La industria maquiladora fue uno de los sectores más dinámicos del país durante la década pasada. Entre 1990 y el 2000, su producción aumentó 455% en total en términos reales (18.7% anual en promedio) y el empleo acumuló un alza total de 186% (11% anual). Pero en los siguientes tres años la producción bajó 22%, con una caída similar en el empleo. Al inicio, la baja en la producción se atribuyó a la recesión en Estados Unidos, que afectó de forma desproporcionada a las manufacturas. Pero ahora es claro que el factor China también golpea a este sector.
Sin embargo, hay señales de que está tocando fondo, ya que en los doce meses a agosto de este año la producción cayó sólo 3%. Aunque este sector ya nunca recobrará su dinamismo anterior, ¿podrá sobrevivir? La clave para esto es poder competir exitosamente con los productos chinos. Por más que se deprecie el peso, México no podrá ofrecer salarios tan bajos como los que prevalecen en ese país asiático. Pero seguimos teniendo la ventaja de estar cerca de Estados Unidos, lo cual ayuda a productos donde el factor de tiempo entre la fabricación y la venta es importante. Sin embargo, a la larga la variable crítica es la productividad laboral, ya que esta abate los costos de producción.
En ese aspecto, las noticias son malas. En los noventa, la producción por trabajador creció a un promedio anual de 6.8%. Sin embargo, en los últimos tres años la productividad laboral se estancó en este sector. Al menos que empiece a crecer de forma importante, las maquilas no tienen mucho futuro, incluso si la economía estadounidense crece a un buen ritmo el año entrante.
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