Hace unos dÃas, el director del New York Stock Exchange, Richard Grasso, renunció después de que se dio a conocer que obtuvo un pago de 148 millones de dólares. Hay quienes lo defendieron, señalando que durante su periodo al mando logró que el mercado creciera en términos del volumen de operaciones (lo cual no es gran logro, ya que todas las principales bolsas del planeta pueden decir lo mismo). Pero los crÃticos señalan que ese monto fue totalmente desproporcionado a las ventas y utilidades del NYSE, que de hehco es una organización sin fines de lucro.
Este debate es interesante porque es el último capÃtulo en la saga de los directores corporativos inmensamente bien pagados, independientemente de sus logros. Es claro que hay un problema: los consejos de administración no cumplen bien su función de vigilancia y frecuentemente terminan como apologistas del equipo gerencial.
Pero este tema también llama la atención porque nos puede decir mucho sobre el sentido de justicia de una sociedad. Vale la pena leer lo que James Surowiecki escribió al respecto.
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