miércoles, junio 06, 2007

Seppuku o por qué México no avanza

José Antonio Crespo nos ofrece una magnífica columna que, nuevamente, nos recuerda que sin rendición de cuentas la democracia es una farsa.

En todo el mundo hay corrupción e ineptitud dentro del sector público. Pero lo que distingue al mundo no bananero del bananero es que cuando se descubre a un burócrata con las manos en la masa o en flagrantes actos de ineptitud, hay sanciones: arresto, renuncia o (en Japón) hasta seppuku.

Va sin decir que México es miembro distinguido del club bananero. Aquí nadie renuncia por nada (la posibilidad de acusaciones judiciales es nula) y a los partidos políticos eso les parece muy bien. No importa que tan evidente sea la corrupción (Montiel), la perversión la justicia (el gober precioso) o el uso ilegítimo de recursos publicos (Martha Sahagún). Como dice Crespo, se aferran con uñas y dientes a su cargo y esperan hasta que la tormenta pase.

Uno no necesita ser economista para entender que en esta situación no existe incentivo alguno para el desempeño adecuado. Y nuestra triste realidad lo confirma.

Sorprendentemente, el actual gobierno estadounidense va por el mismo camino, tal como ilustra (irónicamente), el caso del procurador mexico-americano Alberto González (en este sitio se puede encontrar la larga letanía de abusos e incompetencia). No es el primer caso. Funcionarios como Donald Rumsfeldt y Paul Wolfowitz fueron mantenidos en su cargo mucho después de que su total incompetencia era más que evidente y sólo fueron "renunciados" con la mayor reticencia.

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