La reciente elección presidencial en México es una muestra de por qué hay que desconfiar mucho de la cobertura extranjera de los supuestamente "grandes diarios". Vaya, leyendo al New York Times o Washington Post, uno se llevaba la impresión de que López Obrador en 2006 era como Al Gore en 2000, una analogía ridícula al extremo.
Esto viene al caso por un artículo de BusinessWeek sobre los monopolios en México. Como bien nota Economonitor, está lleno de idioteces plenamente visibles, citando varios ejemplos que no vienen al caso.
Ahora bien, eso no quiere decir que el problema es inexistente. Vaya, Telmex sigue vivito y coleando y cobrando una barbaridad por servicios deficientes. También está el caso de las cuotas excesivas de la banca y varios casos más.
¿Cómo solucionar esto? Una vía es darle más presupuesto y dientes a la Comisión Federal de Competencia, como cita el artículo. En lo personal, me parece una idea poco robusta. Hasta ahora, de muy poco a servido la CFC, en parte por las deficiencias del marco legal mexicano.
Yo siento que el caso de las Afores, los fondos de retiro obligatorios, ofrece una mejor ruta, o por lo menos una que complementa la anterior. En este caso, la Consar, el organismo regulador, empezó a asignar los recursos de los trabajadores indecisos a las Afores que cobraban las menores comisiones y a fomentar la entrada de nuevos competidores. Gracias a eso, se ha logrado reducir sustancialmente la carga de las comisiones, que pasaron de ser criminales a meramente altas.
En ese sentido, el gobierno puede usar su enorme poder de compra para exigir y obligar a los grandes monopolios y oligopolios a bajar costos. Por ejemplo, puede tomar como criterio en las licitaciones no sólo el precio para él, sino también los precios ofrecidos a los consumidores.
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