miércoles, septiembre 01, 2004

Siguiendo con los mitos verdes

A propósito de mi nota ayer sobre la sorprendente fortaleza en las cifras de producción agropecuarias de México, vale la pena rescatar las observaciones de Tyler Cowen de Marginal Revolution, que recientemente estuvo en un pequeño pueblo en Guerrero. En esencia, tras un año de ausencia nota muchas mejoras pequeñas pero significativas: el amplio uso de estufas, un incremento de 100% en el número de cerdos, mayor disponibilidad de artículos de consumo, etc.

Hay varias razones viables para pensar en una mejora en el bienestar de la población marginada del país, particularmente en las zonas rurales: un alza importante en el envío de remesas desde EUA, el aumento en el presupuesto y la cobertura de los programas sociales del gobierno, mayor disponibilidad de crédito para el consumo, alzas en los precios de muchos productos agrícolas, etc.

Cowen señala que estas mejoras no se notan en las estadísticas oficiales de México, ya que las agencias estadísticas dificilmente llegan a los pueblos perdidos del país y, además, buena parte de las actividades económicas en esos lugares son de mercado "negro" o "gris".

Es probable que tenga algo de razón, pero las estadísticas oficiales sí muestran una mejora importante. Claro, ésta no se ve en las cifras de producción: el PIB mexicano sólo crecio 5.8% real entre el primer trimestre de 2000 y el mismo periodo de 2004. Sin embargo, en ese lapso el consumo privado --que es lo que se observa con mayor facilidad--aumentó 11.8%, un alza significativa.

No obstante, es probable que el alza en los niveles de consumo sea incluso mayor. Por ejemplo, las cifras de consumo privado de bienes duraderos muestran un alza de sólo 1.1% en cuatro años. Es difícil reconciliar este resultado con hechos como el alza superior a 20% en las ventas al menudeo de automóviles, el incremento de 216% en el número de usuarios de telefonía móvil, o el alza en ventas superior al 10% anual en tiendas departamentales.

Estas ganancias son el resultado de factores como la apertura comercial (la cual, notablemente, ha reducido el costo de los automóviles) y la estabilidad macroeconómica, la cual ha facilitado un crecimiento espectacular del crédito al consumo.

Lamentablemente, las estadísticas oficiales mexicanas son muy opacas, por lo cual es difícil establecer qué tan precisas son o no.

Sólo un punto más: el lado obscuro del alza en el consumo privado es el inevitable deterioro en el ahorro y la inversión, que reduce las perspectivas de crecimiento a largo plazo del país.

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