Nunca me deja de asombrar cómo cierta información importante ronda en los márgenes durante meses hasta que repentinamente aparece como huracán en el radar de todos. Tal es el caso del dólar y de los desequilibrios en la economÃa estadounidense.
En los noventas, la economÃa de ese paÃs registró un crecimiento impresionante (casi 4% real anual en promedio). Todo mundo tenÃa la impresión que esto se debÃa fundamentalmente al alza en la inversión, producto de la euforia tecnológica de esa época. Sin embargo, resulta que lo que más creció fue el consumo. De esa forma, una parte creciente de la inversión fue financiada con capital extranjero, ya que los estadounidenses decidieron que si bien les encantaba adquirir equipo tecnológico con abandono, serÃan otros los que pagarÃan la cuenta. Incluso las mismas empresas, observando cómo el precio de sus acciones subÃa irracionalmente, decidieron apalancarse, tanto para financiar su expansión como recomprar masivamente sus propias acciones (elevando asà el valor de las opciones de sus directivos).
En otras palabras, el ahorro bajó y cada vez se tuvo que recurrir más a la inversión extranjera para financiar el milagro tecnológico y el consumo. Tras la caÃda de las valuaciones bursátiles, quedó claro que esto no era sostenible. Con una población que envejece y nuevos requerimientos de gasto por concepto de seguridad, los estadounidenses no podÃan seguir dándose una vida tan buena (consumiendo e invirtiendo mucho sin ahorrar), alentados por un patrimonio creciente (esto debido al alza de los bienes raÃces y los bonos, contrarrestando la caÃda de las acciones). Va sin decir que ese ajuste sigue sin darse. Algunos analistas, como Stephen Roach de Morgan Stanley, han argumentado eso durante años, señalando que tarde o temprano se iba a imponer la gravedad. El mismo gobierno estadounidense ha hecho todo lo posible para asegurar que los buenos tiempos continúen, elevando irresponsablemente el gasto.
Este juego podÃa seguir siempre y cuando los extranjeros siguieran financiando the american way. Tomando en cuenta el mal estado de las economÃas europeas y de Japón, financiar a los estadounidenses no sonaba tan mal. Pero todo tiene su lÃmite. Desde el año pasado, colapsó la inversión directa y la inversión en acciones, las más sensibles a la confianza. Los flujos --cada vez mayores-- se concentran en renta fija y, dentro de ella, cada vez más en instrumentos de corto plazo.
Si los estadounidenses no planean corregir sus desequilibrios, la única forma de hacerlo será a través de un ajuste externo. En otras palabras, el cese de flujos extranjeros, lo cual tendrá un impacto directo en el dólar. Uno no necesita ser un genio financiero para darse cuenta que una caÃda fuerte en la principal divisa del planeta puede, si es abrupta, tener importantes efectos desestabilizadores.
Regresando al punto original, estas ideas llevan en el aire muchos meses. Pero desde la junta del G-7, cuando las principales economÃas del planeta --incluyendo a Estados Unidos-respaldaron tácitamente una caÃda en el dólar, todo mundo está temblando.
Recomiendo mucho leer un artÃculo de Martin Wolf que aparece en el Financial Times (www.ft.com). Ofrece un resumen muy bueno de toda esta situación.
martes, septiembre 30, 2003
viernes, septiembre 26, 2003
Otro motivo más por el cual la reforma fiscal es necesaria....
Desde que tengo memoria, todo mundo sabe que el gobierno necesita recaudar más impuestos. Actualmente, los pagos de impuestos representan menos de 15% del PIB, lo cual nos pone a la par de luminarias como Paraguay y Honduras. La lista de necesidades del paÃs es inmensa: educación, infraestructura, etc. Pero por más que se hable del tema, no pasa nada. Las últimas noticias indican que las probabilidades de que se aprueben cambios importantes en materia fiscal son casi nulas. Ahora tendremos que esperar a la Convención Nacional Hacendaria, que supuestamente tomará lugar a principios del 2004, para que existan los acuerdos necesarios. Claro, nadie asegura que los habrá.
La demora representa un costo, no sólo en dinero. Por ejemplo, sin reforma fiscal no podrá haber reforma energética. Basta recordar que tanto Pemex, CFE y LyFC necesitan miles de millones de dólares simplemente para modernizarse, y otros tantos para seguirle el paso al crecimiento de la demanda. Como no se van a privatizar, ese dinero tendrá que salir de las aportaciones que hacen a la hacienda pública. Por razones obvias, ese hueco tendrá que ser tapado con una mayor recaudación.
Este tema da para mucho. Hoy se publicó un editorial de Carlos Elizondo, rector del CIDE, en Reforma que nos recuerda otra arista del problema: el marco fiscal está lleno de disparidades, en la forma de exenciones, regÃmenes especiales, etc. No sólo eso: cada vez que puede, el poder judicial está desechando partes de él por violar el principio constitucional de proporcionalidad y equidad. En otras palabras, se necesita un marco jurÃdico más sólido y parejo, lo cual implica que la reforma es necesaria incluso si se deja a un lado el tema de la recaudación.
La demora representa un costo, no sólo en dinero. Por ejemplo, sin reforma fiscal no podrá haber reforma energética. Basta recordar que tanto Pemex, CFE y LyFC necesitan miles de millones de dólares simplemente para modernizarse, y otros tantos para seguirle el paso al crecimiento de la demanda. Como no se van a privatizar, ese dinero tendrá que salir de las aportaciones que hacen a la hacienda pública. Por razones obvias, ese hueco tendrá que ser tapado con una mayor recaudación.
Este tema da para mucho. Hoy se publicó un editorial de Carlos Elizondo, rector del CIDE, en Reforma que nos recuerda otra arista del problema: el marco fiscal está lleno de disparidades, en la forma de exenciones, regÃmenes especiales, etc. No sólo eso: cada vez que puede, el poder judicial está desechando partes de él por violar el principio constitucional de proporcionalidad y equidad. En otras palabras, se necesita un marco jurÃdico más sólido y parejo, lo cual implica que la reforma es necesaria incluso si se deja a un lado el tema de la recaudación.
FrankenComida - Las locuras de las ONG
Las organizaciones no gubernamentales (ONG) tienen una imagen buena, casi angelical, en la opinión pública y los medios. Esto es hasta cierto punto entendible, ya que están a favor de la "paz", "derechos indÃgenas" y el "medio ambiente", "derechos humanos", etc. ¿Quién podrÃa estar en contra de todas esas cosas?
El problema es que rara vez reciben escrutinio crÃtico. Es casi como si criticarlas fuera el equivalente de insultar a tu propia abuelita. Esto me molesta. Muchas ONG en realidad terminan haciendo mucho daño, tomando posiciones radicales sin fundamentos lógicos. Uno de los ámbitos donde más se da esto es el medio ambiente.
Por ejemplo, prácticamente todas las ONG ambientalistas están en contra de los alimentos genéticamente modificados (GM). Esto a pesar de que tienen el potencial para mejorar el estado alimenticio de los paÃses más pobres y, al elevar la productividad, pueden incluso mejorar el medio ambiente.
¿Cómo? De entrada, muchos cultivos GM requieren un uso menos intensivo de pesticidas y herbicidas, los cuales son extremadamente nocivos. Además, al elevar el rendimiento por hectárea, sobre todo en tierras erosionadas o con alto contenido salino, evitan que los campesinos busquen tierra de cultivo en áreas econológicamente vulnerables, como la selva tropical.
Cierto, hay peligros y toda persona racional quiere que haya supervisión y control estatal, incluyendo pruebas intensivas para ver si esos cultivos son seguros (tal como sucede con las medicinas). En otras palabras, es cuestión de pesar los riesgos contra los beneficios.
No obstante, Greenpeace y otras ONG (sobre todo europeas) quieren que los cultivos GM sean prohÃbidos tajantemente. Total, ellas vienen del norte industrializado, donde todos están (incluso demasiado) bien alimentados. El verdadero escándalo es que quieren imponer su punto de vista irracional al tercer mundo, donde los cultivos GM pueden generar enormes beneficios.
En fin, estas reflexiones están basadas en una excelente nota (en inglés) que fue publicada en The Atlantic. Léanla.
El problema es que rara vez reciben escrutinio crÃtico. Es casi como si criticarlas fuera el equivalente de insultar a tu propia abuelita. Esto me molesta. Muchas ONG en realidad terminan haciendo mucho daño, tomando posiciones radicales sin fundamentos lógicos. Uno de los ámbitos donde más se da esto es el medio ambiente.
Por ejemplo, prácticamente todas las ONG ambientalistas están en contra de los alimentos genéticamente modificados (GM). Esto a pesar de que tienen el potencial para mejorar el estado alimenticio de los paÃses más pobres y, al elevar la productividad, pueden incluso mejorar el medio ambiente.
¿Cómo? De entrada, muchos cultivos GM requieren un uso menos intensivo de pesticidas y herbicidas, los cuales son extremadamente nocivos. Además, al elevar el rendimiento por hectárea, sobre todo en tierras erosionadas o con alto contenido salino, evitan que los campesinos busquen tierra de cultivo en áreas econológicamente vulnerables, como la selva tropical.
Cierto, hay peligros y toda persona racional quiere que haya supervisión y control estatal, incluyendo pruebas intensivas para ver si esos cultivos son seguros (tal como sucede con las medicinas). En otras palabras, es cuestión de pesar los riesgos contra los beneficios.
No obstante, Greenpeace y otras ONG (sobre todo europeas) quieren que los cultivos GM sean prohÃbidos tajantemente. Total, ellas vienen del norte industrializado, donde todos están (incluso demasiado) bien alimentados. El verdadero escándalo es que quieren imponer su punto de vista irracional al tercer mundo, donde los cultivos GM pueden generar enormes beneficios.
En fin, estas reflexiones están basadas en una excelente nota (en inglés) que fue publicada en The Atlantic. Léanla.
Remesas - Buenas noticias
Los medios y la oposición critican sin cesar a la administración de Vicente Fox por no haber alcanzado un acuerdo migratorio. Esto es bastante injusto, aunque indudablemente la relación con EUA no se ha manejado óptimamente.
Pero no me cabe duda que Fox ha trabajado muy bien para avanzar pese a la falta de un acuerdo grande. De entrada, el gobierno ha hecho mucho para reducir los costos de envÃos de dinero entre México y Estados Unidos, los cuales solÃan representar más del 10% del monto total. Hoy dÃa han bajado en algunos casos a 1%. Además, es impactante el éxito alcanzado para promover la aceptación de la matrÃcula consular en EUA. Esto a permitido que los indocumentados tengan acceso por primera vez a servicios bancarios formales. Como resultado, el envÃo de remesas se ha disparado.
Esta nota ofrece otra muestra de los avances.
Pero no me cabe duda que Fox ha trabajado muy bien para avanzar pese a la falta de un acuerdo grande. De entrada, el gobierno ha hecho mucho para reducir los costos de envÃos de dinero entre México y Estados Unidos, los cuales solÃan representar más del 10% del monto total. Hoy dÃa han bajado en algunos casos a 1%. Además, es impactante el éxito alcanzado para promover la aceptación de la matrÃcula consular en EUA. Esto a permitido que los indocumentados tengan acceso por primera vez a servicios bancarios formales. Como resultado, el envÃo de remesas se ha disparado.
Esta nota ofrece otra muestra de los avances.
Más sobre China...
Uno de los aspectos más preocupantes en torno a la histeria sobre la fortaleza comercial de China es que el surgimiento de sus exportaciones está generando presiones proteccionistas en diversos paÃses.
Esto no es nuevo. De hecho, recuerda al pánico que exisitÃa en torno a Japón en los años ochenta (¿alguién se acuerda?). Tal como sucedió con Japón en el pasado, el congreso estadounisense está amenazando con introducir legislación para aumentar las barreras comerciales a las importaciones chinas. Stephen Roach de Morgan Stanley presenta un panorama verdaderamente preocupante sobre este fenómeno.
Normalmente, esto no serÃa demasiado preocupante. Pero a una semana del colapso de las pláticas de la OMC para liberalizar el comercio, puede ser un augurio de un resurgimiento del proteccionismo, algo que causarÃa enorme daño a la economÃa mundial en general y a México, donde el comercio internacional representa más de 30% del Producto Interno Bruto.
Uno de los aspectos más preocupantes en torno a la histeria sobre la fortaleza comercial de China es que el surgimiento de sus exportaciones está generando presiones proteccionistas en diversos paÃses.
Esto no es nuevo. De hecho, recuerda al pánico que exisitÃa en torno a Japón en los años ochenta (¿alguién se acuerda?). Tal como sucedió con Japón en el pasado, el congreso estadounisense está amenazando con introducir legislación para aumentar las barreras comerciales a las importaciones chinas. Stephen Roach de Morgan Stanley presenta un panorama verdaderamente preocupante sobre este fenómeno.
Normalmente, esto no serÃa demasiado preocupante. Pero a una semana del colapso de las pláticas de la OMC para liberalizar el comercio, puede ser un augurio de un resurgimiento del proteccionismo, algo que causarÃa enorme daño a la economÃa mundial en general y a México, donde el comercio internacional representa más de 30% del Producto Interno Bruto.
La amenaza amarilla....
Desde hace tiempo me llama la atención el tema de China. Es impresionante cómo en cuestión de un año pasó de ser un tópcio cubierto sólo por la prensa especializada a una de los temas centrales de la agenda económica de buena parte de los paÃses de la tierra.
No es para menos. En 20 años, el gigante asiático pasó de ser un reino hermitaño a una de las principales economÃas del planeta. Los datos hablan por sà mismos: sus exportaciones crecen a una tasa de 30% anual y su economÃa a más de 7% anual real.
Sin duda, se trata de una de las grandes historias de éxito económico, una que ha mejorado el nivel de vida de cientos de millones de personas. Como tal, el éxito de China es algo que todos debemos celebrar.
No obstante, el resurgimiento económico de China (nota: sÃ, resurgimiento, ya que hasta el s. XIX era por mucho la economÃa más grande del planeta) está causando tensiones. De México a la India, pasando por Estados Unidos, Japón, etc., esa nación es acusada de devastar la planta industrial del resto del mundo, atrayendo inversión y trabajos mediante salarios bajos y un tipo de cambio subvaluado.
Como todo mito, en el fondo tiene una base real. La verdad es mucho más compleja. La enorme pérdida de trabajos industriales en México y EUA se puede atribuir más a los increÃbles avances en productividad y a la desaceleración de la demanda de fines del 2000 en adelante que a la competencia china.
De hecho, si uno revisa los datos, las importaciones de productos chinos --que crecen a tasas de 30% + en EUA y 40%+ en México--en realidad sólo está desplazando a las importaciones de otras naciones asiáticas. En México, las importaciones totales de Asia registraron prácticamente nulo crecimiento en el primer semestre, por debajo del promedio general.
En fin, este tema da mucho de qué hablar y regresaré a él constantemente no sólo por su importancia --la presión que el G-7 está ejerciendo para que el yuan se revalúe es muestra suficiente--sino porque en los medios se trata con una superficialidad pasmosa.
Desde hace tiempo me llama la atención el tema de China. Es impresionante cómo en cuestión de un año pasó de ser un tópcio cubierto sólo por la prensa especializada a una de los temas centrales de la agenda económica de buena parte de los paÃses de la tierra.
No es para menos. En 20 años, el gigante asiático pasó de ser un reino hermitaño a una de las principales economÃas del planeta. Los datos hablan por sà mismos: sus exportaciones crecen a una tasa de 30% anual y su economÃa a más de 7% anual real.
Sin duda, se trata de una de las grandes historias de éxito económico, una que ha mejorado el nivel de vida de cientos de millones de personas. Como tal, el éxito de China es algo que todos debemos celebrar.
No obstante, el resurgimiento económico de China (nota: sÃ, resurgimiento, ya que hasta el s. XIX era por mucho la economÃa más grande del planeta) está causando tensiones. De México a la India, pasando por Estados Unidos, Japón, etc., esa nación es acusada de devastar la planta industrial del resto del mundo, atrayendo inversión y trabajos mediante salarios bajos y un tipo de cambio subvaluado.
Como todo mito, en el fondo tiene una base real. La verdad es mucho más compleja. La enorme pérdida de trabajos industriales en México y EUA se puede atribuir más a los increÃbles avances en productividad y a la desaceleración de la demanda de fines del 2000 en adelante que a la competencia china.
De hecho, si uno revisa los datos, las importaciones de productos chinos --que crecen a tasas de 30% + en EUA y 40%+ en México--en realidad sólo está desplazando a las importaciones de otras naciones asiáticas. En México, las importaciones totales de Asia registraron prácticamente nulo crecimiento en el primer semestre, por debajo del promedio general.
En fin, este tema da mucho de qué hablar y regresaré a él constantemente no sólo por su importancia --la presión que el G-7 está ejerciendo para que el yuan se revalúe es muestra suficiente--sino porque en los medios se trata con una superficialidad pasmosa.
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