lunes, enero 05, 2004

¿Pesimismo injustificado?

En esencia, toda posibilidad de que se apruebe alguna reforma este sexenio murió. Al menos que se presente un milagro, ni la Convención Nacional Hacendaria ofrecerá resultados muy positivos. Quedó claro que tenemos un gobierno moribundo y una oposición rapaz y la recuperación de la economía será, en el mejor de los casos, débil. ¿Cómo ven los mercados financieros esta situación? El IPyC rebasó los 9,000 puntos y el riesgo país --la diferencia entre las tasas en dólares de bonos gubernamentales mexicanos y estadounidenses---está en mínimos históricos (unos 176 puntos).

¿Exhuberancia irracional? Veamos.

La clave es el riesgo país, cuya caída durante el 2003 explica casi toda el alza en las acciones y el bajo nivel de las tasas internas. Tres factores contribueron a su buen desempeño: 1) todos los mercados emergentes recibieron carretadas de dinero por las bajas tasas en los países industrializados 2) el precio del "riesgo" cayó estrepitosamente en todo el mundo (medido a partir del diferencial entre las tasas de bonos corporativos y gubernamentales) y 3) se mantuvo la disciplina fiscal y macro interna.

De entrada, el factor 3) se mantendrá este año, por lo cual habrá que fijarse en los primeros dos. El más preocupante es el primero. Hasta ahora, una política monetaria expansiva y una fuerte baja en el valor de su moneda no se han reflejado en un alza en las tasas de interés en Estados Unidos. Como he señalado previamente, esto se debe en parte a una ilusión estadística: el ajuste por calidad de los productos reduce la inflación publicada. Ahora que el crecimiento será alto (entre 3 y 4%), creo que la inflación en EUA sorprenderá al alza y esa ilusión estadística (poco comentada) quedará evidenciada.

Por tanto, una buena apuesta es que a mediados o fines de año las tasas se verán presionadas al alza, lo cual elevará el precio del riesgo y, tarde o temprano, el riesgo país de México. Esto se verá reforzado por el hecho de que en ese lapso el crecimiento de la economía estadounidense empezará a enfriarse en la medida en que disminuye el impacto del estímulo fiscal.

En ese sentido, creo que el buen desempeño de las variables financieras en México es una suerte de calma antes de que inicie un deterioro. Incluso si las condiciones externas se mantienen favorable, la falta de una reforma fiscal conducirá a un inevitable deterioro de la solidez financiera del gobierno, lo cual presionará gradualmente a las tasas. Pero yo apostaría a que ese entorno benigno no se mantedrá por mucho tiempo más. Más vale ir preparándose.

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