Aunque podemos especular todo lo que queramos sobre el momento en que Greenspan jalará el gatillo, es bastante probable que las tasas de corto plazo en EUA suban este año. Por lo pronto, las tasas de los bonos con plazo de más de un año ya subieron más de medio punto. ¿Qué pasará en los mercados cuando llegue el momento fatal?
Con base en lo que ha sucedido en las últimas cuatro semanas (el periodo en que subieron las tasas de largo plazo, anticipando el alza de las de corto plazo), hay buenas y malas noticias.
La mala es que un alza en tasas necesariamente reduce el valor de la renta fija denominada en dólares. En abril, la mayoría de las principales clases de bonos presentan pérdidas que van de 1% a 3%.
La buena es que las tasas están subiendo gracias al buen desempeño de la economía estadounidense y global. En ese sentido, es un hecho que las empresas y gobiernos pagarán más por concepto de intereses. Pero al mismo tiempo, están recibiendo más ingresos. De hecho, los principales indicadores de riesgo --dados por el diferencial en tasas entre bonos de alto y mediano riesgo comparados con bonos de nulo riesgo crediticio (del gobierno)--han seguido bajando, lo cual indica que el entorno económico favorable está más que compensando el impacto del alza en tasas. Esto explica por qué casi todos los principales índices de acciones del mundo muestran ganancias este mes.
Pero un mayor pago de intereses sí puede poner en peligro a empresas y gobiernos muy apalancados. Por ejemplo, el premio de riesgo de los bonos de Brasil, cuyo gobierno tiene una enorme deuda dolarizada de corto plazo, ha subido constantemente a partir de enero.
Todo esto y más en mi artículo más reciente para El Financiero.
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