Para muchos, el único encuentro personal con la globalización es cuando observan el origen nacional de los productos que compran en las tiendas, ya que sólo los trabajadores en la industria manufactuera (siempre una minoría) sienten directamente el viento frío de la competencia internacional.
No soy profeta ni mucho menos, pero les puedo asegurar que en el futuro proximo muchos más sentirán que les pisan los talones. Esa es la conclusión que llegué tras visitar Elance Online, que es un mercado en donde las empresas pueden subastar pequeños proyectos para que los ejecuten pequeños contratistas, quienes presentan ofertas en términos de precios, tiempos, etc. Aunque predominan proyectos de software, hay de todo (contabilidad, editorial, etc.).
Si uno tiene cierta familiaridad con esta clase de trabajos, lo que uno vé ahí es impactante. Por ejemplo, una conocida es traductora, con larga y amplia experiencia. Un proyecto en Elance requiere una traducción del inglés al castellano. Le describí las características y ella me comentó que cobraría unos 3,000 dólares. Cabe notar que su trabajo es de la más alta calidad, por lo cual sus tarifas no son bajas, pero tampoco son particularmente altas. Pues resulta que las personas que pujan --uruguayos, argentinos, colombianos, ingleses, estadounidenses, etc.--para ganar el proyecto ofrecen en promedio unos 1,100 dólares.
Va sin decir que mi amiga quedó horrorizada.
Claro, es difícil evaluar los precios sin tomar en cuenta la calidad del trabajo, pero a primera vista varios de los contratistas parecen muy serios (en Elance uno puede ver cómo los compradores han evaluado trabajos previos de los contratistas).
En mi caso, revisé varios proyectos en el ramo editorial. Ahí no había tanta competencia extranjera, pero los precios también eran mucho menores comparado a lo que yo he visto en mi país. Una mirada superficial a los proyectos de tecnología muestra que muchas veces los proveedores de la India cobran 1/3 de lo que cotizan los estadounidenses.
Sin duda, en la medida en que se extiendan este tipo de prácticas, los profesionales independientes de los países ricos (e incluso de los no tan ricos) sentirán como se evapora su poder de negociación y se reducen sus ingresos. Ahora bien, hay que considerar los beneficios: para las empresas pequeñas y recién creadas, esto significa que tienen que pagar menos por los servicios no esenciales y tampoco requieren contratar personal para llevarlos a cabo, lo cual facilita su expansión y, por ende, la innovación. No obstante, estos beneficios se sentirán en el largo plazo y para muchos ese viaje será muy incómodo.
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