En los inocentes años noventa, después de la guerra fría pero antes del surgimiento del terrorismo islamo-nihilista, parecía que la mayor amenaza para la humanidad era la degradación de la naturaleza.
El complejo político-activista verde se ha encargado por de exagerar y distorsionar toda clase de problemas ambientales para ganar atención, donaciones y poder. Afortunadamente, gente como Bjorn Lomborg o el economista Julian Simon han ayudado a desenmascarar las peores instancias de alarmismo interesado. No obstante, los problemas ecológicos son una amenaza real, aunque no conozcamos las dimensiones de fenómenos como el calentamiento global.
En ese sentido, este artículo del gran Jared Diamond es un oportuno recordatorio. Describe cómo un colapso ecológico --causado por la explotación excesiva de recursos naturales-- llevó a los pobladores de la isla de Pascua, quienes crearon las famosas estatuas que todos conocemos, a la miseria e incluso al canibalismo extendido. (Una anécdota escalofriante: según Diamond, la tradición oral de la isla narra que el peor insulto era decir que "la carne de tu madre se me queda atorada entre mis dientes".)
Por cierto, Diamond es uno de esos raros científicos que escribe de forma clara, amena y accesible para el público en general. Sus libros, empezando por Armas, gérmenes y acero son una maravilla.
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