viernes, octubre 28, 2005

La Suprema Corte

Ahora que vivo en Estados Unidos, he tenido la suerte observar de primera mano un intenso debate en torno al futuro de la Suprema Corte de este país. Como seguramente sabrán, hace unas semanas se abrieron dos vacantes. Una ya se llenó con un jurista ampliamente respetado: John Roberts. La otra sigue sin llenarse ante el retiro de una candidata nominada por George Bush, debido al universal rechazo que generó por su falta de calificaciones y antecedentes adecuados (entre otras cosas).

Como parte del proceso de aprobación de los candidatos, hay una gran discusión pública en torno a las grandes cuestiones judiciales del día e incluso sobre las diversas corrientes de pensamiento judicial. Va sin decir que Estados Unidos es único en cuanto al destacado papel público de su máxima corte (aunque esta institución también es muy importante en otros países).

Esto no sólo se debe a que emplea un sistema judicial consuetudinario (es decir, anglosajón o basado en precedentes) en donde la Suprema Corte es el tribunal de última instancia que decide casos importantes, sino también a la descentralización del poder en este país, algo que le confiere importancia adicional al máximo árbitro de disputas.

En todo caso, creo que este interés es saludable. A final de cuentas, que los ciudadanos estén enterados y al tanto de los grandes debates judiciales sólo puede ser positivo a largo plazo para la salud de la democracia.

Digo esto por mi experiencia en México y otros países. En mi patria, constantemente se habla de establecer un verdadero ?estado de derecho?. Este término se entiende como un sinónimo de hacer valer siempre la ley. Esto es loable y deseable, pero sólo si uno asume que las leyes son justas y están bien diseñadas y redactadas. Va sin decir que este no es el caso, empezando por la mismísima constitución. Creo que, en términos generales, sucede lo mismo en el resto de América Latina. Incluso en Europa hay una aceptación demasiado dócil de las resoluciones parlamentarias.

Antes de seguir, no quiero malas interpretaciones: hay muchas cosas que se pueden decir en contra de la Suprema Corte de Estados Unidos. De hecho, uno puede empezar por su aceptación incondicional de la discriminación racial por parte del estado durante casi un siglo. Lo que me gusta e interesa es más bien el interés y debate en torno a las leyes básicas y su interpretación.

Para no hacer esto demasiado largo, en los próximos días voy a discutir algunos puntos que me han llamado la atención, empezando por el debate en torno al papel verdadero de la Suprema Corte.

miércoles, octubre 26, 2005

La industria automotriz goza de buena salud

Este título parece sorprendente tomando en cuenta la quiebra de Delphi, el fabricante más grande de autopartes del mundo, y las pérdidas constantes de General Motors y Ford, la primera y tercera armadora de autos, respectivamente.

Pero notese que las empresas en cuestión son estadounidenses. Ofrecen autos grandes, poco eficientes y, salvo una que otra excepción, feos. A esto hay que agregar otros dos problemas importantes: tienen que pagar las pensiones y gastos médicos de sus trabajadores jubilados (costos que absorbe el gobierno en Europa y Japón) y su participación en los mercados asiáticos es limitada.

Respecto a este último punto, hay un dato interesante. En 1999, el 30% de los vehículos (autos, camiones y autobuses) del mundo se fabricaban en Asia. El año pasado, esa proporción subió a 38%.

martes, octubre 25, 2005

De clichés y estándares tecnológicos

La guerra entre el estándar Betamax de Sony y el estándar VHS de Matsushita para el dominio del mercado de videograbadoras en los años 80 es el ejemplo más claro y conocido del llamado "efecto de estándar" en donde una tecnología llega a dominar completamente un cierto mercado (VHS en este caso).

Por eso resulta increíble que dos décadas después se siga citando este ejemplo en contextos donde no viene al caso, como el que se describe en este artículo.

Un breve resumen:

Como era de esperarse, el alza en el precio de la gasolina está impulsando la demanda de automóbiles híbridos (que utilizan gasolina y electricidad para la propulsión). Hasta ahora, sólo Toyota, Honda y Ford ofrecen modelos de este tipo.

Aparentemente, es una tecnología cara tanto en términos de gasto de investigación como en términos de la fabricación de autos que la incorporan. Como resultado, hay interés entre las armadoras de autos para establecer alianzas con el objetivo de desarrollar estándares comunes para compartir los gastos fijos de desarrollo y facilitar las economías de escala necesarias para abatir el costo de los componentes requeridos para los motores híbridos.

Toyota, la empresa pionera en este ramo, ha promovido su estándar sin éxito. General Motors ya se alió con Daimler y BMW, mientras que Ford y Honda han declarado que seguirán su propio camino


¿En qué se parece esto a la batalla Beta vs. VHS? Bueno, pues me imagino que en ambos casos hay/había diferencias relevantes --aunque no dramáticas--entre los estándares disponibles. (Beta supuestamente tenía mejor calidad y VHS ofrecía cintas de mayor duración; en el caso de los híbridos no tengo la menor idea).

Pero la diferencia clave entre ambos casos es que en las videograbadoras el atractivo de cada estándar llegó a depender de cuántas personas lo habían adoptado. Esto se debe al impacto de la renta de videos: si en el local había más cintas de VHS, tenía sentido comprar una máquina de ese estándar. A su vez, la tienda decidía cuál tipo de cinta pedir según su percepción del número de personas con uno u otro estándar. Por tanto, una pequeña ventaja al inicio se podía traducir a un dominio abrumador.

Cabe notar que no sé por qué VHS estableció una ventaja, ya que si recuerdo bien, Beta salió primero.

Lo mismo sucede con la batalla entre Microsoft y Apple. La ventaja inicial de Windows, siempre más enfocado al segmento de negocios, donde había más PC's, aseguró su dominio casi absoluto (sólo podías leer/manipular archivos de máquinas con el mismo estándar que la tuya).

En el caso de los autos híbridos, no veo que exista ese efecto. Al tomar mi decisión, lo que me importa son las características de cada modelo (precio, kilometraje, apariencia, etc.) y no cuántas personas lo manejan. Esto cambiaría si, por ejemplo, cada estándar requeriría una mezcla única de combustible. Si ese fuera el caso, entonces la variable de disponibilidad de ese combustible entraría en la ecuación y aseguraría el eventual dominio del estándar más popular.

Claro, eso no quiere decir que esta cuestión sea irrelevante. La empresa que primero alcance niveles significativos de ventas (Toyota en este caso) podrá generar importantes economías de escala, que se podrían traducir en una ventaja de precios y así permitir que domine este mercado. Sin embargo, el hecho de que los híbridos cuesten entre 10 y 20% más que el mismo modelo con motor de gasolina significa que seguirá siendo un mercado de nicho y, por tanto, es difícil que surja un estándar dominante en el futuro previsible.

...ahora sí

Vaya, el anuncio previo de mi regreso fue un tanto prematuro. Justo cuando pensaba que tenía el tiempo y la energía para seguir con esto....pues ya se imaginarán. Mi proceso de adaptación después de mi reciente mudanza está resultando mucho más duro de lo que esperaba. Pero extraño escribir. Así que va otro intento que espero sea más duradero que el último.