La triste situación en Nueva Orleans sigue siendo el tema del día. Muchas personas se preguntan qué sucederá con esa ciudad: ¿volverá a tener su vitalidad previa? ¿vale la pena construir en un lugar tan peligroso? etc.
En lo personal, creo que hay demasiado pesimismo, como naturalmente sucede después de toda tragedia. La mayoría de las ciudades o zonas afectadas por desastres naturales de alguna u otra forma se recuperan y en un espacio de tiempo sorporendentemente corto.
Simplemente hay que pensar en lo que muchos consideran como algo mil veces más terrible que una inundación masiva: un accidente nuclear.
Según este artículo sobre un informe de la ONU en torno a Chernobyl, resulta que las predicciones sobre los daños humanos fueron demasiado pesimistas, pero por órdenes de magnitud (sin despreciar la magnitud del accidente, que no fue menor). De hecho, los expertos que elaboraron el informe recomiendan reducir la intensa vigilancia médica a la población afectada, ya que esta lleva a niveles altos de estrés y fatalismo.
En otras palabras, resulta que el miedo es mucho más dañino que la misma radiación.
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