Buen artículo del NY Times que ilustra muy bien la problemática de América Latina a través de la historia de la empresa que maneja la distribución de agua en Cochabamba.
En efecto, no funcionó en manos estatales, no funcionó privatizada y no está funcionando bajo administración "comunitaria".
En este rincón del mundo, el problema fundamental no es el modelo económico a seguir, sino la la incapacidad de alcanzar una mínima cohesión social y política. Sobre eso, los economistas tenemos muy poco que decir.....pero hasta donde he visto otras disciplinas tampoco lo están abordando.
jueves, diciembre 15, 2005
martes, diciembre 13, 2005
El mejor emperador que ha tenido México
S.M. Norton I, Emperador de Estados Unidos y Protector de México.
En una de esas, quizá fue el mejor gobernante que hemos tenido.
En una de esas, quizá fue el mejor gobernante que hemos tenido.
martes, diciembre 06, 2005
La inutilidad de los sueños bolivarianos
Desde los tiempos de Simón Bolivar, la integración de América Latina ha sido un proyecto apoyado por muchos en el plano abstacto y por muy pocos en la práctica. No obstante, en los últimos años se han prsentado avances notables en el ámbito comercial, entre los que destaca la formación de Mercosur, la revitalización del Pacto Andino y la firma de diversos tratados de libre comercio (México los tiene con Chile, Colombia, Venezuela y Costa Rica, por citar algunos ejemplos).
Estas modestas iniciativas despertaron ambiciones mayores. Por un lado, Estados Unidos promueve la idea de un pacto general para todo el continente, que de alguna forma elimine la necesidad de una apertura gradual y desigual mediante pactos bilaterales (el famoso ALCA). Por otro lado, Hugo Chávez está agitando a favor de una alternativa (nadie sabe con precisión qué tiene en mente, empezando por él mismo) centrada en América Latina.
A estas alturas, todo mundo debe saber que cualquier idea promovida por Chávez probablemente no es muy buena (salvo para sus sueños megalómanos). Y, en efecto, promover un área de libre comercio centrada exclusivamente en América Latina no aportaría grandes beneficios.
El motivo es sencillo. A largo plazo, lo único que importa en materia económica es impulsar el crecimiento de la productividad para elevar el estándar de vida de la población (sí, simplifico demasiado, pero dejemos a las cuestiones de libertad a un lado). El libre comercio promueve esto al fomentar la especialización, al dar pie a mayores economías de escala y al imponer la disciplina de la competencia. En ese sentido, es claro que un país se beneficiará en mayor grado entre más grande sea el mercado externo al que tenga acceso.
América Latina y el Caribe sólo aportan el 5% del PIB mundial (México y Brasil por sí mismos aportan más de la mitad de ese total). Dicho de otra forma, los beneficios de la integración regional serían bajos (aunque no inexistentes). El caso de Mercosur, que analizo a detalle en esta nota, confirma este punto a creces.
Por tanto, el ALCA promovido por Estados Unidos tiene mucho más sentido económico. ¿Por qué no recibe más apoyo? Hay varios motivos. Por un lado, México no lo promueve con mucho entusiasmo porque siente que incrementaría la competencia para sus productos, que actualmente tienen acceso preferencial al mercado estadounidense. Por el otro, Brasil da la impresión que prefiere ser cabeza de ratón (Mercosur) que cola de león, además de que su planta industrial siempre ha resistido la apertura comercial.
Estas modestas iniciativas despertaron ambiciones mayores. Por un lado, Estados Unidos promueve la idea de un pacto general para todo el continente, que de alguna forma elimine la necesidad de una apertura gradual y desigual mediante pactos bilaterales (el famoso ALCA). Por otro lado, Hugo Chávez está agitando a favor de una alternativa (nadie sabe con precisión qué tiene en mente, empezando por él mismo) centrada en América Latina.
A estas alturas, todo mundo debe saber que cualquier idea promovida por Chávez probablemente no es muy buena (salvo para sus sueños megalómanos). Y, en efecto, promover un área de libre comercio centrada exclusivamente en América Latina no aportaría grandes beneficios.
El motivo es sencillo. A largo plazo, lo único que importa en materia económica es impulsar el crecimiento de la productividad para elevar el estándar de vida de la población (sí, simplifico demasiado, pero dejemos a las cuestiones de libertad a un lado). El libre comercio promueve esto al fomentar la especialización, al dar pie a mayores economías de escala y al imponer la disciplina de la competencia. En ese sentido, es claro que un país se beneficiará en mayor grado entre más grande sea el mercado externo al que tenga acceso.
América Latina y el Caribe sólo aportan el 5% del PIB mundial (México y Brasil por sí mismos aportan más de la mitad de ese total). Dicho de otra forma, los beneficios de la integración regional serían bajos (aunque no inexistentes). El caso de Mercosur, que analizo a detalle en esta nota, confirma este punto a creces.
Por tanto, el ALCA promovido por Estados Unidos tiene mucho más sentido económico. ¿Por qué no recibe más apoyo? Hay varios motivos. Por un lado, México no lo promueve con mucho entusiasmo porque siente que incrementaría la competencia para sus productos, que actualmente tienen acceso preferencial al mercado estadounidense. Por el otro, Brasil da la impresión que prefiere ser cabeza de ratón (Mercosur) que cola de león, además de que su planta industrial siempre ha resistido la apertura comercial.
lunes, diciembre 05, 2005
Pobre México
Hoy se publicaron un par de columnas que ilustran muy bien el carácter de dos candidatos para la presidencia: Andrés López Obrador y Roberto Madrazo.
Que dos de los tres candidatos presidenciales sean personajes simple y sencillamente inaceptables muestra cómo México todavía tiene enormes fallas estructurales en todos los ámbitos. Si uno de estos nefastos personajes gana las elecciones, sería motivo para (casi) perder toda esperanza que el país pueda avanzar.
Que dos de los tres candidatos presidenciales sean personajes simple y sencillamente inaceptables muestra cómo México todavía tiene enormes fallas estructurales en todos los ámbitos. Si uno de estos nefastos personajes gana las elecciones, sería motivo para (casi) perder toda esperanza que el país pueda avanzar.
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