La semana pasada ofreció suficientes tendencias para deprimir a cualquiera. En Europa no faltaron quienes pronosticaron el fin de la unión monetaria y en Estados Unidos hubo preocupación por la posiblidad de que las caídas en las tasas de largo plazo son un indicio de menor dinamismo económico.
Afortunadamente, la realidad es más compleja. El euro es el menor de los problemas de Europa en este momento, mientras que en Estados Unidos hay motivos para pensar que hay más fortaleza en la economía de lo que muchos consideran.
Trato de analizar todo este complejo panorama en mi artículo más reciente publicado en El Financiero.
martes, junio 07, 2005
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