miércoles, marzo 24, 2004
Sudán
Una de las fuentes que alimenta al terrorismo islámico es la percepción en países con esa persuasión religiosa que son "victimizados" por Occidente sin otro motivo que su propia fe. En buena medida esto es falso, pero sabemos bien que la percepción y la realidad pueden ser radicalmente diferentes. Por eso es muy importante que todo Occidente le recuerde al mundo islámico que sus manos están mucho más manchadas de sangre. Lo que el gobierno musulmán de Sudán está haciendo a su población negra, que en muchos casos es cristiana o animista, sólo puede ser calificado como genocidio. Estamos hablando de cientos de millones de personas, que rebasa por varias órdenes de magnitud la lista de víctimas de todos los conflictos de Medio Oriente durante las últimas décadas. Esta columna del NY Times describe lo que sucede ahí.
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