Sin duda, es el tema del momento y hay varios puntos que vale la pena destacar:
--La ronda de Doha para liberalizar el comercio, bajo los auspicios de la Organización Mundial de Comercio, está atorada. Uno de los principales puntos de desacuerdo son los subsidios y barreras comerciales que los países ricos emplean para proteger a su sector agrícola. Los países pobres, sobre todo el G-20, encabezado por Brasil, China e India, exigen su eliminación. Las potencias se niegan debido a la fuerte influencia política de los grupos agrícolas, pero afirman que están dispuestas a negociar si los países del Tercer Mundo reducen sus barreras a las exportaciones industriales y a la inversión.
--En ese marco, la Unión Europea, que tiene (junto con Japón) el régimen de protección agrícola más grande y absurdo, acaba de proponer a Mercosur (léase Brasil y Argentina) un acuerdo: la UE está dispuesta a permitir la entrada de más productos agrícolas de esas naciones --su principal producto de exportación--a cambio de una mayor apertura en productos industriales e inversión y, quizá lo más relevante, a cambio de que desistan de criticar y exigir cambios en el régimen de protección agrícola de la UE. El Financial Times presenta un buen resumen.
Estoy de acuerdo con Dan Drezner que, políticamente, es una estrategia inteligente por parte de los europeos. De un golpe, ganarían mayor acceso a un mercado importante para sus productos y neutralizarían a importantes críticos. Claro, no será fácil persuadir a los granjeros europeos que saldrían afectados, pero siempre podrían darles más subsidios para aplacarlos.
--¿Pero para qué? La Política Común Agrícola de la UE es una abominación. Al vincular los subsidios al nivel de producción, asegura un exceso de oferta. Como no puede consumir todo lo que produce, entra una nueva ronda de subsidios de exportación, que terminan afectando negativamente a los países pobres. Algo que me da muchas esperanzas es que varios activistas y caridades de corte izquierdista, que rara vez suelen estar a favor de la globalización, por fin están denunciando la enorme injusticia de esas políticas. Por ejemplo, ayer Oxfam publicó un informe sobre el impacto de los subsidios europeos para la producción de azúcar. Algunos puntos relevantes:
-Europa otorga 819 millones de euros a seis empresas europeas para vender azúcar en los mercados internacionales.
-Esos subsidios le cuestan a Brasil y Tailandia, dos productores grandes y eficientes de azúcar, 494 y 151 millones de dólares, respectivamente.
-La UE permite que un grupo de 49 países pobres exporte azúcar a ese bloque. Pero la cuota es equivalente al 1% del consumo europeo (sólo 3 días de consumo).
-Para Mozambique, uno de los países más pobres del planeta, las pérdidas por esta política europea son equivalentes a su presupuesto anual para la agricultura y desarrollo rural.
-Producir azúcar en Europa cuesta unos 25 centavos de dólar por libra. El promedio mundial es de 8 centavos por libra.
Para el mundo, sería mucho mejor que la UE le pagara a los granjeros europeos que producen azúcar el monto que destina actualmente a subsidios.....simplemente para que no produzcan nada.
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