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viernes, octubre 19, 2007

A 20 años del crack bursátil de 1987

La caída de 20.5% en el índice S&P 500 el 19 de octubre de 1987 se mantiene como la segunda peor contracción en un día en los anales bursátiles de Estados Unidos. Sin embargo, su impacto a mediano y largo plazo fue menor, a diferencia de la caída de camara lenta entre 2000 y 2002.

En 1987, el movimiento de pico a fondo del S&P 500 fue de 33.5%, mientras que en el periodo 2000 a 2002 fue de 49% (en este lapso la mayor baja en un día fue menor al 6%).

Todavía se debaten las causas. Algunos culpan a las expectativas de caídas en el dólar por la falta de acuerdos en el G7 (¿suena familiar?) y al empleo de estrategias automatizadas de manejo de cartera idénticas por muchos agentes.

En todo caso, el impacto macro fue menor, en parte por la oportuna intervención de la Reserva Federal a cargo del entonces novato Alan Greenspan. El crecimiento del PIB estadounidense bajó apenas de 3.5% en 1986 a 3.4% en 1987. Contrastan estas cifras con la baja en el ritmo de expansión de 3.7% en 2000 a 0.8% en 2001 y 1.6% en 2002.

¿Por qué fue menor el impacto? Hay dos motivos. Uno, que el desequilibrio en los años ochenta fue menor. Si bien la apreciación promedio anual en los cinco años previos al pico del ciclo fue de 24.4% en 87 contra 22.9% en 2000, la razón precio a utilidad por acción (P/U) era de 20 veces a mediados de 87 contra 30.5 veces al cierre de 1999.

Asimismo, en los ochentas el mercado de acciones simplemente no tenía el mismo peso y, por tanto, no incidía tanto en las decisiones de consumo e inversión. Basta notar que el valor de mercado de las empresas en bolsa era equivalente a 60% del PIB en 1986, contra el 110% observado en 1999.

A diferencia de Estados Unidos, el impacto del crack de 1987 en México fue mayor. Por un lado, la apreciación de las acciones fue mucho mayor: en los cinco años a septiembre de 1987, el valor de las acciones aumentó a una tasa real anual de 90 por ciento en promedio. De hecho, sólo en los doce meses previos el IPyC subió 411 por ciento. Esto fue fomentado por las tasas de interés reales negativas en el mercado bancario y de dinero. Consecuentemente, la caída fue brutal, ya que se acumuló una pérdida de 77 por ciento entre septiembre y diciembre de 1987. La única caída comprable es la contracción de 45 por ciento real entre noviembre de 1994 y febrero de 1995.

Es difícil discernir el impacto del crack en la economía mexicana por el de por sí difícil panorama macroeconómico de esos años. Pero un resultado evidente fue un profundo y duradero daño a la imagen del mercado de capitales nacional, con el consecuente retiro de de una parte importante de la base de inversionistas. Según datos de Nafin, entre 1987 y 1991 el número de cuentas en casas de bolsa cayó de 391,000 a 160,000 (hoy día apenas llega a 184 mil cuentas).

martes, noviembre 14, 2006

¿El fin del boom bursátil en México?

Hace unas semanas los medios estadounidenses destacaron que el índice Dow Jones había, por fin, rebasado el nivel máximo alcanzado en el pico del boom a principios del 2000. (De hecho, índices más relevantes, como el S&P 500 todavía no han rebasado ese nivel). Pues bien, el índice del mercado mexicano está a un nivel aproximadamente 3 veces superior comparado con su máximo en el 2000.

La pregunta es si la fiesta está por llegar a su fin. En este artículo se presenta el caso pesimista. Concretamente, se destaca que otros mercados emergentes presentan valuaciones más bajas (aunque con un P/U de 14.5 veces el mercado mexicano no está particularmente caro, ya que el de EUA cotiza a +/- 18 veces).

martes, octubre 31, 2006

Y las ganancias siguen creciendo....

¿Qué factores explican el alza de casi 50% del precio promedio de las acciones mexicanas en los últimos 12 meses? Bien, ciertamente la entrada de capitales foraneos ayuda, impulsada por la fuerte corriente diversificadora del momento. Pero también hay que destacar el notable crecimiento de las utilidades corporativas.