domingo, noviembre 09, 2003

Cine mexicano: lamentos injustificados

En el presupuesto presentado por el ejecutivo, se incluye una propuesta para privatizar al Instituto Mexicano de la Cinematografía y a los Estudios Churubusco. Cito algunas reacciones que se mencionan en la nota periodística:
-"nunca antes alguien se había atrevido a 'acabar con la cultura de nuestro pueblo'"
- "no le están quitando nada al cine sino al pueblo de México, que se verá sometido a vivir 'en la obscuridad' si se permite que 'cosas como éstas sucedan'"

Con la salvedad de conocer a fondo la propuesta del gobierno, en prinicpio no me parece mala. ¿Cuántas peliculas de buena calidad ha producido el cine mexicano en las últimas décadas? La verdad, ninguna extraordinaria y una que otra decente (como Cronos). A mi parecer, incluso éxitos relativos como "Y tu mamá también" y "Amores perros" fueron mediocridades (si a caso) sobrevaloradas. Al 90% del pueblo mexicano le pasan de noche esas producciones producidas por y para la pequeñia burguesía pseudo-intelectualoide.

Recordemos: la época de gloria del cine mexicano se presentó cuando el estado no tenía nada que ver con esa industria. 50 años de intervención sólo han empeorado la situación (algo que también se puede decir de buena parte del cine europeo). El dinero gastado en subsidiar al cine ciertamente puede ser mejor empleado en otras áreas, incluyendo el ámbito cultural (en lo personal, prefiero que se subsidien libros).

Creo que el estado puede tener un papel importante en esa industria: por ejemplo, puede ofrecer ventajas fiscales y promover instituciones como la Cineteca Nacional (¿qué tal hacer más cinetecas en provincia?). Pero mantener a sindicatos corruptos, directores de segunda y actores mediocres --que son los que predeciblemente aullan ahora--no es un buen uso de los fondos públicos. Las figuras más destacadas del cine mexicano (Alfonso Cuarón, Guillermo del Toro e incluso Salmita) son aquellos que trabajan fuera del país y deben ofrecer ideas y talento para sacar adelante proyectos competitivos que le interesen al público. Esto último no es una prioridad para el medio cinematógráfico nacional (¿qué me importa lo que quiera el público si papá gobierno me tiene y mantiene?), lo cual explica su fracaso.

Este tema me interesa y regresaré a él.

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