En economía se cierra el círculo newtoniano: lo que sube tiene que bajar, pero también lo que baja termina subiendo. Eso es lo que ahora muchos temen que sucederá con las tasas de interés estadounidenses (las de corto plazo se ubican en 1%).
¿Pero acaso no esperaban los expertos que el alza iniciaría en 2005? Sí, pero los datos recientes están creando nerviosismo. En parte, es algo bienvenido: el hecho de que por fin esté subiendo el empleo en EUA (más de 300 mil plazas en marzo) apoya la sostenibilidad del crecimiento (que según las estimaciones rondará por 5% este año).
Pero al mismo tiempo, también augura un menor crecimiento en la productividad y el fin de un fenómeno peculiar: en los últimos 3 años, el potencial productivo de la economía (la suma de la expansión en la productividad laboral más el alza en la fuerza laboral potencial) ha crecido más que la demanda. En términos plebeyos, eso quiere decir que la oferta ha crecido más que la demanda, y eso es consistente con una baja en la inflación.
A partir de fines del 2003, la economía estadounidense empezó a crecer más que la expansión en su potencial, cerrando la brecha entre la oferta potencial y la demanda. Como las cifras (sobre todo de productividad) son inexactas, nadie sabia bien a bien qué impacto tendría en los precios. La respuesta está llegando: en los últimos tres meses se ha registrado una aceleración importante en la inflación, incluso excluyendo a alimentos y energía.
¿El resultado? Las tasas de interés de mediano y largo plazo han subido medio punto porcentual en abril, para la desdicha de los tenedores de bonos. Si siguen subiendo, correrá sangre en los mercados de renta fija, con un potencial de crear problemas para países emergentes altamente endeudados. Va sin decir que un ajuste fuerte podría incluso llegar a amenazar la recuperación.
De hecho, el FMI ya advirtió a la Reserva Federal que vaya sensibilizando a los mercados sobre esta tendencia inevitable para evitar desajustes importantes.
Pero hasta ahora las acciones no han sufrido: las utilidades están creciendo a un ritmo superior al 10% gracias a la fortaleza económica, lo cual compensa el alza en el costo del dinero. Claro, si las tasas suben mucho y muy pronto, eso podría cambiar.
Pueden encontrar un análisis más completo en mi artículo publicado hoy en El Financiero.
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