sábado, septiembre 02, 2006

"¡Que se vayan al diablo con sus instituciones!"

Dijo López Obrador ayer. Eso me fuerza a una precisión. Ayer escribí sobre la izquierda kamikaze (en México por supuesto). De entrada me disculpo por este desafortunado término. En realidad, AMLO y el PRD no son kamikazes, aunque a veces den esa impresión. Hoy por hoy, son fuerzas golpistas, cuya apuesta claramente es destruir las instituciones para apoderarse del gobierno mediante sus fuerzas de choque calllejeras, conformadas por mafias ilegales (vendedores ambulantes, taxistas pirata, etc.) protegidas por sus gobiernos locales.

Como tales, su objetivo ya no es la popularidad o la aprobación. Pero en realidad José Carreño lo explica mejor que yó, así que lean su columna.

Estos datos objetivos muestran que AMLO sí quiere ser el nuevo Evo Morales (o Hugo Chávez o quién sabe qué fuerza golpista goierna Ecuador hoy día). La pregunta clave: ¿cómo pararlo?

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