Mañana temprano se dará a conocer el dato de crecimiento de la economía estadounidense durante el tercer trimestre. El consenso espera un repunte de entre 6 y 7% real anualizado.
Obviamente, esa tasa es insostenible, pero al examinar los componentes del PIB, tendremos la oportunidad para determinar si representa un augurio de un crecimiento fuerte y sostenido en los próximos meses o será otra instancia de un muy buen trimestre seguido por otro periodo de estancamiento. Esta nota ofrece una buena síntesis de las expectativas y ramificaciones relacionadas a este dato.
En ese sentido, creo que los puntos clave en los que habrá que fijarse son:
1. ¿Cuánto crecerá la inversión privada? Un repunte en la inversión privada indicaría que por fin se está abatiendo el lastre que representa la capacidad ociosa en varios sectores, la cual es la principal fuente de presiones deflacionarias. Además, un alza en la inversión es un presagio de crecimiento futuro en el empleo. Por otro lado, si el crecimiento del PIB refleja una simple acumulación de inventarios mientras que la formación de capital no levanta, sería una señal negativa.
2. ¿Cuáles serán las fuentes del ingreso y consumo personal? Todo parece indicar que los estadounidenses sigueron consumiendo como si no hubiera mañana durante el tercer trimestre. Pero incluso su gasto se ve limitado por el ingreso. Si este creció fundamentalmente por transferencias del gobierno y un menor pago de impuestos, va a ser difícil que pueda mantener su dinamismo en el futuro próximo.
3. El sector externo. Cualquier aportación al crecimiento de la balanza comercial (lo cual implica un menor déficit) sería muy positivo, ya que indicaría un mayor nivel de ahorro, un factor clave para la salud y estabilidad financiera de Estados Unidos.
miércoles, octubre 29, 2003
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