viernes, septiembre 24, 2004

Una fábula energética

Erase una vez, un grupo de príncipes salió a buscar bellas doncellas para darle felicidad y prosperidad a sus reinos mediante su energía.. El ideal de todos es la princesa más hermosa y limpia de todas. Pero la Renovable, como se le conoce, todavía no tiene la edad para casarse.

Sin perder ánimo, salieron a conquistar a la segunda más atractiva, LaGas, conocida por su eficiencia y su baja emisión de sustancias nocivas. Ante tanta atención, su padre exigió regalos cada vez más costosos y su valor se fue a las nubes. Los galantes caballeros con menor fortuna salieron rumbo al castillo de Petrolina. Cierto, esta princesa es más morena, no tan limpia y su familia vive en un barrio peligroso, pero tiene sus encantos. Ante tanto cortejo, sus bonos han subido y subido (casi 50% este año).

Para no quedarse sin pareja, los restantes hidalgos se han visto forzados a reducir sus estándares. La antesala de Urania, ocupada hasta hace poco sólo por personajes indeseables como ayatolas, jeques y comunistas trasnochados, ahora se empieza a llenar con personajes más respetables. Según el FMI, en un año el valor de los regalos requeridos para contar con su interés subió casi 60%. Pero no cualquiera tiene acceso a esta radioactiva dama.

Los pretendientes más pobres, tecnológicamente primitivos y temerosos están tocando una puerta que hace unos años sólo les traía recuerdos poco gratos de su distante pasado: la casa de las hermanas Carbón. Son gordas, horrendas y su higiene es tan malo que hasta matan los árboles del bosque a su paso. Pero incluso en este extremo hay más príncipes que damas. Sin otra alternativa, se desató una lucha para quedarse con ellas y en menos de un año la exigencia de regalos, considerada vulgarmente por algunos como su precio, aumentó 130%.

Tristemente, no se divisa un final feliz. A menos que se aumente el número de doncellas, los reinos de los príncipes serán cada vez más pobres ante la necesidad de extraer tributos de sus súbditos para pagar los cada vez más cuantiosos y costosos regalos exigidos por padres de las susodichas.

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