Sí, en 1998-1999, tras la crisis rusa y el colapso del fondo Long Term Capital, varias empresas estadounidenses especializadas en hipotecas de alto riesgo quebraron. ¿La diferencia con hoy? Pues que en ese entonces el saldo de esos instrumentos era mucho más bajo.
Ese es uno de tantos puntos interesantes que aparecen en un estudio recién publicado del FMI sobre este tema. Es referencia indispensable.
También vale la pena leer este informe del Banco Internacional de Pagos. Ahí argumentan, proféticamente, que estas hipotecas no tradicionales presentaban un reto para los modelos de valuación y administración de riesgo de las instituciones financieras. Por un lado, estos modelos fueron desarrollados con base en hipotecas tradicionales, dirigidas a deudores solventes y con una estructura más sencilla. Por el otro, las hipotecas de alto riesgo son un producto que lleva unos 20 años, un periodo de alto crecimiento, estabilidad, recesiones suaves, tasas de interés a la baja y precios inmobiliarios al alza. En ese sentido, los modelos no están calibrados para manejar un escenario de tasas de interés al alza y precios inmobiliarios a la baja.
El resultado: nadie sabe cuánto valen esas hipotecas y mucho menos los bonos respaldados por ellas, un hecho que alimenta la incertidumbre y la sensación de crisis. Por lo pronto, la Reserva Federal ya empezó a comprar esos bonos, un hecho positivo, pero sin precedentes.
viernes, agosto 10, 2007
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario