Independientemente de la posición que uno tuviera con respecto a la invasión estadounidense a Irak, es calro que todos los países de buena fe tienen un interés directo en que esa nación prospere de ahora en adelante. Reconstruir su economía e infraestructura será necesario para que la democracia pueda afianzarse en un país que no tiene ninguna experiencia con ese modelo y que está rodeado (salvo por el caso de Turquía) por países con gobiernos autoritarios y en muchos casos hostiles.
Tomando en cuenta las divisiones que el caso de Irak ha generado, siempre quedó claro que Estados Unidos tendría que financiar buena parte de la reconstrucción. Bush solicito 87 mil millones de dólares al Congreso, aunque más de la mitad se destinará a fondos para mantener las tropas. Algunos congresistas demócratas, jugando la carta partidista, quieren que en lugar de donar el dinero, se haga como préstamo, asegurando así que el nuevo gobierno autónomo que eventualmente surgirá tendría desde el inicio una pesada carga financiera.
Afortunadamente, parece que no se saldrán con la suya.
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