Hoy estuve en un desayuno en donde naturalmente se tocó el tema de los mercados. Sin duda, aquí y en todo el mundo los inversionistas están preocupados.
Las enormes ganancias que han otorgado los bonos --vía la apreciación por la baja en las tasas--están llegando a su fin y ahora hay que despertar a la cruda realidad de retornos de 5% o menos (al menos que no sea de los valientes que adquiera bonos mexicanos en moneda local de 20 años que pagan 8.8%).
La situación de las acciones es compleja. En Estados Unidos y otros países industrializados, la valuación es bastante alta. Si bien las utilidades crecerán de forma importante este año, el 2005 implica un regreso a la norma. Las acciones emergentes se ven mejor, pero incluso ahí el rally del 2003 implica que ya no hay gangas (me consta: encontrar acciones subvaluadas en el mercado mexicano es cada vez más difícil).
En el mundo competitivo de las finanzas, nadie está dispuesto a invertir el dinero en papel de corto plazo que gana menos de 2% mientras espera que suban las tasas o las valuaciones bursátiles regresen a la tierra. Ergo, están desesperadamente buscando opciones. Como los mercados emergentes ya están a precio, ahora es regresar a la Madre Tierra: oro, plata, cobre, zinc, etc. En efecto, el precio de los productos primarios repuntó 10% el año pasado. Pero en algunos casos ya hay señales de excesos especulativos y, si bien los fundamentales son decentes en este mercado, a la larga es una inversión con un perfil pésimo de retorno-riesgo. Para quienes estén interesados en los commodities recomiendo una nota que publiqué hoy.
martes, febrero 10, 2004
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