Uno de las sorpresas más desagradables que me he llevado en los dos años que llevo en Estados Unidos es la profunda xenofobia que existe contra los inmigrantes en amplios sectores de la población (basta ver esta repulsiva columna publicada en un diario "respetable"). Llámenme ingenuo, pero la verdad no me esperaba el grado de veneno que se observa por todas partes, incluso en personas educadas.
Este odio asume cauces inesperados. El caso más extraño, citado con mucha frecuencia en toda clase de medios, es la supuesta conspiración de las élites de Estados Unidos, Canadá y México para crear una suerte de "Unión Norteamericana", con todo y una moneda común. La columna vertebral de este esquema sigiloso, que se planea a espaldas del patriota pueblo estadounidense, es una carretera de cientos de metros de ancho que uniría a México con Canadá, pasando por la región central de Estados Unidos.
Esto es, por supuesto, un delirio paranóico, como bien muestra este artículo. Su promotor es el mismo personaje que formó un grupo de veteranos de la guerra de Vietnam para cuestionar el (muy real) heroismo del ex candidato demócrata, John Kerry. Esto permite entender la causa subyacente. Ante el desastre en Irak y una economía tambaleante, la única bandera de la derecha es alentar el odio contra los inmigrantes.
Aunque de todas formas es casi seguro que el Parido Republicano perderá la elección del año entrante, el daño que casusan este tipo de calumnias no es despreciable.
lunes, agosto 20, 2007
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