jueves, agosto 05, 2004

Injusticia a la mexicana

Es un hecho que ningún país puede salir adelante, a largo plazo, sin un sistema eficaz y equitativo de procuración de la justicia. En México, el tercer poder es totalmente disfuncional en todos sus niveles y funciones. Hay muchas causas. Sin duda, tiene serias fallas de origen (los procesos judiciales en este país son tortuosos y burocráticos por diseño). Pero el argumento más común es que las deficiencias están relacionadas con la falta de recursos.

¿Es cierto esto último? Gracias a la Ley de Acceso a la Información, que entró en vigor el año pasado (ver detalles aquí), ahora podemos conocer la forma en que opera el sistema judicial federal. Aunque me limité a revisar el ámbito laboral, les anticipo que el problema no es la falta de dinero, sino el mal uso del mismo.

El sistema judicial federal es administrado por el Consejo de la Judicatura Federal (CSJ), mientras que la Suprema Corte se encarga del ámbito constitucional. Dicho esto, veamos algunas cifras sobre el número de trabajadores (disponibles aquí para el CSJ y aquí para la Suprema Corte). Para tener un punto de referencia, también incluyo los totales del poder judicial estadounidense en el ámbito federal.

-En México, el poder judicial federal tiene 29,800 empleados (desde jueces a cocineros), mientras que su contraparte estadounidense tiene 34,000 empleados (los detalles se pueden ver aquí), a pesar de que la población de ese país es 2.7 veces mayor a la nuestra.

-Si nos limitamos a las Supremas Cortes de ambos países, la mexicana emplea a 2,700 personas, mientras que la estadounidense tiene 430 empleados. Simplemente grotesco.

-El problema no son la falta de recursos. En México, hay cerca de 900 jueces federales, mientras que en EUA ese total suma casi 1,700. Además, la remuneración promedio de un juez mexicano, cerca de 146,000 dólares al año, no tiene nada que pedirle a lo que ganan sus contrapartes de allende la frontera.

-Claramente, el sistema judicial federal mexicano tiene un enorme exceso de trabajadores. Por ejemplo, emplea a más choferes que jueces y cuenta con un ejército (13,000) de ?oficiales judiciales?, que quién sabe que hacen. En blanco y negro, hay casi 30 trabajadores judiciales por cada juez en México; en EUA ese número se ubica en 20.

Esto muestra un punto que con frecuencia olvidamos: en los países en vías de desarrollo, muchas veces el problema no es ni la falta de dinero ni las prioridades, sino simplemente la mala administración de los recursos disponibles.

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