A los mexicanos rara vez nos interesa lo que pasa en el resto del mundo, con las excepciones (a medias) de Estados Unidos y América Latina. Cierto, el conflicto en Irak sà llamó la atención, pero el nivel del debate público reveló lo ignorantes que somos. Ojalá peque de pesimismo, pero es hora de poner atención. En el mundo hay tendencias que recuerdan a la década de los años treinta y todos sabemos como terminó esa historia.
Basta leer el discurso que presentó el primer ministro de Malasia en una conferencia de paÃses islámicos y la forma en que fueron recibidas sus palabras(Daniel Drezner tiene un buen resumen y comentarios). Lo rescatable es el diagnóstico y las medidas que propone para sacar al mundo islámico de su estupor. Pero lo temible es la caracterización de todo Occidente (y, queramos o no, somos parte de ese club) como el "enemigo", controlado por judÃos.
Leà el discruso orginial. Tal como apunta Drezner, es una crÃtica a los medios empleados por los fundamentalistas, pero es una muestra de apoyo para sus fines. Más allá de lo que uno piense sobre Estados Unidos e Israel, la belicosidad y sentido de victimización que tienen los paÃses islámicos es un portento de guerra, la cual afectarÃa a todos los paÃses, incluso aquellos que nada tienen que ver con el Medio Oriente.
Es una locura. Parece que el mundo islámico siente que la única froma de recuperar su honor y gloria es a través de la fuerza de las armas (la misma que permitió su crecimiento en sus primeros siglos). ¿Aspiran a ser socios responsables que contribuyan al bienestar de la comunidad mundial? No: piensan que viven en un mundo suma cero, donde todo lo que gana una parte sale a costa de la otra. ¿A caso consideran que hay alternativas, como la resolución de conflictos vÃa la no violencia? No, sólo la gloria militar puede restaurar el honor perdido ante los "cruzados" y "zionistas". ¿Tienen propuestas para combatir los grandes dilemas de nuestro tiempo, como la pobreza, el medio ambiente y el acelerado cambio tecnológico? No: su vista está firmemente puesta en un pasado mÃtico.
Lo peor es que si el mundo islámico tuviera aspiraciones realistas y positivas serÃa mucho más fácil resolver sus problemas. El caso de Palestina es un buen ejemplo. Buscar la destrucción de Israel ya no es una meta viable, piense lo que piense uno sobre la justicia del establecimiento del estado judÃo. Cincuenta años de lucha armada y del terrorismo más bestial y repelente sólo han empeorado la condición del pueblo palestino. Tomando en cuenta que Israel goza de muy poca simpatÃa en todo el mundo (en parte por su inexcusable represión y en parte por antisemitismo), una campaña masiva de resistencia civil no violenta por parte de los palestinos rendirÃa frutos muy rápido. Pero tristemente parece que la idea ni siquiera les ha pasado por su cabeza.
sábado, octubre 18, 2003
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