Ese es el punto de un excelenteartículo del diario Washington Port. Argumenta que el buen desempeño de la economía chilena no se puede explicar sólo por la liberalización pinochetista. Durante los noventa, los gobiernos de la coalición democrata cristiana-socialista han elevado los impuestos y el gasto social, sin que la economía haya sufrido, alcanzando importantes éxitos en materia social. En otras palabras, la mano visible compelementa a su contraparte invisible. (Nota: Chile no es ningún paraíso y todavía depende mucho del cobre, cuyo precio se ha disparado en meses recientes, pero comparado con el resto de la región, sin duda es el país con la economía más sana y el estado más eficaz).
En la nota cita a Manuel Riesco, un economista chileno, que ilustra este argumento mucho mejor que yo (traducción propia): "Lo que diferencia a Chile del resto de América Latina no es que hayamos adoptado con mayor fervor el modelo de mercado libre. Nos dimos cuenta que el mercado libre es como un automóvil. No cabe duda que es el mejor medio para llegar del punto A al punto B. Pero tienes que conducirlo. Si sueltas las manos del volante, vas a terminar boca abajo en una zanja".
Como dicen por ahí, mejor léanlo por su cuenta.
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