La industria automotriz mexicana sufre: desde el año 2000, la producción ha caído casi 20%. El problema no tiene que ver con el mercado interno (las ventas han aumentado), la baja productividad o el tipo de cambio. En realidad, es cuestión kármica: la mezcla de productos no es muy buena (más autos que camiones ligeros) y los modelos de gran volumen fabricados aquí se han vendido mal. Todo esto en la mi nota que salió hoy en El Financiero.
Algo que no toqué en el artículo por cuestión de espacio: de las armadoras japonesas, sólo Nissan tiene una fuerte presencia manufacturera en México, mientras que Toyota y Honda llevan pocos años aquí y fabrican poco. Estas empresas son las que han ganado más terreno en el mercado, por lo cual México paga caro el declive de las 3 grandes automotrices estadounidenses.
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