Al abrir mi buzón de correo electrónico, recibí un boletín emitido por el organismo que regula el sistema de pensiones para los trabajadores del sector privado que afirma que:
"En términos globales, a lo largo de los casi siete años de operación de las Afores (nota: las empresas que manejan los fondos), los intereses que el sistema ha otorgado a los trabajadores por la administración de sus recursos ascienden aproximadamente a 150,000 millones de pesos al cierre de diciembre del 2003. De estos, más de 80,000 millones son intereses reales, es decir, por arriba de los efectos de la inflación".
Por supuesto, nuestras autoridades, que supuestamente velan por el interés de los trabajadores, no mencionan que en ese lapso las comisiones cobradas por las Afores suman más de 50,000 millones de pesos. Es decir, más de la mitad de los intereses reales se destinaron al pago de comisiones. En mi pueblo, a eso le llamamos un robo en despoblado.
No es una acusación sin sustento. Sé por diversas fuentes que --tal como sucede con demasiada frecuencia en este país--las Afore están coludidas (forman un cartel) para mantener sus comisiones en un nivel artificialmente alto. Si no fuera así, ¿cómo es posible que cuenten con un margen de utilidad neta (sí, después de impuestos) de 33%? Sólo el narcotráfico y los monopolios tienen esa clase de resultados. No hay que olvidar que lo único que hacen las Afore es mantener los registros de las cuentas e invertir el dinero predominantemente en deuda del gobierno. Lo mismo hacen los fondos de inversión y créanme que no ganan esa clase de dinero.
Es un abuso que todos pagaremos: los trabajadores recibirán una pensión menor y el estado tendrá que aportar más para que alcancen la pensión mínima.
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