Esta semana Slate publicó una valiosa serie de notas (ver la primera, la segunda y la tercera) sobre los puntos que hay que tomar en cuenta a la hora de invertir. En lugar de recomendar valores individuales, se centran en los puntos que hay que tomar en cuenta para tomar decisiones en esta materia, como la distribución de la cartera, el impacto de las comisiones y los impuestos y las expectativas de retornos. Como bien ilustran las notas, los asesores financieros (incluyendo los corredores) no ofrecen consejos imparciales, informadas o realistas; su objetivo es exprimirte al máximo, no ayudarte a tomar las mejores decisiones. Aunque el contexto es estadounidense, todas estas cuestiones aplican en mayor o menor grado en cualquier país.
Lo curioso es que el autor de la serie es Henry Blodget, un ex analista de Merrill Lynch que se hizo famoso en la década pasada por sus extravagantes recomendaciones sobre empresas punto com. Posteriormente fue demandado por hacer recomendaciones sobre bases falsas (es decir, recomendaba comprar acciones de empresas que él sabía que eran una porquería porque su firma, ML, tenía otros negocios lucrativos con ellas) y, como consecuencia, ya no puede trabajar en el sector financiero. Él mismo cuenta su historia aquí. Si bien es como pedirle consejos al diablo sobre cómo ser virtuoso, indudablemente es una persona que sabe de lo que habla y al parecer el señor busca un poco de redención.
viernes, julio 23, 2004
jueves, julio 22, 2004
Harry Potter: ¿baluarte neoliberal o enemigo del liberalismo?
Vía Libertad y Organización y Dan Drezner, nos llega noticia de un ensayo publicado en el NY Times por un académico francés, Ilias Yocaris, que argumenta que los libros de la serie Harry Potter resumen los objetivos educativos y sociales del capitalismo neoliberal (competencia, consumismo, etc.). Esta cita resume bien el argumento:
"The underlying message to young fans is this: You can imagine as many fictional worlds, parallel universes or educational systems as you want, they will still all be regulated by the laws of the market. Given the success of the Harry Potter series, several generations of young people will be indelibly marked by this lesson."
Mi reacción es la misma que la de Drezner: ¡¡qué bueno!! En efecto, el hecho de que los personajes de los libros de J.K. Rowling enfrenten los mismos retos que las personas normales --como ganarse la vida, buscar el éxito, sujetarse a restricciones de presupuesto, etc.pese a vivir en un mundo mágico--es algo que enriquece la trama. Visto de otra forma, ¿se pueden imaginar a un Harry Potter socialista (cursos de magia y sindicalismo en Hogwarts, Voldemort como un malvado especulador financiero que quiebra países pobres, etc.)?
Sin embargo, las leyes del mercado no operan en el vacio. Sabemos que el capitalismo sólo funciona adecuadamente en sistemas socio-políticos liberales. Uno de los principios básicos del liberalismo es, sin duda, que el único límite que deben enfrentar las personas para aumentar su riqueza es su propio talento y disposición para trabajar. En ese sentido, hay argumentos muy válidos (ver este artículo de Chris Suellentrop en Slate) para afirmar que Harry Potter está lejos de ser un paladín de la meritocracia.
En corto, Suellentrop señala que su riqueza es heredada, que sólo está vivo por la ayuda de otros o por la suerte, que sus habilidades más destacadas son innatas, que es un estudiante mediocre y poco diligente, etc. El mensaje, en otras palabras, es que los buenos brujos nacen, no se hacen. No es precisamente la lección que uno quisiera transmitir a los jóvenes lectores.
"The underlying message to young fans is this: You can imagine as many fictional worlds, parallel universes or educational systems as you want, they will still all be regulated by the laws of the market. Given the success of the Harry Potter series, several generations of young people will be indelibly marked by this lesson."
Mi reacción es la misma que la de Drezner: ¡¡qué bueno!! En efecto, el hecho de que los personajes de los libros de J.K. Rowling enfrenten los mismos retos que las personas normales --como ganarse la vida, buscar el éxito, sujetarse a restricciones de presupuesto, etc.pese a vivir en un mundo mágico--es algo que enriquece la trama. Visto de otra forma, ¿se pueden imaginar a un Harry Potter socialista (cursos de magia y sindicalismo en Hogwarts, Voldemort como un malvado especulador financiero que quiebra países pobres, etc.)?
Sin embargo, las leyes del mercado no operan en el vacio. Sabemos que el capitalismo sólo funciona adecuadamente en sistemas socio-políticos liberales. Uno de los principios básicos del liberalismo es, sin duda, que el único límite que deben enfrentar las personas para aumentar su riqueza es su propio talento y disposición para trabajar. En ese sentido, hay argumentos muy válidos (ver este artículo de Chris Suellentrop en Slate) para afirmar que Harry Potter está lejos de ser un paladín de la meritocracia.
En corto, Suellentrop señala que su riqueza es heredada, que sólo está vivo por la ayuda de otros o por la suerte, que sus habilidades más destacadas son innatas, que es un estudiante mediocre y poco diligente, etc. El mensaje, en otras palabras, es que los buenos brujos nacen, no se hacen. No es precisamente la lección que uno quisiera transmitir a los jóvenes lectores.
miércoles, julio 21, 2004
¿Qué tiene Bill Gates contra mí?
Hace un par de días escribí una nota sobre la evolución de las empresas tecnológicas que cotizan en bolsa (principalmente el Nasdaq). Por azares del destino, se publicó hoy en El Financiero. El problema es que ayer una de las empresas líderes del sector, nada menos que Microsoft, dio lo que seguramente es una de las noticias más importantes del año: pagará un dividendo de 32 mil millones de dólares, el más alto en la historia. Mi pobre artículo cayó en la irrelevancia inmediata gracias a Bill Gates.
En fin. De cualquier forma, vale destacar algunos puntos. En primer lugar, hasta el viernes pasado, el índice Nasdaq Composite acumulaba una caída de 8% en el mes. Muchos la atribuyen a factores fundamentales, como los temores de una desaceleración importante en la economía estadounidense (que le pegaría duro a la inversión en tecnología) y a los resultados de algunas empresas, como Intel, que presenta tanto contratiempos técnicos como fuertes alzas en inventarios.
Sin embargo, otros indicadores apuntan a que el gasto corporativo en tecnología seguirá creciendo de forma importante, al igual que las utilidades de las empresas del sector. En ese sentido, la caída del Nasdaq parece obedecer más a los temores de los inversionistas sobre la valuación de las acciones (algo natural considerando el inicio del ciclo alcista en las tasas). Como las grandes empresas del sector tecnológico tienen una valuación (tomando como referencia al múltiplo precio a utilidades) aproximadamente 40% superior al promedio, no se necesita mucho para causar bajas abruptas.
¿Cómo se relaciona el caso de Microsoft con todo esto? Los inversionistas que compran acciones pueden obtener ganancias por dos vías: la apreciación de los títulos o los dividendos. Hasta ahora, las empresas tecnológicas han recompensado a los inversionistas casi exclusivamente a través de la primer vía, ya sea buscando un crecimiento elevado vía la reinversión de sus utilidades o la adquisición de otras firmas y/o recomprando sus acciones.
El problema con esta estrategia es que es que el crecimiento tiene sus límites y el ego de los directivos corporativos es infinito. Por tanto, la reinversión excesiva puede llevar a excesos de capacidad (un problema recurrente) y la adquisición de rivales con frecuencia no genera los resultados esperados. Asimismo, la recompra de títulos no es buena idea cuando las acciones presentan valuaciones altas.
En ese sentido, regresar el efectivo sobrante a los inversionistas tiene ventajas. Por un lado, reduce la tentación de despreciar capital. Por el otro, le da a los propios inversionistas la opción de decidir con libertad cómo invertir ese dinero, en lugar de que los administradores de la firma decidan por ellos. Además, entre más constante sea el flujo de dividendos que reciban los tenedores de las acciones, en principio se debería reducir la volatilidad de las acciones, ya que hasta ahora los títulos de esas empresas reflejan la expectativa de que algún día en el lejano futuro recibirán dividendos. Claro, también ayuda el hecho de que el año pasado se aprobó una reducción en el impuesto sobre los dividendos en EUA, que ahora es menor que el impuesto sobre las ganancias de capital.
En resumen, bien por Microsoft. De hecho, le da un atractivo importante a su acción. El dividendo es más o menos equivalente al 10% del valor total de mercado del capital de la empresa. Considerando que en EUA las tasas de interés a un plazo de un año o menos están por debajo de 2%, ofrece una ganancia casi segura (el dividendo se pagará en diciembre).
En fin. De cualquier forma, vale destacar algunos puntos. En primer lugar, hasta el viernes pasado, el índice Nasdaq Composite acumulaba una caída de 8% en el mes. Muchos la atribuyen a factores fundamentales, como los temores de una desaceleración importante en la economía estadounidense (que le pegaría duro a la inversión en tecnología) y a los resultados de algunas empresas, como Intel, que presenta tanto contratiempos técnicos como fuertes alzas en inventarios.
Sin embargo, otros indicadores apuntan a que el gasto corporativo en tecnología seguirá creciendo de forma importante, al igual que las utilidades de las empresas del sector. En ese sentido, la caída del Nasdaq parece obedecer más a los temores de los inversionistas sobre la valuación de las acciones (algo natural considerando el inicio del ciclo alcista en las tasas). Como las grandes empresas del sector tecnológico tienen una valuación (tomando como referencia al múltiplo precio a utilidades) aproximadamente 40% superior al promedio, no se necesita mucho para causar bajas abruptas.
¿Cómo se relaciona el caso de Microsoft con todo esto? Los inversionistas que compran acciones pueden obtener ganancias por dos vías: la apreciación de los títulos o los dividendos. Hasta ahora, las empresas tecnológicas han recompensado a los inversionistas casi exclusivamente a través de la primer vía, ya sea buscando un crecimiento elevado vía la reinversión de sus utilidades o la adquisición de otras firmas y/o recomprando sus acciones.
El problema con esta estrategia es que es que el crecimiento tiene sus límites y el ego de los directivos corporativos es infinito. Por tanto, la reinversión excesiva puede llevar a excesos de capacidad (un problema recurrente) y la adquisición de rivales con frecuencia no genera los resultados esperados. Asimismo, la recompra de títulos no es buena idea cuando las acciones presentan valuaciones altas.
En ese sentido, regresar el efectivo sobrante a los inversionistas tiene ventajas. Por un lado, reduce la tentación de despreciar capital. Por el otro, le da a los propios inversionistas la opción de decidir con libertad cómo invertir ese dinero, en lugar de que los administradores de la firma decidan por ellos. Además, entre más constante sea el flujo de dividendos que reciban los tenedores de las acciones, en principio se debería reducir la volatilidad de las acciones, ya que hasta ahora los títulos de esas empresas reflejan la expectativa de que algún día en el lejano futuro recibirán dividendos. Claro, también ayuda el hecho de que el año pasado se aprobó una reducción en el impuesto sobre los dividendos en EUA, que ahora es menor que el impuesto sobre las ganancias de capital.
En resumen, bien por Microsoft. De hecho, le da un atractivo importante a su acción. El dividendo es más o menos equivalente al 10% del valor total de mercado del capital de la empresa. Considerando que en EUA las tasas de interés a un plazo de un año o menos están por debajo de 2%, ofrece una ganancia casi segura (el dividendo se pagará en diciembre).
viernes, julio 16, 2004
El ejemplo tico
América Latina es una región con pocas historias de éxito en materia económica. Por eso, el caso de Chile es muy conocido. Pero otro país que ha hecho bien las cosas sin recibir mucha atención es Costa Rica. Agustín Carstens, un alto funcionario del FMI, acaba de presentar un discurso sobre las perspectivas de la "Suiza de Centroamérica" que vale la pena leer.
En particular, me llamó la atención que los buenos resultados de Costa Rica --un crecimiento promedio en su PIB por habitante de 2.5% real anual--se presentaron en el marco de una economía con indicadores macro no precisamente ortodoxos (alta participación estatal, inflación entre 10 y 30%, deuda gubernamental que rebasa el 50% del PIB, etc.). Según las palabras de Carstens, el secreto de su relativo éxito es poner mucho énfasis en el desarrollo social y humano (por ejemplo, redujo la pobreza en la mitad en dos décadas), lo cual fomenta tanto al capital humano como la estabilidad política.
Es un recordatorio a países como México que la ortodoxia financiera por sí misma no conduce al desarrollo económico y social deseado.
En particular, me llamó la atención que los buenos resultados de Costa Rica --un crecimiento promedio en su PIB por habitante de 2.5% real anual--se presentaron en el marco de una economía con indicadores macro no precisamente ortodoxos (alta participación estatal, inflación entre 10 y 30%, deuda gubernamental que rebasa el 50% del PIB, etc.). Según las palabras de Carstens, el secreto de su relativo éxito es poner mucho énfasis en el desarrollo social y humano (por ejemplo, redujo la pobreza en la mitad en dos décadas), lo cual fomenta tanto al capital humano como la estabilidad política.
Es un recordatorio a países como México que la ortodoxia financiera por sí misma no conduce al desarrollo económico y social deseado.
jueves, julio 15, 2004
Egoísmo a la carta
En Life, The Universe and Everything de Douglas Adamas, se describe un sistema de transporte interestelar ?el motor bistromático?que está basado en un principio matemático revolucionario: los número que aparecen en las cuentas de los restaurantes no siguen las mismas leyes matemáticas que los números escritos en cualquier otro pedazo de papel en el Universo.
No es una idea del todo descabellada: nuestro comportamiento en los restaurantes es bastante extraño, sobre todo en grupo.
Tomemos el caso de un grupo que acude a un restaurante y decide dividir la cuenta parejo (es decir, todos pagan lo mismo). En estos casos, la cuenta total suele ser mucho más alta de lo esperado por todos y muchos salen molestos. El motivo es claro: cuando cada quien paga su cuenta individual, sólo consume hasta que el beneficio de comer un poco más es igual al costo de hacerlo; en cambio, cuando la cuenta se divide parejo, si uno decide consumir el equivalente a un peso adicional, el costo es compartido por igual por todos los comensales. Es decir, si pido un platillo adicional de 10 pesos y se trata de un grupo de cinco personas, sólo me tocaría pagar 2 pesos de ese total.
El problema, claro, es que todos piensan lo mismo, de tal forma que todos consumen más de la cuenta. Quienes conozcan de economía reconocerán que es una variante del viejo problema del financiamiento de los bienes públicos, en donde todos tienen que aportar algo para obtener un servicio público (p.e., seguridad nacional), pero cada individuo tiene incentivos para evadir la aportación que le tocaría. En corto, las personas actúan de forma egoísta.
No obstante, hay quienes sostienen que en la práctica las personas saben que se pueden aprovechar de los demás, pero en promedio eligen no hacerlo por un sentido de solidaridad y/o altruismo.
Para responder a esta pregunta, unos investigadores llevaron a cabo un experimento (aquí está el resumen y aquí el documento, en PDF). Invitaron a varios grupos de voluntarios (se les ofreció un pago modesto) desconocidos a un restaurante bajo diferentes condiciones: los voluntarios pagarían su cuenta individualmente, la cuenta se dividiría por parejo o los investigadores pagarían todo. Como era de esperarse, el consumo promedio más alto se presentó cuando la comida era gratis, mientras que en el caso de las cuentas compartidas el consumo fue mayor que cuando cada quién pagaba por su cuenta. En otras palabras, las personas se comportaron como agentes perfectamente egoístas. Cabe notar que en el proceso los voluntarios no podían comunicarse entre sí.
Curiosamente, llevaron a cabo un experimento similar (que no involucraba comida) en un laboratorio, sólo que esta vez los voluntarios podían platicar sin restricciones. En ese caso, el consumo promedio en el caso de la cuenta compartida fue estadísticamente igual al que se presentó bajo las condiciones de pago individual.
Esto nos dice que cuando se llevan a cabo experimentos de esta naturaleza, los resultados que se obtienen en los laboratorios son sospechosos, ya que las personas no se comportan (para bien o para mal) como lo harían en un contexto más natural (el restaurante). En este caso, se confirma que cuando hay incentivos para ser egoístas, lo somos. No es un resultado que nos ayudará a viajar a las estrellas, pero definitivamente es importante tomarlo en cuenta en el diseño de las políticas públicas o, cuando menos, la próxima vez que los colegas del trabajo proponen dividir la cuenta parejo.
No es una idea del todo descabellada: nuestro comportamiento en los restaurantes es bastante extraño, sobre todo en grupo.
Tomemos el caso de un grupo que acude a un restaurante y decide dividir la cuenta parejo (es decir, todos pagan lo mismo). En estos casos, la cuenta total suele ser mucho más alta de lo esperado por todos y muchos salen molestos. El motivo es claro: cuando cada quien paga su cuenta individual, sólo consume hasta que el beneficio de comer un poco más es igual al costo de hacerlo; en cambio, cuando la cuenta se divide parejo, si uno decide consumir el equivalente a un peso adicional, el costo es compartido por igual por todos los comensales. Es decir, si pido un platillo adicional de 10 pesos y se trata de un grupo de cinco personas, sólo me tocaría pagar 2 pesos de ese total.
El problema, claro, es que todos piensan lo mismo, de tal forma que todos consumen más de la cuenta. Quienes conozcan de economía reconocerán que es una variante del viejo problema del financiamiento de los bienes públicos, en donde todos tienen que aportar algo para obtener un servicio público (p.e., seguridad nacional), pero cada individuo tiene incentivos para evadir la aportación que le tocaría. En corto, las personas actúan de forma egoísta.
No obstante, hay quienes sostienen que en la práctica las personas saben que se pueden aprovechar de los demás, pero en promedio eligen no hacerlo por un sentido de solidaridad y/o altruismo.
Para responder a esta pregunta, unos investigadores llevaron a cabo un experimento (aquí está el resumen y aquí el documento, en PDF). Invitaron a varios grupos de voluntarios (se les ofreció un pago modesto) desconocidos a un restaurante bajo diferentes condiciones: los voluntarios pagarían su cuenta individualmente, la cuenta se dividiría por parejo o los investigadores pagarían todo. Como era de esperarse, el consumo promedio más alto se presentó cuando la comida era gratis, mientras que en el caso de las cuentas compartidas el consumo fue mayor que cuando cada quién pagaba por su cuenta. En otras palabras, las personas se comportaron como agentes perfectamente egoístas. Cabe notar que en el proceso los voluntarios no podían comunicarse entre sí.
Curiosamente, llevaron a cabo un experimento similar (que no involucraba comida) en un laboratorio, sólo que esta vez los voluntarios podían platicar sin restricciones. En ese caso, el consumo promedio en el caso de la cuenta compartida fue estadísticamente igual al que se presentó bajo las condiciones de pago individual.
Esto nos dice que cuando se llevan a cabo experimentos de esta naturaleza, los resultados que se obtienen en los laboratorios son sospechosos, ya que las personas no se comportan (para bien o para mal) como lo harían en un contexto más natural (el restaurante). En este caso, se confirma que cuando hay incentivos para ser egoístas, lo somos. No es un resultado que nos ayudará a viajar a las estrellas, pero definitivamente es importante tomarlo en cuenta en el diseño de las políticas públicas o, cuando menos, la próxima vez que los colegas del trabajo proponen dividir la cuenta parejo.
miércoles, julio 14, 2004
¿Qué pasará con el dólar?
En las últimas semanas, la divisa estadounidense cedió parte de las ganancias que presentó en los primeros meses del año (hay que recordar que en enero de este año llegó a su nivel mínimo de años recientes). Esto parece extraño considerando que las tasas de interés estadounidenses están subiendo. Pero tal como argumento en este artículo publicado en El Financiero, un nivel más alto de tasas de interés no necesariamente favorece la apreciación de una divisa.
De hecho, todo parece indicar que el dólar no presentará fuertes caídas en los próximos meses.
De hecho, todo parece indicar que el dólar no presentará fuertes caídas en los próximos meses.
lunes, julio 12, 2004
¿Cómo frenar a Wal-Mart?
Wal-Mart es un monstruo. En poco más de 40 años, pasó de ser una pequeña cadena a la empresa con el mayor nivel de ventas del mundo. En Estados Unidos domina al sector minorista y, en menos de 10 años, está logrando lo mismo en México.
Por eso resulta interesante la iniciativa de 3 cadenas de supermercados mexicanas --Soriana, Comercial Mexicana y Gigante--para hacerle frente. Como narra esta nota, estas cadenas formarán una empresa conjunta que negociará las compras con los grandes proveedores.
¿Tendrán éxito? La clave está en entender la receta del éxito de Wal-Mart. La leyenda dice que Wal-Mart llegó a la cumbre con una estrategia sencilla: ofrece los precios más bajos del mercado todos los días.
A primera vista, no parece una idea muy brillante, ya que augura márgenes de intermediación relativamente bajos. En efecto, en México todas las cadenas de supermercados tienen un márgen bruto muy similar: entre 20% y 21% de las ventas.
Pero lo que hay que entender es que ese no es el objetivo de Wal-Mart. Lo que busca se resume en una palabra: crecimiento. Al ofrecer precios atractivos, atrae un mayor flujo de clientes. Eso permite aumentar constantemente las ventas en sus unidades existentes. Al mismo tiempo, permite que incursione en nuevas ubicaciones con éxito (de hecho, Wal-Mart creció al inicio entrando a poblaciones medianas y pequeñas donde no enfrentaba mucha competencia).
A su vez, ese crecimiento le concede grandes economías de escala, lo cual favorece a su margen operativo (hoy día, el más alto en México, cuando hace unos años era similar al promedio) y le permite negociar mayores descuentos con los proveedores, reforzando su ventaja.
Esa es la historia general. Para dar una idea más concreta del éxito del modelo, cabe revisar algunos indicadores de productividad de 2003.
En términos de las ventas anuales por metro cuadrado, Wal-Mart supera en 63% a su rival más cercano en México (Soriana). Esto implica que Wal-mart gana mucho más por peso invertido que sus rivales o, visto de otra forma, necesita invertir mucho menos para ganar lo mismo. Por otro lado, su productividad laboral es 16% mayor a la de la siguiente mejor cadena (Comercial Mexicana).
Regresando al punto inicial, las 3 cadenas que integran la nueva iniciativa venden en conjunto sólo un poco menos que Wal-mart y presentan márgenes ligeramente menores. En ese sentido, parece viable que puedan emular la estrategia (algo que ya intentan por separado) del gigante bajando sus precios más para reactivar su crecimiento (el año pasado sus ventas aumentaron 3% real contra el 9% que presentó Wal-mart).
En lo personal, creo que a lo mucho tendrán un éxito moderado, que básicamente consistiría en frenar su pérdida de participación de mercado. La brecha entre esas cadenas y Wal-Mart es amplia y, además, manejar un joint-venture de tres cabezas seguramente no será ni sencillo ni ágil.
Pero para prosperar estas empresas deberán, cada una por su lado, encontrar algo que las haga diferentes y atractivas para el consumidor, ya que ser un Wal-mart light -al menos que se alcance la eficiencia y agilidad del original--sólo garantiza una agonía más lenta.
Las posibles claves: maximizar el flujo de clientes a través de una selección más atractiva de mercancías (los Wal-Mart suelen ofrecer pocas variedades debido a que buscan minimizar el número de proveedores para negociar descuentos más grandes), tener más cuidado en la ubicación de tiendas, ofrecer un mejor servicio, etc.
Como alguien que compra en Wal-Mart porque tiene uno a dos cuadras de su casa, les puedo decir que ciertamente es vulnerable: cierto, los precios son bajos, pero no manejan cosas que me gustan, el servicio es infame, etc. Pero no va a ser sencillo.
Por eso resulta interesante la iniciativa de 3 cadenas de supermercados mexicanas --Soriana, Comercial Mexicana y Gigante--para hacerle frente. Como narra esta nota, estas cadenas formarán una empresa conjunta que negociará las compras con los grandes proveedores.
¿Tendrán éxito? La clave está en entender la receta del éxito de Wal-Mart. La leyenda dice que Wal-Mart llegó a la cumbre con una estrategia sencilla: ofrece los precios más bajos del mercado todos los días.
A primera vista, no parece una idea muy brillante, ya que augura márgenes de intermediación relativamente bajos. En efecto, en México todas las cadenas de supermercados tienen un márgen bruto muy similar: entre 20% y 21% de las ventas.
Pero lo que hay que entender es que ese no es el objetivo de Wal-Mart. Lo que busca se resume en una palabra: crecimiento. Al ofrecer precios atractivos, atrae un mayor flujo de clientes. Eso permite aumentar constantemente las ventas en sus unidades existentes. Al mismo tiempo, permite que incursione en nuevas ubicaciones con éxito (de hecho, Wal-Mart creció al inicio entrando a poblaciones medianas y pequeñas donde no enfrentaba mucha competencia).
A su vez, ese crecimiento le concede grandes economías de escala, lo cual favorece a su margen operativo (hoy día, el más alto en México, cuando hace unos años era similar al promedio) y le permite negociar mayores descuentos con los proveedores, reforzando su ventaja.
Esa es la historia general. Para dar una idea más concreta del éxito del modelo, cabe revisar algunos indicadores de productividad de 2003.
En términos de las ventas anuales por metro cuadrado, Wal-Mart supera en 63% a su rival más cercano en México (Soriana). Esto implica que Wal-mart gana mucho más por peso invertido que sus rivales o, visto de otra forma, necesita invertir mucho menos para ganar lo mismo. Por otro lado, su productividad laboral es 16% mayor a la de la siguiente mejor cadena (Comercial Mexicana).
Regresando al punto inicial, las 3 cadenas que integran la nueva iniciativa venden en conjunto sólo un poco menos que Wal-mart y presentan márgenes ligeramente menores. En ese sentido, parece viable que puedan emular la estrategia (algo que ya intentan por separado) del gigante bajando sus precios más para reactivar su crecimiento (el año pasado sus ventas aumentaron 3% real contra el 9% que presentó Wal-mart).
En lo personal, creo que a lo mucho tendrán un éxito moderado, que básicamente consistiría en frenar su pérdida de participación de mercado. La brecha entre esas cadenas y Wal-Mart es amplia y, además, manejar un joint-venture de tres cabezas seguramente no será ni sencillo ni ágil.
Pero para prosperar estas empresas deberán, cada una por su lado, encontrar algo que las haga diferentes y atractivas para el consumidor, ya que ser un Wal-mart light -al menos que se alcance la eficiencia y agilidad del original--sólo garantiza una agonía más lenta.
Las posibles claves: maximizar el flujo de clientes a través de una selección más atractiva de mercancías (los Wal-Mart suelen ofrecer pocas variedades debido a que buscan minimizar el número de proveedores para negociar descuentos más grandes), tener más cuidado en la ubicación de tiendas, ofrecer un mejor servicio, etc.
Como alguien que compra en Wal-Mart porque tiene uno a dos cuadras de su casa, les puedo decir que ciertamente es vulnerable: cierto, los precios son bajos, pero no manejan cosas que me gustan, el servicio es infame, etc. Pero no va a ser sencillo.
domingo, julio 11, 2004
La Yoko Ono mexicana
Por diversas cuestiones, no he podido escribir mucho las últimas semanas. En particular, un tema candente en semanas recientes ha sido la situación política en México. Algo que me ha sorprendido mucho es que los problemas de Vicente Fox han recibido casi nula atención en la prensa internacional.
En cierto sentido, eso es bueno. Los índices de riesgo país se han mantenido muy estables. Pero tal como he argumentado en otras ocasiones, eso es ilusorio dados los graves retos que enfrenta el país y las remotas posiblidades de que sean solucionados. Ahora la realidad nos está alcanzando.
En el Financial Times se han publicado ya muchos artículos sobre los problemas de Fox, causados en parte por las ambiciones políticas de su esposa, Marta Sahagún. Esta nota de Reuters describe los últimos acontecimientos. No me sorprendería que en las próximas semanas los inversionistas extranjeros empiecen a prestar más atención al desolador panorama político mexicano. Los resultados se reflejarán en un alza gradual en el riesgo país y, consecuentemente, en una caída en los precios de las acciones.
Respecto a Sahagún, la mejor frase que he visto sobre ella la pronunció el hijo de Carlos Castillo Peraza, un ex líder del PAN (el partido del presidente). La cito en la versión que apareció en la nota de Reuters:
"Marta Sahagun is like the Yoko Ono of the cabinet," grumbled Julio Castillo
Yo la he llamado cosas peores (ver aquí). Esa mujer es un cáncer.
En cierto sentido, eso es bueno. Los índices de riesgo país se han mantenido muy estables. Pero tal como he argumentado en otras ocasiones, eso es ilusorio dados los graves retos que enfrenta el país y las remotas posiblidades de que sean solucionados. Ahora la realidad nos está alcanzando.
En el Financial Times se han publicado ya muchos artículos sobre los problemas de Fox, causados en parte por las ambiciones políticas de su esposa, Marta Sahagún. Esta nota de Reuters describe los últimos acontecimientos. No me sorprendería que en las próximas semanas los inversionistas extranjeros empiecen a prestar más atención al desolador panorama político mexicano. Los resultados se reflejarán en un alza gradual en el riesgo país y, consecuentemente, en una caída en los precios de las acciones.
Respecto a Sahagún, la mejor frase que he visto sobre ella la pronunció el hijo de Carlos Castillo Peraza, un ex líder del PAN (el partido del presidente). La cito en la versión que apareció en la nota de Reuters:
"Marta Sahagun is like the Yoko Ono of the cabinet," grumbled Julio Castillo
Yo la he llamado cosas peores (ver aquí). Esa mujer es un cáncer.
sábado, julio 10, 2004
Tedio olímpico
La olimpiada es el evento deportivo más aburrido, asquerosamente cursi y sobrevalorado, dixit moi meme (sobre todo desde que desapareció la rivalidad URSS-EUA). Cualquier día prefiero un Mundial o hasta la Copa América. Sospecho que más de uno comparte mi opinión.
No deja de ser una lástima. Este maravilloso artículo del Washington Post describe cómo eran los juegos en la antiguedad. Para dar una idea, los dejo con esta cita:
"In terms of audience satisfaction, our own revived Olympic games can hardly compare -- unless they were to be combined with Carnival in Rio, Easter Mass at the Vatican, and a tour of Universal Studios."
No deja de ser una lástima. Este maravilloso artículo del Washington Post describe cómo eran los juegos en la antiguedad. Para dar una idea, los dejo con esta cita:
"In terms of audience satisfaction, our own revived Olympic games can hardly compare -- unless they were to be combined with Carnival in Rio, Easter Mass at the Vatican, and a tour of Universal Studios."
viernes, julio 09, 2004
Los salarios mínimos o los peligros de interpretar las investigaciones
Vale mucho la pena esta artículo de Steve Landsburg publicado hoy en Slate sobre el salario mínimo en Estados Unidos. En resumen, hoy día todo mundo está de acerudo en que un alza (modesta) en el salario mínimo no afectará de forma significativa las perspectivas de empleo de los trabajadores de bajos ingresos.
Pero esto no es el punto más interesante: hace unas décadas, la mayoría de las investigaciones académicas publicadas mostraban lo contrario. La contradicción entre la percepción actual y los resultados pasados se resuelve cuando nos damo cuenta que sólo algunos estudios se publican, lo cual crea un sesgo. Es decir, a nadie le gusta publicar un estudio en donde las relaciones resultan ser contrarias a las esperadas o inexistentes, por lo cual sólo se publican los estudios en donde la conclusión es la misma que se esperaba (en este caso, que los salarios mínimos afectan al empleo).
En ese sentido, subir el salario mínimo no es malo para los trabajadores, pero Landsburg argumenta que hay otras razones muy válidas para oponerse a los salarios mínimos (en esencia, argumenta que en la práctica son un impuesto a los patrones, pero que como no es un impuesto reconocido como tal, su carga recae en un pequeño grupo y los políticos no tienen que rendir cuentas).
Pero esto no es el punto más interesante: hace unas décadas, la mayoría de las investigaciones académicas publicadas mostraban lo contrario. La contradicción entre la percepción actual y los resultados pasados se resuelve cuando nos damo cuenta que sólo algunos estudios se publican, lo cual crea un sesgo. Es decir, a nadie le gusta publicar un estudio en donde las relaciones resultan ser contrarias a las esperadas o inexistentes, por lo cual sólo se publican los estudios en donde la conclusión es la misma que se esperaba (en este caso, que los salarios mínimos afectan al empleo).
En ese sentido, subir el salario mínimo no es malo para los trabajadores, pero Landsburg argumenta que hay otras razones muy válidas para oponerse a los salarios mínimos (en esencia, argumenta que en la práctica son un impuesto a los patrones, pero que como no es un impuesto reconocido como tal, su carga recae en un pequeño grupo y los políticos no tienen que rendir cuentas).
lunes, julio 05, 2004
¿Y quién necesita a la OPEP?
Siempre que suben los precios del petróleo, nunca faltan los histéricos que pronostican alzas hasta donde puede ver el ojo. Claro, como siempre, están equivocados. Si bien en el corto plazo se pueden presentar alzas importantes, en el largo plazo el mundo no tiene problema alguno para abastecer sus necesidades energéticas, aunque Al Qaeda conquiste Arabia Saudita. ¿Cómo? La respuesta está en este artículo.
Una disculpa
La enfermedad y el exceso de trabajo forman una combinación nefasta que me ha impedido actualizar el blog a últimas fechas. Lo lamento y espero regularizarme poco a poco.
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