miércoles, octubre 08, 2003

Energía: Los políticos que nos merecemos

Mi pesimismo aumenta por hora al leer notas como esta.

Resulta que nuestros senadores tienen una brillante idea para resolver nuestro problema de abasto de electricidad. Ayer aprobaron --con votos a favor del PRI, PRD y PVEM--un dictamen para reformar algunas leyes relacionadas con Pemex para permitir que esa paraestatal pueda generar su propia energía. Supuestamente, eso resolverá los problemas de abasto hasta el 2011.

¿Suena razonable? Ni yo ni nadie tiene puede objetar a que PEMEX genere su propia electricidad. El problema es que tipejos como Manuel Bartlett y Oscar Cantón, pero también gente más o menos razonable como Demetrio Sodi del PRD, alaban esta medida como una solución al problema de abasto. En realidad, no resuelve nada.

El dilema central en materia eléctrica es claro: el país necesita invertir decenas de miles de millones de dólares para renovar la planta generadora y expandirla para cubrir el crecimiento en la demanda. Ese dinero tiene que salir de algún lado.

Hay tres opciones que no se excluyen mutuamente: 1) el gobierno (incluyendo CFE y PEMEX) se endeuda más; 2) se lleva a cabo una reforma fiscal que eleva los ingresos federales, permitiendo que PEMEX y CFE puedan destinar una mayor porción de sus utilidades a la inversión; 3) se permite que la iniciativa privada invierta en el sector.

La primera, que es la que sugieren los susodichos senadores, es una locura. Es increíble que propongan que PEMEX se endeude para financiar las inversiones eléctricas en cuestión cuando sólo hace unos días la calificadora Moody's señaló que estaba estudiando bajar la calificación de la paraestatal precisamente por su abultada deuda. Que el gobierno sea quien se endeude y le de los recursos a PEMEX tampoco es opción: hay que recordar que la solvencia del gobierno es engañosa, ya que tiene muchos pasivos ocultos (pensiones del ISSSTE) y un mayor endeudamiento podría generar una crisis de confianza o un alza fuerte en las tasas de interés.

La segunda opción es más razonable, pero implica que se lleve a cabo una reforma fiscal importante que eleve la recaudación de impuestos de 11% del PIB actual a por lo menos 15% para cubrir las inversiones energéticas y el gasto social requerido. Aquí el problema más obvio es la voluntad política. Pero incluso si existe, todo parece indicar que no habrá reforma sino hasta fines del 2004. Eso implica que la recaudación empezaría a crecer gradualmente a partir del 2005. En otras palabras, perderíamos otros dos o tres años antes de que el sector energético empiece a contar con recursos suficientes. Faltaría incluso más tiempo antes de que se construyan las plantas necesarias.

La última opción, más allá de las preferencias ideológicas que no tenga, tiene la virtud de que surtiría efectos a corto y mediano plazo. Pero su aprobación es muy incierta. En lo personal, una combinación de reforma fiscal y apertura a la IP sería ideal.

Conclusión: El secretario de Energía tiene razón cuando denuncia esta treta. Si bien los cambios legales no tienen nada de malo (Pemex debe tener la libertad de poder generar su electricidad), de ninguna forma representan una solución ni inmediata ni de fondo al problema. Además, es claro que el PRI y PRD quieren emplear su aprobación (falta que sea votada ante el pleno) para decir que están solucionando el problema, lo cual les permitiría bloquear iniciativas que representen una respuesta viable.

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