El perfil demográfico de una sociedad es una de las pocas cosas que podemos predecir con cierta certeza, ya que la dinámica poblacional cambia lentamente en el tiempo. Pero al mismo tiempo, somos casi patológicamente incapaces de prepararnos para su impacto. Esto es cierto en toda clase de ámbitos, desde las pensiones hasta la medicina.
En todo caso, es un tema fascinante y preocupante al mismo tiempo. Vía Daniel Drezner y Tyler Cowen, no dudo en calificar a este artículo de Nicholas Eberstadt, publicado en Policy Review, como un de los más interesantes que he leído sobre este tema.
Al igual que todos, lo que más me llamó la atención fue el análisis comparativo de China y Japón. El autor argumenta que si bien Japón será un país de viejos en un par de décadas y tiene problemas económicos nada desdeñables, puede salir adelante porque es una sociedad que logró la prosperidad antes de envejecer. En cambio, China envejecerá antes de ser rica, lo cual implica un futuro mucho más negro para este país.
Eso es precisamente lo que temo para México. Aunque el patrón demográfico no es tan dramático como en China, estamos envejeciendo rápidamente sin lograr crecer (incluso tomando en cuenta la reactivación económica esperada para este año, el PIB real por habitante básicamente no habrá crecido entre 2000-2004 y en los veinte años previos creció más o menos a un glacial ritmo de 1% anual).
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