En la recién concluída Convención Nacional del Partido Republicano, los oradores no se centraron en temas económicos, lo cual es natural considerando que los resultados de la administración de George W. Bush en esta materia no son precisamente estelares. Por lo general, insistieron en que las cosas iban bien. Arnold Schwarzenegger, el célebre gobernador de California, caracterizó a aquellos que dudan sobre la solidez de la economía estadounidense para crecer como "economic girlie-men" (no se me ocurre un buen equivalente en castellano, pero ).
Pues bien, Stephen Roach, el economista en jefe de Morgan Stanley y en los últimos años uno de los grandes escépticos sobre las perspectivas de la economía de EUA, publicó hoy un ensayo inspiradamente titulado "Confessions of an Economic Girlie-Man". Algunas de las citas más notables:
This economic recovery, by most conventional measures, has been amazingly lousy. Annualized growth in real GDP has averaged 3.4% over the first ten quarters of this upturn, far below the 5% norm of the previous six business cycles. Nonfarm payroll employment is up only 0.1%, on average, over the past ten quarters -- hugely deficient when compared with the 2.7% record of the past six recoveries....
Lacking in domestic saving, the US has had to import foreign saving in order to keep the economy growing; that has given rise to a record current account deficit of 5.1% of GDP. All this speaks of a vulnerable and exceedingly low-quality recovery in the US. If that makes me an economic girlie boy, so be it....
As Governor Schwarzenegger stressed at the Republican National Convention, ultimately, it?s all about faith -- ?faith in free enterprise, faith in the resourcefulness of the American people ? and faith in the US economy.? This borrows a page right out of the script of the general philosophy of the Bush Administration. Faith-based analytics have little tolerance for measuring economic progress through the traditional metrics of GDP growth, hiring, income generation, national saving, and deficits. This America is different....
Nada de esto es nuevo. Pero este párrafo me llamó mucho la atención:
Politics have always crept into the financial market debate. And that is obviously a good thing, as millions of investors attempt to price securities on the basis of ever-shifting political winds. But during the current presidential campaign season, the politics of the market debate have been taken to an entirely new level. That?s especially true in the media, where spin has long been a way of life. But I can hardly bear to watch business television anymore. A piece of data comes out and the ?expert? interpretation is quickly set in political terms. As a result, economists, market strategists, and even analysts are all too often becoming identified with a political agenda. That is a disturbing development, in my view. It has the potential to compromise credibility and leave investors without the security of independent advice. Notwithstanding Governor Schwarzenegger?s terrific sense of humor, he is only compounding this problem. His politically inspired characterization of those embracing the relatively pessimistic case for a tough economy does a real disservice to the integrity of the debate.
Esta apreciación me parece muy correcta. Tanto en Estados Unidos como en otros países, los medios tienen la tentación de politizar todo. Es natural: los reporteros rara vez tienen la formación analítica para entender temas financieros y económicos, los cuales consideran terriblemente aburridos. Por tanto, siempre existe la tentación de "agregar color", tomando sólo la opinión de "expertos" con puntos de vista extremos o, si no hay analistas con este criterio, utilizan citas fuera de contexto de analistas sobrios. Además, en aras de la "objetividad" (como ellos la entienden), los periodistas informan sobre cualquier tema económico buscando presentar dos puntos de vista totalmente opuestos sobre la misma materia, aunque uno u ambos opiniones sean flagrantemente falsos. Y, por si fuera poco, los medios desconocen el término "contexto".
¿El resultado? El público en general tiene poca idea de qué realmente está sucediendo con la economía y las finanzas en un momento dado, lo cual es grave por toda clase de motivos, pero es particularmente peligroso cuando tienen que tomar decisiones electorales.
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