Ayer escribí unas líneas sobre las remesas. En otro de esas coincidencias inexplicables, resulta que Banco de México publicó ese mismo día cifras sobre este tema. Comentaristas como Enrique Quintana han destacado la importancia macroeconómica de esos ingresos.
Lo más interesante del informe de Banxico es que ofrece la distribución geográfica de las remesas. En términos de los montos recibidos por habitantes, Michoacán ocupa, por mucho, el primer lugar, con 415 dólares. Es seguido por Zacatecas (US$260), Guanajuato (US$250) y Aguascalientes (US$229).
Esta lista es muy interesante. Los primeros lugares son ocupados por estados de ingreso medio (de medio bajo como Michoacán a medio alto como Aguascalientes) del centro y centro-norte del país. Los últimos lugares son ocupados por estados del norte (las Baja Californias y Nuevo León) y del sureste (Tabasco, Yucatán).
Esto parece indicar dos puntos más o menos obvios. En primer lugar, las personas de estados "ricos" no emigran mucho, lo cual es lógico: su incentivo no es alto. En segundo lugar, tampoco emigran mucho los pobres, probablemente debido a que el costo de hacerlo excede sus posibilidades económicas. Además, este fenómeno tiende a reforzarse debido a que la emigración depende de redes establecidas. Esto implica que a la larga los estados de alta migración convergirán en términos de ingreso por habitante con los estados norteños y entidades como el Distrito Federal. En cambio, los estados pobres del sur y sureste se rezagarán todavía más.
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