Algo que le agradezco infinitamente a mi alma mater (el Instituto Tecnológico Autónomo de México) es que me hizo tomar varios cursos de humanidades durante mis estudios de economía. Esto es clave, ya que los conocimientos de filosofía, historia y sociología --por más rupestres que sean--son necesarios para tener una perspectiva adecuada de cómo funciona el mundo.
La economía neoclásica, como bien afirma mi esposa, explica todo y nada. En efecto, sostiene que las personas buscan maximizar lo deseable y minimizar lo que no les gusta, eligiendo entre diversas opciones según sus preferencias. Esto no es problemático si sólo se buscan describir y caracterizar ciertos procesos de decisión. El gran problema se presenta cuando se buscan emplear estas explicaciones y criterios para formular políticas públicas.
Menciono todo esto porque con demasiada frecuencia uno se encuentra abominaciones como ésta: un estudio "académico" en donde se afirma que elevar el costo de los abortos (mediante la notificación forzosa a los padres) reduce la incidencia de comportamientos sexuales de riesgo entre las adolescentes. Los autores aprueban esta medida, ya que lleva a un mayor uso de anticonceptivos y una baja en la tasa de embarazos en adolescentes.
Para un economista típico, todo esto suena razonable. A final de cuentas, sólo muestra que los adolescentes actúan de forma racional (es decir, responden a los incentivos externos. Sin duda, estarían a favor de leyes de notificación a los padres para reducir la incidencia de abortos y embarazos.
Pero en esto está mal en muchos planos. No dudo que, en el caso particular de Estados Unidos, hacer más caro/complicado el acceso al aborto tenga repercusiones en la conducta sexual. A final de cuentas, el menor grado de actividad sexual premarital antes de los años 60 reflejaba el temor al embarazo cuando los anticonceptivos eran poco avanzados y el aborto era ilegal.
¿Queremos regresar a esa "edad dorada"? Restringir/eliminar el acceso de los adolescentes al aborto (e incluso a los anticonceptivos) quizá reduzca en términos absolutos el número de embarazos e infecciones de transmisión sexual de ese grupo. Pero a un costo terrible: revivir nuevamente la práctica del aborto ilegal, aumentar enormemente la angustia de los adolescentes, reducir la libertad de este grupo, etc.
Además, no hay que olvidar que en países comparables, como los de Europa occidental, la indicencia de abortos y embarazos (ver aquí) es mucho menor que en Estados Unidos, pese a que el acceso al aborto y los anticonceptivos es mucho mayor. Eso apunta a que otro tipo de políticas (un sistema decente de salud reproductiva y buena educación sexual) son más efectivas para alcanzar el mismo fin.
Pero claro, en los Estados Unidos Calvinistas de América, lo importante es fomentar la salvación del alma. El bienestar común es una consideración secundaria. El caso del rechazo --netamente con base en criterios moralistas/políticos-- para aprobar la venta sin receta de anticonceptivos de emergencia en EUA es un ejemplo clarísimo, al igual que la oposición de elementos conservadores al desarrollo de la vacuna contra el virus del papiloma humano, de transimisión sexual, que causa cáncer cérvico-uterino.
La moraleja: es un hecho que los incentivos importan, pero es clave recordar que hay muchas formas de incentivar un cierto comportamiento para fines de alcanzar el bien común.
miércoles, noviembre 16, 2005
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