lunes, febrero 28, 2005
de Soto o los dilemas del desarrollo
Es un hecho que la regularización de la tenencia de la propiedad es algo deseable en sí mismo. Pero si les suena que la receta de de Soto es simplista, tienen razón. De hecho, las limitaciones de esta idea nos pueden decir mucho sobre la persistes y complejas razones por las cuales las economías emergentes rara vez salen a la superficie.
Un buen punto de partida es este artículo publicado recientemente en Slate. El autor presenta evidencia de que los programas de escrituración en los barrios irregulares, inspirados en la teoría de de Soto, no han traído beneficios importantes. Correctamente, nota que esto se debe a que los bancos no están interesados en prestarle a los pobres, incluso con la garantía de una propiedad. Posteriormente se va por una tangente sobre cómo estos programas pueden llevar a abusos (grupos influyentes compran las propiedades a precios bajos antes de ser regularizadas).
La pregunta es: ¿por qué las propiedades regularizadas no sirven para obtener capital?
Tomaré el caso de México, que supongo es similar a la situación que prevalece en la mayoría. Los problemas que hay en mi país son:
1) El Registro Público de la Propiedad es corrupto e ineficiente. La falsificación de escrituras es común, por lo cual prevalece incertidumbre en torno a los verdaderos derechos de propiedad. De hecho, se han presentado muchos casos grandes recientemente en México (ej. Paraje San Juan) que ilustran vívidamente este problema.
2) Los costos de transacción para vener una propiedad son muy altos, en parte por el monopolio abusivo del notariado público, la ineficiencia del RPP, impuestos, etc. Esto reduce para los bancos el valor de las propiedades dadas en garantía.
3) El marco legal favorece a los deudores de forma desproporcionada. Si bien se ha presentado mejoras, para que un banco pueda tomar posesión de un terreno/vivienda, se requieren largos e inciertos procedimientos judiciales.
4) Los bancos no prestan. Dadas las condiciones anteriores y otras (como el hecho de que las propiedades en barrios periféricos tienen un valor reducido, en parte por la falta de servicios públicos adecuados), los bancos prefieren asignar sus recursos a otras actividaes. En particular, suelen estar satisfechos con funcionar como sistema de pagos e intermediarios que invierten depósitos en bonos gubernamentales. Ganan mucho haciendo esto sin tener que correr riesgos.
En otras palabras, para que la regularización de la propiedad sea útil, tienen que estar presentes toda clase de condiciones. Va sin decir que esto rara vez es el caso. De hecho, se puede decir lo mismo de todas las "recetas" presentadas en las últimas décadas para detonar el proceso de desarrollo sostenido: apertura del comercio, reducción de la inflación, etc. Todas son buenas ideas en sí mismas, pero no son suficientes.
Vaya, incluso podemos imaginar un país ideal para aplicar la receta de de Soto: buena gestión pública, baja corrupción, un sistema judicial funcional e intermediarios financieros eficientes. Uno imaginaría que un programa de regularización ofrecería altos beneficios. Quizá sea cierto, pero tiene sus límites. A final de cuentas, el principal factor que determina el ingreso de los individuos es el capital humano. Aunque un analfabeta tenga acceso al capital financiero, es poco probable que éste logre aumentar su nivel de vida sustancialmente.
miércoles, diciembre 15, 2004
El futuro del cemento y los ladrillos
La asociación metafórica de los ladrillos y el cemento con la solidez, en todos los sentidos de la palabra, explican esta actitud. Y, de hecho, en los países para los cuales existen datos de largo plazo todo apunta a que es una inversión que arroja retornos ligeramente superiores a la inflación.
Dicho esto, es una inversión que tiene serias desventajas. Comparada con otras opciones de inversión, los costos pueden ser más altos (a las acciones no les salen goteras), la liquidez es baja y el retorno promedio deja mucho que desar, aunque a veces pueden ser muy altos. En lo personal, también dudo mucho que en términos netos los beneficios intangibles de "ser propietario", como un mayor sentido de responsabilidad cívica, sean muy válidos. (De hecho, alguna vez leí un estudio en donde se argumentó convincentemente que ser propietario de una casa disminuía la movilidad laboral geográfica, algo negativo para la economía del país y del individuo).
Como pueden ver, no soy muy aficionado a la idea de tener casa propia (aunque sí soy dueño de mi inmueble; cedí ante las inclinaciones de mi esposa, las cuales tienen una larga e interesante historia que dejaré para otra ocasión). Pero diga lo que diga, es el principal activo familiar en casi todo el mundo.
Para los dueños, sobre todo en los países que registran una fuerte y prolongada apreciación inmobiliaria (RU, España, Australia, EUA, etc.), existe el dilema de qué hacer cuando se sospecha que los precios de las casas pueden empezar a bajar, una posibilidad muy real. Fuera de vender y rentar en otro lugar, no hay defensa.
Por eso es tan interesante el producto que promueve el distinguido economista Robert Schiller. Se trata de futuros (como los de petróleo, pancitas de puerco, etc.) ligados a índices locales de precios de casas, que permitirán cubrirse contra caídas en los precios de los inmubles o apostar a favor de ellos (habrá un futuro estándar y un "espejo" basado en el inverso del índice en cuestión). De hecho, Schiller desde hace tiempo ha tenido la idea de vender productos similares ligados a variables como el nivel de empleo, el PIB, etc. que permitirán a las personas cubrirse contra riesgos que afectan al activo más importante, aunque intangible: su capital "humano".
martes, diciembre 07, 2004
Crónica de una devaluación anunciada
+Andy Xie, de Morgan Stanley, señala que el meollo del problema es que EUA debe ahorrar más y, por ende, depender menos del capital extranjero para financiar sus necesidades de inversión. Para lograr este objetivo, se requiere un alza en las tasas de interés, las cuales incentivan el ahorro directamente y disminuyen la propensidad de consumo de forma indirecta (vía efectos de riqueza: un alza en las tasas tiende a reducir el valor de activos como acciones, bonos de largo plazo y bienes raíces). La depreciación del dólar es un medio para subir las tasas, aunque muy indirecto (vía un alza en la inflación) y, dado el limitado papel del comercio externo en la economía de Estados Unidos, no muy eficaz (en otras palabras, se requiere una depreciación masiva para que ésta tenga efectos notables). Por tanto, argumenta que los países asiáticos deben cambiar la composición de sus reservas internacionales, vendiendo los bonos de largo plazo y pasando ese dinero a papel de corto plazo. Esto elevaría las tasas en EUA sin que el dólar tenga que pasar por un ajuste extremo y desestabilizador.
+Para Europa, la caída del dólar representa un serio problema, dado que las exportaciones de la zona euro son equivalentes a casi el 40% de su PIB. Para compensar el golpe que la apreciación del euro propinará al sector exportador, se requiere un alza en el consumo privado. Pero esto será difícil al menos que se lleven a cabo reformas para liberalizar los mercados laborales y reducir las altísimas tasas de desempleo.
+Ken Rogoff y Maurice Obstfeld publicaron recientemente un estudio sobre el tema del déficit externo de Estados Unidos. Es interesante porque describe cómo funcionaría la mecánica de dicho ajuste. The Economist presentó un buen resumen (se requiere suscripción) del mismo. Cito las partes más relevantes:
Many economists try to estimate how much the dollar needs to fall in order
to eliminate or at least to reduce the current-account deficit. But Mr Obstfeld
and Mr Rogoff argue that such analysis is flawed. America's current-account
deficit reflects inadequate domestic saving. Cutting it therefore requires that
American saving rises or that demand in the rest of the world increases. A fall
in the dollar would be a by-product of this adjustment. But without an increase
in saving, even a big fall in the dollar would make only a small dent in
America's current-account deficit.
The two economists assume that the current-account deficit shrinks as a result either of increased saving by American households (because, for instance, the country's house-price boom ends)
or of a strengthening of demand in Asia and Europe. Then, using a model of the
global economy, they focus on the changes in relative prices of traded and
non-traded goods needed to ensure that demand matches supply in domestic product
markets as the current-account deficit narrows.
According to conventional wisdom, a weaker dollar reduces the trade deficit by boosting American exports. That is true, but Mr Obstfeld and Mr Rogoff argue that the main pressure for a
fall in the dollar comes instead from the need to encourage Americans to consume
fewer traded goods (ie, both imports and goods that could be exported) and to
buy more non-traded goods and services. If the current-account deficit is
reduced through an increase in household saving, spending on non-traded as well
as traded goods will drop. To maintain equilibrium in domestic markets and to
prevent a rise in unemployment, the consumption of non-traded goods needs to
rise relative to that of traded goods. This in turn requires a decrease in the
relative price of non-traded goods. This means that the dollar's real exchange
rate must fall.
From this way of viewing the likely fall in the dollar, the substitution of American for foreign traded goods is less important than of non-traded for traded goods. But because traded goods account for only around 25% of America's GDP, the current-account deficit of 5-6% of GDP amounts to an
enormous 20-25% of traded-goods production. Thus closing the external deficit
while maintaining domestic equilibrium requires a big change in the relative
price of non-traded versus traded goods, and therefore in the exchange rate.
martes, noviembre 30, 2004
El dólar y la economía mexicana
Ya conocen la letanía: Estados Unidos tiene un déficit con el exterior de casi 6% del PIB, un nivel muy alto que refleja la diferencia entre el gasto y el ingreso nacional (o entre la inversión y el ahorro doméstico). Este hoyo tiene que ser tapado con flujos de capital del exterior y los extranjeros ya no creen que Estados Unidos seguirá presentando las mejores cifras de crecimiento del mundo industrializado. Ergo, no seguirán enviando tanto dinero y el dólar tendrá que caer. Stephen Roach, de Morgan Stanley, predica este sermón cada semana.
Este seguramente será el tema que dominará la discusión en este ámbito por mucho tiempo. Y créanme que no tiene nada de sencillo. Lo abordaré a detalle en las próximas semanas.
Por lo pronto, ¿cómo afectaría una caída del dólar a la economía mexicano? Aquí está mi primer intento para responder esta pregunta. En general, el diagnóstico no es favorable.
Una caída del dólar implica alzas en las tasas de interés y un desaceleramiento (o incluso contracción si las cosas se salen de control) del consumo en ese país. Eso por definición tiene un impacto negativo en las exportaciones mexicanas, pase lo que pase con el peso (en realidad, los movimientos cambiarios inciden muy poco en las exportaciones nacionales).
Lo único que podría amortiguar este golpe sería aprovechar el otro lado de la moneda: la apreciación del yen, del euro y similares. Desafortunadamente, no veo que México se pueda beneficiar mucho. Las exportaciones a Europa y Japón apenas representan el 5% del total, por lo que incluso si asumimos un fuerte crecimiento (cosa que no se ha dado en los últimos tres años pese a la ya considerable apreciación de esas divisas) tardará años en tener un impacto notable. Tampoco hay muchas perspectivas de que las empresas de esos países utilicen a México como plataforma para exportar a EUA.
En el ámbito financiero, cabe recordar que casi toda nuestra deuda extranjera está en dólares, por lo cual resentiremos cualquier alza en las tasas de interés estadounidenses. Asimismo, es en extremo improbable que los flujos dirigidos a EUA actualmente se transfieran a México u otros países emergentes.
En resumen, la caída del dólar representa malas noticias para México. Si a esto añadimos nuestro teatro del absurdo en la arena política, los próximos dos años podrían resultar más complicados de lo que están tomando en cuenta los precios de los activos financieros mexicanos.
sábado, noviembre 27, 2004
Sigo vivo en el país del realismo mágico.
El lío en torno al presupuesto de 2005 influye. Puedo resumirlo de forma sencilla: el legislativo, controlado por la oposición del PRI y el PRD, se unió para aprobar un presupuesto al que se opone el gobierno.
Este presupuesto, obviamente, es favorable políticamente para la oposición: aumenta las transferencias a los estados (que son las bases del poder del PRI y PRD), los cuales son financiados con recortes al gasto del gobierno federal. Hasta aquí, nada nuevo: es algo que se puede ver en todo país democrático (basta recordar las batallas presupuestales del presidente Clinton con el Congreso controlado por los republicanos).No obstante, parece que los recortes le pegarán a programas federales útiles y todo aumento en el gasto con fines electorales necesariamente implica un alto grado de desperdicio, lo cual es lamentable.
Sin embargo, el verdadero significado radica en dos puntos. En primer lugar, resulta que --a diferencia de todas las demás leyes--el presidente no puede vetar el presupuesto. Esto implica un grave desequilibrio en la división de poderes y, como tantas cosas, confirma el nefasto legado de siete décadas de gobiernos del PRI: la constitución tiene esta laguna porque bajo el viejo régimen era incocebible que la Presidencia y el Congreso estuvieran controlados por partidos distintos. El presidente afirma que va a impugnar el presupuesto: no queda claro cómo ni qué resultado habrá. En segundo lugar, augura que el combate en torno al presupuesto será, literalmente, sanguinario en 2005, ya que será el último presupuesto antes de las elecciones de 2006.
Va sin decir que es lo que menos necesita el país. En el ámbito económico, 2005 empieza a dar miedo por una sencilla razón: es posible que Estados Unidos, nuestro motor económico, presente una crisis en su moneda que llevaría a una baja en su consumo y un alza en sus tasas de interés, lo cual nos podría pegar muy duro.
Pero esto no es lo peor. Lo que realmente me deprimió fue el linchamiento de 3 policias en un barrio de la Cd. de México (ver nota). Ni las autoridades locales ni las federales levantaron un dedo para impedirlo, pese a que todo se transmitió en vivo por la televisión y la turba sabía que eran policías. No es la primera vez que algo similar sucede y hasta ahora todos los linchamientos han quedado impunes.
Esto ilustra lo que es México hoy: un país en donde los gobiernos no están dispuestos a recurrir al uso legítimo de la fuerza, un país sin ley y un país sin la mínima rendición de cuentas (ningún alto funcionario ha sido cesado y seguramente sólo habrá chivos expiatorios de nivel bajo).
Sí, México es un país donde impera el realismo mágico; lo malo es que es magia negra....
Reitero mi pronóstico pesimista: este país requiere reformas a fondo, pero no veo cómo se van a aprobar sin una crisis de grandes dimensiones.
Ojalá me equivoque.
miércoles, noviembre 17, 2004
Cuando los tomates atacan....
Como resultado de las lluvias en California, los huracanes en Florida y las plagas en México, hay pocos tomates (jitomates en mexicano) y su precio está al doble de su nivel habitual. Esto afecta a todos, desde los propietarios de restaurantes hasta los banqueros centrales.
En Estados Unidos, la escacez de tomates está forzando a diversos restaurantes a alterar sus menús e incluso sus recetas (ver esta nota).
Pero eso no es nada comparado a los problemas observados en México. En este país, los hogares destinan el 0.5% de su gasto a la compra de tomates frescos, cuyo precio aumentó 62% en los últimos 12 meses. Eso implica que por sí mismos, añadieron 30 puntos básicos (0.3%) a la inflación en este periodo, que llegó a 5.4% en total, comparada con la inflación de 4% observada en 2003.
De hecho, Gray Newman, un economista de Morgan Stanley, señala que los tomates, junto con la carne y los huevos (cuyo precio también se disparó por el cierre sanitario/proteccionista de muchas importaciones a principios de año), explican casi todo el aumento en la inflación mexicana. No es un asunto trivial: el alza en la inflación ya empujó a las tasas de interés de cerca de 5% el año pasado a 8% actualmente.
Vaya que esto es suficiente para quitarle el apetitdo a cualquiera.
Problemas técnicos
martes, noviembre 09, 2004
la solución de los 150 mil millones de dólares
Nadie duda que los países más pobres requieren ayuda para salir adelante. Incluso 150 mil millones de dólares no me parece un monto excesivo. La pregunta es cómo evitar que esa enorme suma no termine depositada en las cuentas bancarias de los diversos déspotas, tiranos, generales y burócratas que controlan esas naciones. Sachs afirma que, tomando en cuenta diversos factores, los países más pobres no están particularmente mal gobernados y sus necesidades son tan apremiantes que es mejor arrancar desde ahora.
Yo no estoy tan convencido. En realidad, no veo cómo esos países lograrán salir adelante sin una suerte de "neocolonialismo". Antes de que reciba amenazas de muerte, déjenme explicar. Ni yo ni nadie quiere un regreso a los viejos malos tiempos de dominación por la misma dominación/explotación. Pero al mismo tiempo es un tanto ilusorio pensar que todos los países más humildes tienen la capacidad para salir de su abyecta condición. Vamos, Haití lleva más de 200 años de independencia y miren cómo sigue. De alguna forma, se deben establecer las condiciones e instituciones básicas para que pueda funcionar un país. En un estado fracasado, es algo que requiere de cierta injerencia externa. Puede ser la ONU, como sucedió en Timor del Este, o una coalición de gobiernos con ONG. Tras cumplir ciertas metas explícitas, permitirían un mayor control nacional.
Claro, es una idea difícil y utópica. Pero a la larga no veo otra opción, sobre todo tomando en cuenta el espantoso costo humano de dejar abandonados esos países a sus élites rapaces y los problemas que esos países causan a toda la comunidad internacional (refugios para terroristas y criminales, enfermedades, etc.).
lunes, noviembre 08, 2004
¿Deprimidos por otros cuatro años de Bush?
1. Emigrar: Los estadounidenses que aborrecen a Bush naturalmente piensan abandonar el país. Canadá es la opción natural, pero al parecer no es tan sencillo como generalmente se supone.
2. Fusión con la madre patria: A los británicos no les interesa mucho seguir en la Unión Europea y su filosofía política está más a la izquierda que la del estadounidense promedio. Para un liberal estadounidense, incorporar al RU como parte de EUA es una idea que tiene sus méritos.
3. Tomarlo con filosofía: Muchos comentaristas han señalado que el único aspecto posivito de la reelección de George W. Bush es que sus ruinosas políticas se desenvolverán hasta su trágico fin (aquí hay un buen ejemplo). Eso abrirá el paso para que en 2008 una opción más pasable sea electa (con la desventaja de que mientras todos sufriremos las consecuencias). En cambio, si Kerry hubiera ganado, los republicanos hubieran saboteado su gobierno (controlan el legislativo), lo cual permitiría que en cuatro años otro ultraderechista mesiánico retomara los planes incompletos de Bush.
sábado, noviembre 06, 2004
¿Se privatizará a Pemex?
Hay dos reacciones posibles.
La primera: ¿qué sustancia prohibida están fumando en el gobierno? A final de cuentas, la constitución estipula que PEMEX es propiedad de la nación, por lo cual vender acciones requeriría enmendar la constitución. Para un gobierno que en cuatro años no ha logrado que el legislativo apruebe reformas mucho menos trascendentes que ésta, suena como misión imposible, sobre todo ahora que estamos a menos de dos años de la próxima elección presidencial.
La segunda: ¿quién en su sano juicio compraría acciones de PEMEX? La lista de contras es enorme. Tiene 140,000 trabajadores, el doble que ExxonMobil (la petrolera privada más grande del mundo), representados por un sindicato corrupto y truculento. El gobierno confisca básicamente todas sus ganancias (aunque una reforma reciente podría mejorar esto un poco). Para financiar sus inversiones requiere contratar deudas, las cuales suman US$37 mil millones (más del doble comparado con su nivel hace 5 años). Además, tiene un pasivo de pensiones no fondeado de casi US$30 mil millones. En resumen, no hay ni la más remota posibilidad de que los accionistas reciban un centavo en su vida si invierten en acciones de PEMEX.
Quizá el gobierno de Vicente Fox haya perdido total contacto con la realidad en este caso. No sería la primera vez. O quizá la Secretaría de Hacienda sólo estaba lanzando un "globo de prueba" para ver la reacción. A final de cuentas, nunca han ocultado que consideran que el modelo a seguir para PEMEX es Petrobras, la empresa estatal de energía de Brasil que tiene capital mixto.
No sé. Quizá estén pensando en crear un instrumento híbrido para ir tentando las aguas y acostumbrar al público a la idea de eventualmente privatizar parcialmente a PEMEX. Una forma de hacerlo sería crear un fideicomiso a dónde fluirían parte de los ingresos de PEMEX, para después vender los derechos patrimoniales de ese fideicomiso al público inversionista (mexicano). Esto, en efecto, sería como una acción y seguramente se tendrían que dar términos favorables para tentar a los inversionistas. Como no soy abogado, es difícil saber si este esquema es constitucionalmente kosher. Francamente, lo dudo y como mínimo estaría sujeto a cuestionamientos juidiciales. Además, la verdad sería más fácil y sencillo vender deuda que acciones.
Conclusión: Anótenme en la columna de los muy escépticos. La venta de acciones o pseudoacciones de PEMEX se antoja casi imposible, al menos que el gobierno tenga un as bajo la manga que desconozco. Además, no sería una medida muy útil o deseable, ya que distraería al gobierno y a los legisladores de las reformas requeridas. Lo que PEMEX necesita es una reforma que reduzca su carga fiscal de forma importante (lo cual, a su vez, requiere una reforma fiscal para el gobierno que aumente sus ingresos tributarios para suplir el dinero que ahora aporta PEMEX, que suma más de 30% del presupuesto) y una profunda reforma administrativo-laboral para desaparecer al ejército de trabajadores superfluos y minar a su abominable sindicato.
viernes, noviembre 05, 2004
Los economistas hablan
Este indispensable artículo de Sebastian Mallaby resume las opciones que enfrenta Bush, así como su impacto. Por su parte, Stephen Roach discute las implicaciones de la agenda de Bush para la economía mundial.
Lo más interesante es que ambos concuerdan que la única forma en que la agenda de reducción de impuestos y reformas/privatización a la seguirdad social de Bush podría funcionar es si lograra elevar sustancialmente el ritmo de crecimiento de Estados Unidos. Esto permitiría que los déficits, como proporción del PIB, se mantengan en un rango razonable. Sin duda, esta es la lógica de Bush y sus asesores.
Pero es muy, muy poco probable que esta apuesta funcione. Mallaby argumenta que las propuestas de Bush en efecto podrían elevar la tasa de crecimiento de la economía, pero el impacto sería muy reducido. Por su parte, Roach señala que para que acelerar el crecimiento se requerirían tres condiciones: la productividad laboral en EUA tendrá que mantener su alto ritmo de crecimiento, los extranjeros deberán seguir financiando los déficits estadounidenses y Bush también tendría que promover el crecimiento por otros medios, como una mayor liberalización del comercio exterior. Sin embargo, considera que no son supuestos muy realistas y que, de hecho, esta estrategia corre el riesgo de ser contraproducente.
Estas palabras de Mallaby me dejaron frío:
Even if you assume improbable amounts of political courage in a second Bush
term, the chances that the administration could come up with something dramatic
enough to forestall fiscal disaster are between modest and zero.The basic premise of the tax cuts--that the size of government can and should be
contained--is ahistorical and wrong. Ahistorical, because government's share of
GDP has in fact grown steadily as societies have grown richer over the past
century. Wrong, because government in the age of the baby bust is going
inevitably to grow. Bush has failed to understand where history is headed, and
history will judge him harshly for it.
jueves, noviembre 04, 2004
Cuatro años más de Bush
¿Y ahora qué podemos esperar en los próximos cuatro años? Como bien describe esta nota, las prioridades de Bush en su segundo periodo presidencial serán:
1. Hacer que los recortes impositivos "temporales" aprobados en años recientes se vuelvan permanentes.
2. Simplificar el régimen de impuestos, lo cual implica sustituir gradualmente el impuesto sobre la renta por un impuesto al consumo
3. Privatización parcial de la seguridad social y del financiamiento estatal de la salud.
4. Reformas legales para limitar los daños concedidos en demandas judiciales.
A primera vista, parece una agenda ambiciosa. Pero en la práctica, sólo el punto (1) y, quizá, el (4) tienen muy altas probabilidades de ser aprobados. Respecto al punto (2), sería un paso sin precedente y es dudoso que incluso la derecha dura tenga las ganas de luchar por una medida que será muy, muy poco popular, incluso entre los electores conservadores.
Cierto, la idea de sustituir al complicado e ineficiente ISR por una suerte de IVA tiene muchos méritos prácticos. Además, se puede hacer un buen argumento de el gasto es un mejor instrumento para redistribuir el ingreso que los impuestos. Sin embargo, la redistribución vía gasto es menos "visible" que el pago de impuestos, por lo cual la viabilidad política de esta idea es casi nula. Además, es probable que la transición de un régimen fiscal a otro reduzca los ingresos, por lo menos en el corto plazo.
Respecto al número 3, la privatización de la seguridad social, tanto en el ámbito de pensiones como de gastos médicos, también tiene sus puntos a favor. Sin embargo, en un país demográficamente maduro como EUA, pasar del régimen actual (los beneficios de los jubilados son pagados por las aportaciones actuales de los trabajadores) a uno basado en cuentas privadas individuales (cada quien ahorra para su retiro y gastos médicos) implica altos costos iniciales, conocidos como gastos de transición, aunque a la larga probablemente el país ahorre dinero. Esta nota ofrece una discusión interesante de los puntos a favor y en contra.
En resumen, las principales propuestas (1 a 3) de Bush implicarían costos para el gobierno. Si éste partiera de una fuerte posición fiscal, bien podría asumir esos costos para obtener beneficios a largo plazo. Pero la realidad es que el gobierno estadounidense enfrenta un déficit cercano al 4% del PIB, el cual tenderá a ampliarse en la medida en que el gasto gubernamental subirá con el envejecimiento de la población. Además, en materia de gasto, los hechos confirman que Bush no tiene la más mínima disciplina.
Hasta ahora, el deterioro fiscal no se ha reflejado en las tasas de interés. Pero si Bush promueve cualquiera de sus iniciativas sin hacer un esfuerzo creíble para reducir el gasto gubernamental, es muy probable que las tasas se disparen y se detone un ciclo vicioso. De hecho, el simple hecho de hacer permanentes los recientes recortes a los impuestos minará lentamente la solvencia financiera del país sin una reforma en el gasto.
¿Prevalecerá esta prudencia mínima? No sé. El Partido Republicano tiene una mayoría incluso mayor en el legislativo que en el primer periodo de Bush y tampoco han sido paragones de la responsabilidad fiscal. Eso podría tentarlos a impulsar estas iniciativas sin un cambio en el patrón del gasto, con resultados que sólo pueden ser negativos en el mediano y largo plazo.
Visto de esta forma, no hay motivos para ser optimistas en el ámbito de la macroeconomía estadounidensia. En el plano micro, Bush ha probado ser, en el mejor de los casos, un presidente muy indiferente al libre comercio (recordemos que impuso fuertes tarifas al acero y los textiles y no ha hecho mucho para promover la ronda de Doha) y un amigo de los subsidios.
martes, noviembre 02, 2004
La bolsa mexicana en octubre
Lo que el resto del mundo no sabe es que tenemos un arma secreta: América Móvil. Esta empresa de telefonía celular, que domina en México y tiene fuertes inversiones en Sudamérica, representa directa e indirectamente el 20% del IPyC, el principal índice bursátil mexicano. En octubre, sus acciones subieron 14%, con lo que acumula un alza de 65% en el año (y en 2003 subió más de 100%). Es un hecho que más de la mitad de la ganancia del mercado mexicano el mes pasado fue producto del desempeño de esta empresa. (Para contar con un panorama más completo del desempeño reciente de la bolsa mexicana, consulten mi más reciente artículo).
Esto ilustra la gran diferencia entre los mercados "desarrollados" y los "emergentes". En los primeros, incluso las empresa smás grandes en términos de valor de capitalización tiene un peso bajo en los índices; en los emergentes, básicamente determinan qué sucede.
sábado, octubre 30, 2004
De Moore a Google
Como argumenta esta serie de artículos publicada en The Economist, mas que contar con computadoras cada vez más poderosas, lo que necesitamos es que sean más fáciles de usar (no que sean más simples; la complejidad sigue, pero no la notamos).
Estoy totalmente de acuerdo. Mi primera computadora, una Commodre 64 (sí, soy viejo), tenía precisamente 64 kilobytes de memoria y hacer cualquier cosa requería horas. Hoy día, hasta los hornos de microondas tienen más poder de procesamiento. En este sentido, en 20 años las capacidades de las máquinas han crecido infinitamente. Pero el único avance notable en la facilidad de uso fue la introducción del sistema operativo con interfase gráfico (íconos), primero por Apple para la Mac (creo que en 1986) y después adoptado por Windows de Microsoft. En aplicaciones más grandes y complejas, como los sistemas de informática de empresas enteras, las cosas tampoco han mejorado mucho.
La buena noticia es que la historia ofrece razones para ser optimista. Muchos inventos eran increíblemente difíciles de usar al principio, hasta que los emprendedores encontraron formas de facilitar su uso. The Economist ofrece varios ejemplos interesantes:
Joe Corn, a history professor at Stanford University, believes that the
first example of a complex consumer technology was clocks, which arrived in the
1820s. Clocks were sold with user manuals, which featured entries such as ?How
to erect and regulate your device?. When sewing machines appeared in the 1840s,
they came with 40-page manuals full of detailed instructions. Discouragingly, it
took two generations until a trade publication was able to declare in the 1880s
that ?every woman now knows how to use one.?
At about the same time, the increase in technological complexity
gathered pace. With electricity came new appliances, such as the phonograph,
invented in 1877 by Thomas Alva Edison. According to Mr Norman, the
computer-design guru, despite Mr Edison's genius for engineering he was a
marketing moron, and his first phonograph was all but unusable (in fact,
initially he had no particular uses in mind for it). For decades, Mr Edison
fiddled with his technology, always going for the most impressive engineering
solution. For instance, he chose cylinders over discs as the recording medium.
It took a generation and the entry of a new rival, Emile Berliner, to prepare
the phonograph for the mass market by making it easier to use (introducing discs
instead of cylinders) and giving it a purpose (playing music)......
Another complex technology, with an even bigger impact, was the car. The first cars, in the early 1900s, were ?mostly a burden and a challenge?, says Mr Corn. Driving one required skill in lubricating various moving parts, sending oil manually to the transmission, adjusting the spark plug, setting the choke, opening the throttle, wielding the crank and knowing what to do when the car broke down, which it invariably did. People at the time hired chauffeurs, says Mr Corn, mostly because they needed to have a mechanic at hand to fix the car, just as firms today need IT staff and households need teenagers to sort out their computers.
By the 1930s, however, the car had become more user-friendly and ready for the mass market. Two things in particular had made this possible. The first was the rise, spread and eventual ubiquity of a support infrastructure for cars. This included a network of decent roads and motorways, and of petrol stations and garages for repair. The second was the makers' increasing skill at hiding the technology from drivers. Ford proved particularly good at this. Ironically, it meant that cars got hugely more complex on the inside, because most of the tasks that had previously been carried out by drivers now had to be done automatically. This presented drivers with a radically simplified surface, or ?interface? in today's jargon, so that all they had to do was turn the ignition key, put their foot on the accelerator, brake, steer and change gear?and after 1940, when automatic transmissions were introduced, even gear-shifting became optional.
¿Entonces conviene vender acciones de Microsoft, el villano de la complejidad, y comprar acciones de Apple, la gran simplificadora? Quizá a muy largo plazo sea una buena idea. Pero la diferencia entre las TI y otras tecnologías del pasado es que las primeras dependen mucho de estándares. Simplificar a las PC de forma importante probablemente requiera un cambio de Windows/Office a algo mejor, pero va a ser difícil persuadir a los usuarios si eso implica que no podrán utilizar buena parte de su información almacenada.
miércoles, octubre 27, 2004
Maldiciones y revoluciones en el beisbol
¿Por qué cambió su fortuna? Sin duda, un elemento vital es que desde hace un par de años este equipo adpotó un enfoque que promete revolucionar este deporte: la toma de decisiones con base en un riguroso análisis estadístico tanto de jugadores como de estrategias, un método conocido como "sabermetrics".
Este enfoque, creado hace unos 30 años por un tal Bill James, que ahora es consultor de las Medias Rojas, fue adpotado por primera vez por los Atléticos de Oakland. Desde entonces, este equipo ha tenido bastante éxito, sobre todo considerando que opera en un mercado pequeño y tiene poco presupuesto. Esta historia aparece en Moneyball, un libro escrito por el célebre periodista financiero Michael Lewis (sus puntos centrales se describen extensamente aquí).
No he tenido la fortuna de leer este libro, pero según lo que entiendo el gran éxito de "sabermetrics" es que permite identificar jugadores "subvaluados". Es decir, jugadores desconocidos --que no cobran mucha--que ofrecen un buen desempeño. ¿Suena familiar? Todo financiero reconocerá que se trata nada más y nada menos que de arbitraje. Cuando un equipo tiene esta habilidad y, además, un gran presupuesto, como las Medias Rojas, es lógico esperar que tenga mucho éxito. (Aquí se podría hacer un paralelo interesante con los hedge funds).
Por supuesto, hay una moraleja en todo esto. La misma metodología que está revolucionando al beisblo también se puede aplicar a otros campos donde el valor de los individuos es dictado por tradiciones, percepciones erroneas e ideas sin sustento empírico. El mismo Michael Lewis ofrece un buen ejemplo para el caso de los altos directivos de las empresas. Creo que lo mismo aplica en la política (sobre todo en el caso de la selección de candidatos), otros deportes y el manejo de recursos humanos en toda clase de organizaciones.
Claro, no es tan fácil como suena. En el beisbol, un deporte bastante individualista y tácticamente sencillo, es muy fácil medir el desempeño de los jugadores. Esto es mucho más complicado en otros contextos. Pero dicho esto, también hay que notar que es algo que no se ha intentado mucho. En ese sentido, la administración y la política requieren a su propio Bill James.