¡Feliz año! Dicho eso y renovado de ánimo, quiero empezar el año con un ejemplo grandioso de la tendencia burocrática de dar un sentido casi místico a las tareas más irreleventes.
Hace unas semanas entré al sitio del Fondo Monetario Internacional para obtener unos datos. En la página de inicio encontré las conclusiones de una consulta (conocidas como Art. IV) que el FMI lleva a cabo cada año con cada uno de sus países miembros para evaluar su política macro, riesgos, etc.
El texto, de 2,400 palabras, está lleno de advertencias sobre la necesidad de elevar la competitividad ante un entorno complicado, exortos para reformar mercados laborales, recomendaciones para limitar el gasto gubernamental y similares.
Lo único fuera de lugar es que ese texto se refiere a la economía de nada más y nada menos que la Serenísima República de San Marino. Sí, precisamente esa potencia con un territorio de 61 km2 y una población de 29 mil habitantes.
Pero todo apunta a que tienen una vida complicada y muchos problemas, ya que un resumen similar del Reino Unido sólo cuenta con 1,900 palabras.
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