Yo soy un chico humilde y pragmático. Sí, tengo mis principios, pero intento tener una mente abierta y analizar la realidad con base en hechos y no prejuicios. Como pueden ver, por naturaleza soy alérgico a los ideólogos de todo tipo, ya sea en la política o en la prensa.
Creo que este artículo, publicado en la revista The Nation (de izquierda), ilustra muy bien el daño que hace ver el mundo a través de lentes ideológicos. Básicamente, condena a los equipos de beisbol profesional de los Estados Unidos por reclutar a chicos dominicanos a sus academias deportivas con base en promesas de riqueza y fama, ya que predeciblemente el 99% jamás llegará a las grandes ligas y se quedará pobre y sin una educación decente.
Léanlo con cuidado. De entrada, el autor nunca habla directamente con los administradores de las academias, los chicos inscritos ahí o sus familias. Tampoco ofrece pruebas que los chicos no reciben educación alguna ahí, al mismo tiempo que reconoce, con mucha reticencia, que sí ofrecen beneficios como una buena alimentación y lecciones de inglés
Pero asumamos, por un minuto, que en efecto los chicos no reciben educación formal ahí. En Estados Unidos, sería una tragedia, ya que un graduado del bachillerato probablemente ganará más que el ingreso esperado de una probabilidad de 1 en 1000 de ser jugador profesional y de 999/1000 de ser un trabajador sin calificaciones.
Pero en Dominicana las cosas no necesariamente funcionan así. Según UNESCO, sólo el 30% de los niños elegibles están inscritos en las escuelas secundarias. Y es muy probable que la educación que reciban ahí no sea precisamente de buena calidad. Por tanto, es muy probable que atender a una academia de beisbol sea una decisión perfectamente racional.
Lo triste es que no sabemos la respuesta gracias a que el autor está más interesado en condenar a este deporte profesional que en conocer la verdad.
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