Repasando los titulares de Bloomberg encontré uno que prometía por lo menos una sonrisa: "Japan's Latest Economic Solution is Phone Sex" (La última respuesta económica de Japón es sexo por teléfono). Si algo adoro de los japoneses es su excentricidad detrás de esa fachada conservadora.
Tristemente, lo único que logró el autor es hacerme enojar. ¿Por qué? Porque su punto central es que la deuda estatal del país es enorme y su población está bajando, por lo cual en el futuro habrá menos personas para pagar la cuenta y eso minará la viabilidad económica del país. Ergo, el gobierno japonés lanza desesperados intentos por elevar la fecundidad
¿Ya se dieron cuenta de la falacia? Estas dos tendencias representarían un serio problema si los japoneses le debieran dinero a extranjeros. Pero en realidad la gran mayoría de su deuda estatal está en manos de ahorradores japoneses, por lo cual no se puede pensar en una crisis, sino en una redistribución interna de la riqueza en el peor de los casos.
En otras palabras, el autor --seguramente un estadounidense--hizo gala de su ignorancia y su temor subconsciente: realmente son los estadounidenses, que le deben un titipuchal de dinero al resto del mundo (empezando por Japón) quienes deben estar preocupados, a pesar de que su perfil demográfico no es tan negativvo.
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