a nadie. Varios comentaristas (incluyendo Enrique Quintana de Reforma) han señalado reiteradamente que la paraestatal enfrenta una precaria situación financiera y que es necesario hacer algo al respecto.

Esto conduce a otro punto: sin reforma fiscal, no puede haber una verdadera reforma energética. Los hechos son claros: Pemex (y CFE, LFyC) necesita invertir muchos miles de millones de dólares sólo para evitar un deterioro en su nivel de producción y para otros fines, como elevar la producción de gas natural (urge). Hasta ahora, ha podido financiar parte de la inversión requerida a través de deuda, pero la advertencia de Moody's claramente muestra que a futuro esto ya no es una opción. En resumen, sólo puede obtener el dinero requerido pagando menos impuestos. Claro, la otra opción es permitir la inversión privada, pero en el caso del petróleo (a diferencia del sector eléctrico) nadie propone tocar la vaca sagrada.

Obviamente, el gobierno no puede autorizar eso en la medida en que PEMEX aporta el 30% de los ingresos federales. Por lo tanto, sólo una reforma fiscal que eleve los ingresos tributarios permitirá una modernización de este sector (la problemática del sector eléctrico es un tanto diferente y pronto publicaré algo al respecto).

Claro, lo más triste del caso es que quienes se oponen a la inversión privada en el sector energético, como el priísta Manuel Bartlett o prácticamente todos los perredistas, tampoco apoyan la reforma fiscal. No es noticia, pero claramente demuestra que son demagogos de primer orden.

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